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Los futbolistas del Athletic celebran el pase a la final. REUTERS
Marcelino y su balada alegre de trompeta
El Informe | Athletic Club

Marcelino y su balada alegre de trompeta

¿Qué hay de nuevo? ·

El club decidió dar un giro a la temporada y apostar por un técnico que lo metió en una nueva final de Copa y lo hizo campeón de la Supercopa

Fran Rodríguez

Granada

Sábado, 6 de marzo 2021, 23:22

«Hola, soy Marcelino García Toral y soluciono problemas». Esa debe ser la tarjeta del ahora técnico del Athletic Club, un entrenador metódico, aferrado a un esquema y a una idea de juego que siempre, en casi cualquier contexto, ha acabado fructificando. Le costó algo más en Valencia, donde, tras unos meses de adaptación, volvió a meter a los ches en Champions y les hizo campeones de Copa. Su salida es aún hoy día una tragedia en Mestalla. Lo que ninguno esperaba es que, en Navidad, asumiera las riendas del Athletic. Los vascos dijeron adiós con todo el dolor de su alma a Garitano, con el que los problemas lejos de solucionarse se multiplicaban.

LAS CLAVES

  • El eNTRENADOR MARCELINO | Resultados sorprendentes en tiempo récord. Eso ofrece este técnico, que dejó Valencia por una guerra institucional y ya está dando títulos al club bilbaíno.

  • EL SISTEmA 4-4-2 | El 4-4-2 y Marcelino son inseparables. Un esquema que potencia su idea de equipo rocoso atrás, con dos líneas bien fijadas y muy dañino con el balón. Las bandas son la clave y con él Yuri sonríe de nuevo.

  • el hombre gol RAÚL GARCÍA | En su peor temporada, por aquel mal inicio con Garitano que le valió incluso la suplencia, Raúl García sigue siendo aún así el máximo goleador de curso. Un especialista de cabeza y en los penaltis. Saca de quicio a los rivales.

El entrenador no encontraba el esquema, no daba solución a la posición de Muniain, no potenciaba a las vacas sagradas del vestuario rojiblanco y tampoco terminaba de potenciar a los nuevos cachorros de la manada. El equipo sufría en la parte media-baja de la tabla y el crédito se le acabó. Se destituyó a Garitano días después de ganar al Elche y resultó todo un acierto. Sobre todo por la elección de su sustituto.

Marcelino llegó a Lezama con un plan perfectamente concretado. Despejando todas las dudas en apenas una sesión, incrustando todas las incógnitas de la plantilla vasca en la certeza de su 4-4-2, asentando la defensa, curando las alas de los jugadores de banda, consolidando al fin un centro del campo, desempolvando la pizarra y recuperando la mejor versión de jugadores como Muniain y Raúl García. Solo unos días hicieron falta para ver que aquella composición de Garitano triste y gótica, más propia del cine de Álex de la Iglesia que del fútbol, iba a dar paso a una colorida trama de finales y títulos. De carreras por la banda con los brazos en alto.

El Athletic de Marcelino fue campeón prematuro. A los pocos días de asumir el control del equipo, se plantó en Andalucía para esa Supercopa a cuatro en la que sorprendió al Madrid y forzó la prórroga al Barcelona en una final que parecía culé. El título se les escapó a los de Koeman en el descuento y no pudieron sino aplaudir el chicharro de Williams en el tiempo extra. Villalibre calentó el labio y sacó la trompeta.

Pero no sería la última vez. Esta misma semana, los leones dieron un nuevo zarpazo a la competición que más disfrutan, la Copa. Si hace casi justo un año dejaban en la cuneta al Granada, este curso fue la otra sorpresa del torneo, el Levante, la víctima para un hito histórico. Van a jugar dos finales de Copa del Rey en apenas dos semanas. Nuevo solo de trompeta para Villalibre, al que se le acumulan los goles y los conciertos en el improvisado festival 'indie' del fútbol nacional.

En Liga, el Athletic también ha dado un paso adelante y, a pesar de verse lastrado por esa aventura copera, ha sumado más alegrías que en la tormentosa primera vuelta. De momento, ya se ha reenganchado al vagón de aspirante a Europa. No es sencillo, pero tampoco imposible.

Unai Simón vuelve a tener cierta seguridad con un Yuri repuesto tras sus duras secuelas de la covid-19 y la resurrección de De Marcos en la derecha –ya sea de lateral o de extremo–. Yeray crece inadvertido por muchos expertos, a la sombra de un Iñigo Martínez que no estará hoy.

La gran aparición es Vencedor, que ha comido la tostada a otros jóvenes como Morcillo o Sancet. La manija la llevan Unai López y Dani García. Muniain retoma el papel de su juventud, percutidor por banda con Berenguer en la otra orilla. Arriba, la pelea incansable de Raúl García y la velocidad aún falta de gol de Williams. Villalibre, mientras, ensaya una balada de trompeta para las finales de abril. Era triste con De la Iglesia y desafinada con Garitano, pero alegre con Marcelino.

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