Un nefasto arbitraje empaña el triunfo de un Recre en ascenso

El Recreativo Granada no quiso dejar pasar mucho tiempo para apretar arriba. Ni siquiera dio la cortesía al Yeclano de tantearse, sino que ejerció presión alta y una intensidad desmedida que no podría soportar demasiado rato. No tuvo un efecto inmediato el empuje, mucho más sutil y próspero al final de los primeros 45 minutos que en el desenfrenado inicio de los de Milla. De hecho, sólo se saldó con una falta lanzada por Eu que Iván no logró atrapar de primeras. Samu tampoco recogió el rechace.

En el delantero de moda, el espigado Omorodion, estaba la llave de un partido que al cuarto de hora pasó a ser de tímido dominio visitante. Los verdes, aunque algo imprecisos y sin demasiada profundidad, fueron avanzando líneas y secando por momentos a Martín Solar. Por suerte, las contras visitantes no resquebrajaron el centro de la dupla formada por Miki y Diego López, infranqueable.

En cambio, los balones en largo de los centrales rojiblancos, que surgieron casi por obligación, sí hicieron daño gracias a la voracidad de Samu. El punta engullía metros y sacaba ventajas improbables a sus marcadores en cada carrera. No midió Iván bien uno de esos envíos, que se frenó por el viento y dejó a Samu con un balón botando y el meta lejos de su zona segura. El recreativista tiró un globo tan lleno de lógica como falto de fuerza y al meta le dio tiempo a volver sobre sus pasos y bajar del aire el intento de vaselina.

Parecía que el primer tiempo llegaba a su fin con poco peligro. Si acaso, por destacar pasajes, un testarazo forzado de Bautista para el Yeclano que salió alto y que Julito, en el otro área, calcó. La igualdad hacía inteligente la apuesta por el 0-0 al descanso, pero los genios no sólo cumplen deseos, también tienen los suyos propios. Y el de Samu era romper los guiones con una jugada de pillo. Carles Pérez se dio la vuelta, escapó de su par y tocó para Da Costa. Quirúrgico, filtró por el centro para Samu, que se estiró lo indecible para alcanzar el balón. Diego Ruiz, hasta entonces aprobado con alta nota, se lanzó desesperado al verde y trabó al nazarí. Penalti claro que Solar puso cerca del poste, lejos de Iván para el 1-0. Tras la alegría, silbatazo.

Si psicológico fue el final del primer acto, el principio del siguiente fue otra invitación al diván para los visitantes. En la primera acción del segundo tiempo, Cova jugó al escapismo con Pedrosa, que derrapó. Continuó el '11', que se la llevó a pachas con Da Costa. El pase del mediapunta encontró a su socio favorito, Julito, que la cruzó de maravilla ante Iván para el segundo.

El Yeclano no tenía entonces nada que perder, avanzó líneas con descaro y buscó soprender desde lejos con dos disparos secos del exnazarí Raúl y otro de Iniesta. Adri detuvo ambos. Tan centrados en recortar distancias estaban los visitantes que los espacios empezaron a multiplicarse a los de Milla. Samu vio uno para asistir a Julito, que no tuvo opción de disparar ante Iván por la gran reacción de Diego Ruiz, de nuevo arriesgando pero esta vez con éxito.

Y entonces, llegó el caos. Una nefasta gestión de las decisiones de un trío arbitral superado y que desembocó en el notable y comprensible enfado del Yeclano. Todo empezó con la jugada quizá más polémica en un córner. Manu Costa la puso con música para que Boris anotase de cabeza. Parecía que el colegiado principal daba gol, pero el asistente levantó el banderín señalando una infracción para incredulidad verde. Nunca quedó claro si el asistente había advertido mano en el remate o un apoyo ilegal del costamarfileño. No existía nada.

El enfado en los más de cien aficionados visitantes no se pasaría. De hecho, no hizo sino crecer en otra jugada extraña y que puso los pelos de punta a todos los espectadores. Eu se quiso hacer grande en el área cubriendo un balón y sin intención golpeó con el codo a Pedrosa, que cayó redondo. Rojiblancos y verdes pidieron de inmediato que las asistencias entrasen, se pusieron alrededor del futbolista al que tumbaron de lado pues parecía un desvanecimiento. Momento de angustia que pasó más rápido de lo que parece y menos de lo que hubiese gustado, mientras los compañeros, una vez pasado el susto, pedían un penalti que en la repetición parece evidente. Aunque en camilla, Pedrosa salió consciente y ovacionado por la Ciudad Deportiva.

El ambiente, caldeado por jugadores y aficionados del Yeclano que tildaron el partido de atraco, explotó por completo cuando Boris buscó con la cabeza un balón al que también fue Miki Bosch. El delantero se llevó por delante al nazarí y al caer pidió penalti. El colegiado juzgó que Boris simulaba, le mostró la segunda amarilla (la primera fue en ese gol legal que se le anuló al propio ariete) y el camino a las duchas. Los jugadores visitantes llegaron a amenazar al trío arbitral con abandonar el campo.

Quedaban cerca de 20 minutos de un partido que el Recre, a medio gas por la situación en el marcador y sin querer hacer sangre, llegó a sufrir ante un conjunto en inferioridad numérica. La más clara les llegó un balón de Iniesta al punto de penalti donde Javi Alonso remató solo. La tiro al medio, donde estaba Adri. Aunque el portero despejó mal, también supo detenerle al propio Alonso el rechace lanzándose con el cuerpo para tapar todos los huecos. El partido fue muriendo entre alguna entrada reprochable de un encendido Yeclano, que lo intentó hasta el final y fue mejor con diez que con los once.

La derrota del Atlético Sanluqueño ante el filial del Cádiz llevó una doble buena noticia a la Ciudad Deportiva. El Recreativo Granada duerme tercero con 53 puntos, mientras que el Yeclano al menos no se descuelga demasiado y lo podrá intentar en las dos jornadas finales. Dos encuentros que pueden terminar de encumbrar a los de Milla. De nuevo maravillosos en intensidad, contundencia y solidez, aunque algo ensombrecidos por un arbitraje para olvidar.