![La triste melodía de siempre](https://s2.ppllstatics.com/ideal/www/pre2017/multimedia/noticias/201505/01/media/cortadas/jugadas%20(27)--575x323.jpg)
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Juanjo Martín
Jueves, 30 de abril 2015, 17:16
El Granada vuelve a dejar escapar el partido en la recta final ante un flojo Espanyol que hizo lo justo para ganar a una escuadra apática
El aficionado del Granada ha perdido la cuenta de los partidos que ha dejado escapar la escuadra rojiblanca en los últimos minutos. En el duelo contra el Espanyol se grabó una nueva muesca en el revólver cuyo cañón ya tienen tremendamente cerca de la sien los hombres de Abel Resino. El cuadro granadinista perdió en su feudo contra el Espanyol en un choque en el que durante muchos minutos no mostró pulso alguno y que, cuando finalmente registró un pequeño pico, fue silenciado con un gol mezcla de infortunio y de errores propios. Como tantas otras noches en las que se ha entonado una triste melodía que, en esta ocasión, se acompañó de silbidos. También hubo aplausos, pero de un pequeño sector y hacia los jugadores que demostraron suficiente vergüenza torera de regresar de vestuarios tras el partido para dar la cara.
El conjunto de Abel Resino colmó muy rápido el vaso de la paciencia de la hinchada con un paupérrimo despliegue en una primera mitad en la que el Espanyol cedió la posesión y dejó jugar a los locales. Eso fue lo que provocó que se mostrara a las claras la inoperancia de unos jugadores indolentes a los que les cuesta un mundo marcar un gol. Success lo rozó nada más empezar e Insúa tanteó a Casilla con un disparo seco.
A partir de ahí, veinte minutos de posesión inerme para un Granada que, para colmo, encajó al filo del descanso. Una pifia de Insúa posibilitó la recuperación de Sergio García, quien pilló desprevenida a la zaga y sacó un precioso disparo, imparable para Roberto.
Los rojiblancos tenían que salir con mayor empuje en el segundo acto, una interpretación que no casó con los escasos argumentos futbolísticos de los anfitriones. La única esperanza es que el Espanyol, confiado en su evidente superioridad, se olvidó de matar el choque. Eso permitió que llegara la igualada con un remate de Mainz, incorporado en un lanzamiento de falta anterior. Lass, quien entró de suplente, sirvió un buen balón para que el central marcara de cabeza, como hizo hace unos días ante el Sevilla.
Los Cármenes creyó en la remontada. El rival estaba herido. El Granada se vino arriba como hacía tiempo que no experimentaba esa sensación. Success y Lass gozaron de acciones que no acabaron con tiros entre los tres palos, mientras que Caicedo avisó en una contra de lo que estaba por llegar.
Eso sí, los tantos en contra siempre se producen con esa pizca de mala suerte inherente durante esta campaña. Un mal despeje de Cala le dejó el balón suelto a Montañés para que fusilara a Roberto. Ahí murió el partido y gran parte del optimismo que aún confía en la salvación. La permanencia se queda a los mismos cuatro puntos que antes -seis si el Almería no es castigado por la FIFA-, pero anímicamente dista un abismo cuando solo restan cuatro jornadas más.
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