Antonio Navarro
Sábado, 13 de mayo 2017, 19:22
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Al igual que el campeón de liga siempre acaba levantando el preciado trofeo por méritos propios, el colista de la competición también ocupa esa posición por muchos motivos -deméritos propios podríamos decir- que se terminan resumiendo en uno: que ha demostrado no estar apto para ... disputar la competición.
El Granada, que ha estado por encima de Osasuna durante todo el campeonato, perdió en El Sadar ante el cuadro rojillo y afrontará la última jornada de liga como colista con 20 puntos, dos menos que el equipo pamplonica. Al igual que en el anterior partido a domicilio en Anoeta, los rojiblancos completaron un encuentro digno y tuvieron opciones de puntuar pero el problema dista mucho de ser la falta de fortuna en estas dos últimas salidas. Un equipo que no ha ganado un partido como visitante en toda la temporada (19 partidos en total) solo puede aspirar a lo que aspiró el Granada en Pamplona: luchar por no ser el peor.
Los de Tony Adams encadenaron su séptima derrota consecutiva ante un Osasuna que controló el partido durante más tiempo, que disparó a puerta el doble de veces y que dependerá de sí mismo en la última jornada para no acabar el campeonato como último clasificado. Los rojillos tardaron en meterse en el partido pero en pocos minutos avisaron a Ochoa por tres veces. Ni Roberto Torres ni Sergio León ni Kodro estuvieron acertados ante la meta rival, pero avisaron de lo que estaba a punto de llegar. A la cuarta fue la vencida y Steven fusiló al meta mexicano desde el corazón del área tras un saque de esquina que Lombán no pudo despejar con acierto.
El Granada reaccionó tras el tanto encajado y rápidamente creó una clara ocasión de gol, pero Boga no supo definir en un mano a mano ante el guardameta Sirigu, que le adivinó la intención y desvió su lanzamiento. Antes del intermedio Andreas Pereira ejecutó un lanzamiento de falta que Adrián Ramos peinó bien con la cabeza para subir las tablas al marcador (1-1).
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En la reanudación el Granada intentó disfrutar de más posesión del balón y tanto Lombán como Adrián Ramos pudieron subir el 1-2 al marcador con dos disparos cruzados que se marcharon ligeramente desviados. No obstante, Osasuna volvió a apretar y a poner en serios problemas al conjunto rojiblanco. Un córner bien cabeceado por Vujadinovic fue bien rechazado por Ochoa pero la zaga granadinista no estuvo lo suficientemente atenta como para impedir que Kodro recogiese el balón y lo incrustara en el fondo de las mallas. A partir de ahí el partido volvió a ser un quiero y no puedo de un Granada cuyo mediocre rendimiento lo ha llevado al fondo de la tabla. Las esperanzas del club ya no pasan por lo que pueda hacer esta plantilla en la próxima jornada sino por el trabajo de quién está en los despachos, en el banquillo (sobre todo Juanan Entrena) y por el respaldo de una afición que nunca falla, y que también estuvo defendiendo sus colores en las gradas de El Sadar. "En la salud y en la enfermedad" rezaba el lema de los seguidores del Granada que se desplazaron a Pamplona para demostrar que el equipo rojiblanco nunca caminará solo ya sea en tiempos de éxitos y felicidad absoluta o de vacas flacas.
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