Camilo Álvarez
Martes, 23 de mayo 2017, 01:07
Culpar a una sola persona, señalar un momento clave... Imposible encontrar un solo punto en el que se torció el rumbo de este Granada para acabar en Segunda división. Lo suyo fue una sucesión de problemas que se fueron presentando desde el mismo momento en ... el que se cerró la temporada anterior. A partir de entonces comenzó un proceso de reconversión que a nivel institucional va ayudando a madurar al club pero que se ha estrellado en el ámbito deportivo.
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1. Una venta tardía
El traspaso de poderes entre Jiang y Pozzo condicionó
Gino Pozzo comenzó a negociar la venta de club muchos meses antes. Lo tenía todo calculado pero hizo creer, tras admitir primero la negociación, que no se marcharía, que el encuentro con un empresario chino respondía a un interés comercial exclusivamente. Demoró lo inevitable tanto que el acuerdo para la venta del paquete mayoritario de acciones (99,5%) se firmó el 14 de junio de 2016. A partir de ahí comenzó una frenética actividad en el club para reorganizar cada departamento a la par que se gestionaba la confección de la plantilla. El nuevo presidente del Granada, John Jiang, confió la gestión del club en todos sus ámbitos a Media Base Sports, la empresa de Pere Guardiola, el intermediario en la venta. Primer gran error, vistos los hechos.
2. Una plantilla desmantelada
Piru y Jémez eliminan el bloque del curso anterior
Javier Torralbo, 'Piru', fue elegido director deportivo, a pesar de que no contaba con experiencia alguna en el cargo. Llegaba del Real Madrid, donde había trabajado con la cantera. No es lo mismo. El madrileño, figura oficial a la sombra de Guardiola, se llevó muchos de los golpes que debería haberse llevado el hermano de Pep. Ni siquiera ha acabado el primero de los tres años que tenía firmados. Se marchó insistiendo en su buena labor, mientras el equipo que él había construido se hundía lentamente.
Ambos se agarraron a Paco Jémez para liderar el proyecto. Le pusieron encima de la mesa un contrato de tres temporadas, un sueldo de un equipo que disputa competición europea y plenos poderes para decidir. Y decidió.
El ahora entrenador del Cruz Azul confeccionó una lista negra de descartes con muchos de los pesos pesados del vestuario. A otros los salvó de la quema en un principio, como a Fran Rico, pero cambió de opinión a escasos días de empezar el campeonato. A Rochina se lo arrebataron. Para cubrir sus puestos le prometieron futbolistas de peso pero trajeron una amalgama de jugadores llegados de todos los lugares del mundo, muchos de ellos, sin experiencia siquiera profesional, sin minutos de mili en la Primera división española.
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3. La estrella se estrella
'Tin' Angulo da positivo por cocaína antes de debutar
La estrella del nuevo Granada se llamaba José Angulo, aunque le apodaban 'Tin'. Llegó procedente del Independiente del Valle, club ecuatoriano revelación en la anterior Copa Libertadores, en la que el delantero fue la sensación. Muchos clubes de mayor calado se interesaron por él, pero el Granada le abrió las puertas de Europa con un proyecto en el que sería el líder, un escaparate perfecto para dar el salto a un grande. Fue presentado con todos los honores y se puso a trabajar con la idea de convencer desde el inicio. No le dio tiempo a debutar con la camiseta del Granada, pues desde la Conmebol llegó al club la notificación de que su flamante futbolista había dado positivo por cocaína en un control de la Libertadores. Fue despedido de inmediato y con él se esfumaron algunas de las esperanzas ofensivas.
4. El abanderado abandona
Jémez, desencantado, fuerza para ser destituido
Jémez empezó a dar signos de desilusión muy pronto. «Los jugadores no me entienden en los entrenamientos», aseguró. Cada uno de una nacionalidad distinta, con escasa calidad -el tiempo así lo atestigua- y sin ser capaces de asimilar el complejo sistema del cordobés. Viendo que la plantilla que le habían 'vendido' cuando firmó distaba mucho de la realidad, se dejó llevar por las circunstancias, creó un clima de crispación interno en el club y forzó hasta verse destituido, y cobrando el año completo, en la sexta jornada.
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5. La reacción tarda
Alcaraz comienza su particular pretemporada
Un hombre de la tierra, con experiencia en situaciones de supervivencia y con el apego al club necesario para aceptar semejante reto recogió el testigo. Alcaraz comenzó así una fase de adaptación propia a la plantilla y de trabajo de implantación de un estilo en las antípodas del de Jémez. La primera victoria llegó en la jornada 14, un dato revelador. Muchos cambios de sistema y de futbolistas en busca de la fórmula del éxito.
Tres victorias en casa consecutivas ante Las Palmas, Betis y Alavés al principio de la segunda vuelta devolvieron el optimismo a una afición que se veía en Segunda excesivamente pronto. El Granada se mostró intenso y directo bajo los focos de Los Cármenes, pero lejos de ellos se exhibía tan inoperante como siempre. Con tal rémora de puntos era obligado empezar a ganar a domicilio. Las opciones de permanencia se esfumaron cuando el equipo rojiblanco perdió ante dos rivales tan directos como el Leganés y el Sporting de Gijón.
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Alcaraz, que había intentado mantener el discurso optimista en sus comparecencias públicas, se cansó de engañar y acabó cargando contra todos tras la derrota ante el Valencia: «La única que está a la altura este año es la afición, pues ni a nivel de club, ni de plantilla, ni de cuerpo técnico lo estamos en aptitud, con pe». El club decidió destituirlo pese a que meses antes le había ampliado el contrato una temporada más en un gesto de confianza imprudente viendo la delicada situación en la que estaba el equipo. Una temeridad pensar en el futuro sin haber resuelto el presente.
6. El desplome de Adams
Las últimas esperanzas se dilapidan con vergüenza
«Voy a patear el culo a estos jugadores». Así de contundente se mostró Tony Adams, director deportivo en funciones tras la destitución de Piru y vicepresidente de DDMC cuando se presentó como entrenador interino hasta final de curso. Consciente de que ni el mejor técnico del mundo sería capaz de sacar algo provechoso de semejante plantilla, el inglés intentó que al menos al jefe se le respetara. Ha evidenciado que su lugar no está en el banquillo, sino en el despacho. El equipo se ha arrastrado literalmente por los campos de Primera hasta decirle adiós. Él ha acabado al borde del colapso ante la falta de actitud de su equipo.
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7. Un cisma en las entrañas
La vuelta de Héctor saca a relucir el conflicto interno
La falta de calidad de la plantilla es evidente. Los futbolistas no han estado a la altura y muchos de ellos, una amplia mayoría, ni siquiera están para competir en una categoría tan exigente. Jugadores como Carcela, Krhin, Lombán, Vezo, Samper, Gastón Silva, Boga... que no han mostrado ni una mínima parte de lo que se le presuponía. Otros no han querido y se han reído del club. Una evidente falta de profesionalidad que arroja como consecuencia la ecuación para explicar semejante esperpento.
Héctor, y su vuelta al ruedo, destapó un problema interno. Ochoa, sin citarlo, lo acusó de borrarse en algún partido. No ha sido el único. Sólo unos pocos (Ochoa, Ramos, Pereira...) pueden sentirse de alguna manera tranquilos consigo mismos.
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