Juan Manuel Fernández, autor del libro, y Pepe Macanás, exfutbolista, del que se glosa su vida en la publicación. Fermín Rodríguez
Macanás

«Nunca podré devolver al Granada y su afición el cariño que me han dado»

'Corazón blanco, alma rojiblanca' es el libro que glosa la vida del exfutbolista, desde su paso por el Madrid hasta su etapa como consejero nazarí

Rafael Lamelas

Granada

Miércoles, 10 de abril 2024, 00:13

Glosar la prolífica vida de Pepe Macanás no es nada fácil, pero el abogado Juan Manuel Fernández, buen amigo suyo, lo ha intentado y todo ha quedado condensado en un libro que se presentará el sábado y que se pondrá de inmediato a la venta. ... Macanás, de 71 años, fue jugador del Real Madrid y del Granada, de ahí el título de la publicación, 'Corazón blanco y alma rojiblanca', pero la publicación trasciende la esfera del fútbol en sí y se adentra en algo más profundo; confidencias, sentimientos, anécdotas y los propios valores del deporte. «Todavía no me lo ha dejado leer», suelta con buen humor en la cara del autor este murciano nacido en Los Ramos pero ya tan granadino como la virgen de las Angustias, que tanto venera. En la ciudad de la Alhambra jugó y se afincó para siempre. Cuando ya tenía edad para una jubilación tranquila, volvió al Granada para ser consejero y actualmente es representante institucional. Lo que ni imaginaba es que tras su retorno, con el equipo en Segunda, el club iba a disfrutar de la mejor etapa histórica.

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«Lo único que he tratado de mostrar a los futbolistas es la importancia de ser buena persona y formarse», agrega Macanás con humildad. Su labor interna siempre le ha mantenido cerca de los que ahora desarrollan su profesión, sobre todo los más jóvenes, que necesitan un guía. «He invitado a comer a muchos futbolistas a casa, siempre con el beneplácito del entrenador», expone. «El respeto con ellos es mutuo», apunta orgulloso.

Macanás se puso en manos de Juan Manuel Fernández, «aunque vino con tres maletas llenas de fotos y documentos que daban para escribir una enciclopedia», responde simpático el autor. Este es uno de los componentes más llamativos de la obra, con imágenes inéditas, como una foto dedicada por Santiago Bernabéu y la reproducción de su primer contrato con el Madrid. «Hay muchas novedades, pero sobre todo es un reconocimiento a su trayectoria. Participan personas importantes de su vida, como Iván Zamorano, Adolfo Aldana, María José Rienda, Eduardo Peralta, el torero Espartaco o Diego Martínez... No es la típica biografía, sino una guía de principios», explica Fernández.

A Macanás le inculcó su padre el amor por el fútbol, que también practicó, pero el que llegó lejos fue su pequeño Pepe, que siempre recibía un balón en Reyes. El mítico Bernabéu prácticamente lo adoptó cuando le fichó como posible sustituto de Gento. «Veraneaba en Santa Pola y su chófer, Antonio Valencia, le solía llevar a Murcia y, después de misa, iba a una panadería a comprar dulces. Los empleados, amigos de mi familia, le recomendaron que fuera a verme a La Condomina. Se sacó tres entradas en taquilla, no fue ni al palco. Debí tener una buena actuación y, al día siguiente, Luis Molowny, del Madrid, negoció mi fichaje», recuerda Macanás. «Al no tener hijos, don Santiago se comportó como un segundo padre. Me invitaba a su casa por las tardes y merendaba junto a él y su mujer, doña María. Le debo todo», abunda.

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Le dejaron huella compañeros como Juan Cruz Sol, Miguel Ángel o Santillana. Tras el Madrid, Hércules y Real Murcia, llegó el Granada, con el que entre otras cosas logró un ascenso a Segunda y se convirtió en un jugador carismático. «Fue una conexión con la afición desde el primer día», se emociona al recordarlo. «Enfundarme la camiseta del Granada tenía el mismo peso que la del Madrid, había que salir a muerte por los miles que estaban en la grada. Podré haber jugado mejor o peor, pero en el césped lo he dado todo», alarga.

Cuando colgó las botas, se dedicó al área comercial de una marca deportiva que le llevó a conocer a uno de sus grandes amigos, el chileno Iván Zamorano, padrino de su hija, la pequeña de seis hermanos, el resto varones. «Nunca me abandonó, ni cuando fue pichichi», resalta. Al concluir aquello, ya con 65 años, llegó su nuevo aterrizaje en el club rojiblanco. «El Granada es mi amor. Cuando se me ofrece ser consejero, no podía decir que no. Nunca podré devolver al Granada y a su afición el cariño que me han dado», subraya.

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El abrazo con Diego Martínez

En estos últimos años en el Granada ha compartido su tiempo con varios dirigentes y entrenadores, pero de todos los técnicos, con el que labró una amistad más profunda fue con Diego Martínez. «Encajamos muy bien. Me puse a su disposición», apunta sobre el gallego, del que siempre recordará un detalle. Cuando el Granada viajó a Malmö, en la última eliminatoria para meterse en la Europa League, Macanás se quedó por prevención encerrado en el hotel de concentración porque tenía sospechas de haber estado con alguien con covid. «Diego envió un vehículo para llevarme al estadio, pero no quise ir por si acaso. Yo estaba seguro de que no tenía la enfermedad; de hecho, las pruebas mostraron después que estaba bien. Me mantuve en contacto telefónico con mi mujer, pero le pedí que no me dijera el resultado hasta el final. Horas después de que acabara el partido, que Diego me dedicó, llamaron a mi puerta y me lo encontré allí. Nos dimos un abrazo y allí nos quedamos, con las lágrimas saltadas. No lo olvidaré en la vida», recuerda con la piel de gallina. «Es un gran entrenador y una persona excepcional», añade.

La rodilla derecha le da mucha guerra. «Si no, en algún partido habría salido, aunque fuera para jugar los últimos minutos», bromea. Con la actual directiva tiene una gran relación, especialmente con Alfredo García Amado, «que me devolvió mi sitio», explica, tras experimentar la frialdad con su predecesora en el cargo, Patricia Rodríguez. Sobre la situación actual del equipo, reconoce que está «sufriendo mucho». «Hay que afrontarlo y me da pena por el apoyo de la gente. Tenemos que poner los espartos para no repetir los posibles errores», esgrime, deseoso de repetir momentos de gloria. Ese, en todo caso, será otro capítulo de su historia.

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