El talento indomable de Villar

Villar, como el personaje de Matt Damon, atesora un talento que por sí mismo puede decantar el rumbo de un partido. Sin embargo, detrás de su genialidad se esconde la sombra de la irregularidad. No es una cuestión de capacidad. Parece confiar tanto en esta que se desactiva su sistema de alertas. Desprende un aire de autocomplacencia, de poca autoexigencia, que parece haber lastrado su trayectoria.

En la película, la vida de Will Hunting toma un giro cuando se cruza con un mentor que logra penetrar sus defensas, mostrándole que el único obstáculo entre él y su potencial es él mismo. Quizás a Villar le ha faltado contar con la figura adecuada en el momento preciso. Quizás habría crecido mucho más en el Granada de Diego Martínez, pero los años han pasado y ningún técnico ha sido capaz de desafiarle a explorar toda la profundidad de su talento. Han transcurrido dos tercios de competición y Villar no ha establecido en ella el dominio que su capacidad sugiere. Resulta imprescindible que decida imponerse sobre la altura de una división a la que nunca debería haber regresado. Si no tiene intención de asentarse en la irrelevancia, debe abrazar los partidos que le quedan a esta temporada incierta.

El Granada tiene otro Will Hunting en nómina: Martin Hongla. Los vientos del mercado de invierno parecen haber desorientado al africano, al que también le conviene plantearse en algún momento cómo quiere ser recordado cuando su carrera se haya consumido. En las cabezas de estos dos centrocampistas reposan buena parte de las opciones que le quedan al club rojiblanco de abordar las plazas de ascenso. Lucas Boyé, que también parecía atribulado, parece haberse decidido hace semanas.