Desbordados

El equipo no muestra síntomas de mejoría. La falta de continuidad en la suma de puntos dentro un entorno exigente y cortoplacista hace que la atmósfera empiece a ser tan desesperante como irrespirable para futbolistas y entrenador. Para muestra de ello la rueda de prensa pospartido de Escribá, señalando públicamente a Hongla. Por supuesto que la actuación del jugador fue mejorable, pero flagelar en público a un remero de tu barco no es la mejor estrategia de gestión de grupo. El propio técnico es sabedor de ello. Aunque posteriormente se desdijera, revela el incómodo clima que se vive dentro del contexto que se ha autogenerado el Granada con el devenir de las jornadas.

Lo que comenzó siendo una balsa de aceite con la llegada de Escribá, sumando de tres en tres, y con una rotación de componentes de grupo equilibrada e inteligente, se ha tornado en una ardua situación para todas las partes. Quizá aquellas maravillosas jornadas iniciales ocultaran la realidad: falta de identidad como grupo. Quizá los árboles impidieran ver el bosque. Los rojiblancos naufragan fuera de casa. Las pocas esperanzas de mantener cierta conexión con el 'play off' pasan por seguir siendo fuertes en Los Cármenes.

Para más inri, la asistencia a Los Cármenes contra el Racing de Ferrol, con poco más de la mitad del completo, denota que el hincha está empezando a desconectar. Este sí sería un problema letal para un club que se ha mantenido vivo, a pesar de sus estrepitosos fracasos institucionales y deportivos en los últimos tiempos, gracias a su incondicional afición. Hasta ella empieza a sentirse harta. Futbolistas, entrenador y afición. Todos desbordados. Quizá sea el momento ideal de realizar ese borrón y cuenta nueva que tantas veces se ha propuesto y jamás se llevó a cabo. Reflexionemos pues.