Discontinuidad, eterno problema

Tras un mes de febrero durante el que el Granada no fue capaz de sumar ni una victoria, marzo se inició con la 'manita' en Córdoba. Había que cortar la sangría de cualquier manera y así fue. El Granada estuvo cómodo desde el principio y hasta el final. El rival estuvo a su merced los más de noventa minutos que duró el encuentro. Una vez finalizada la jornada, el cuadro rojiblanco horizontal se mantuvo, a pesar de esta mala racha de cuatro jornadas sin ganar, a tiro de piedra del 'play off'. Solo cuatro puntos le separan de la liguilla con doce partidos aún por disputar. Equipos como Racing o Almería tuvieron ciertas fases de la temporada en las que llegaron a ser considerados 'imbatibles' debido a la continuidad que daban a sus rachas de resultados positivos, pero ambos acabaron desinflándose para luego volver a coger aire pero de una forma menos espectacular. Fuera tópicos, cualquier rival puede ganar en cualquier estadio. Es la liga más ajustada de los últimos años. Una victoria separa el ascenso directo del último puesto que da acceso a la liguilla.

Esta situación de máxima igualdad en la zona noble es la que ha permitido al Granada seguir con esperanza de cara a conseguir el objetivo. Del mismo modo, se pone de manifiesto que la continuidad a la hora de sumar de tres en tres es la única fórmula para conseguirlo. El eterno problema del equipo nazarí esta temporada ha sido ese. El año del ascenso con Diego, así como en el de Paco López, el equipo puso el piloto automático en este sentido en la recta final, en la ultima y vital fase de diez partidos. Curiosamente, ese tramo que estamos a punto de encarar. Reflexionemos pues.