Así es imposible

Esta alternancia de resultados genera una lógica inestabilidad en el rendimiento competitivo del equipo, y, por ende, un desequilibrio emocional en el aficionado. Y es que los episodios de frustración empiezan a ser más numerosos que los ilusionantes. A modo de cordillera, como nuestra querida Sierra Nevada, este sube y baja, alcanzando meritorias cotas en casa y, desgraciadamente, volviendo a deshacer lo escalado a domicilio. Sinónimo de mediocridad, la no continuidad en cuanto a resultados positivos hace que el objetivo empiece a ser considerado como un utópico deseo en lugar de una tangible realidad.

Esta semana, la llegada del Almería volverá a ser tildada de 'final anticipada'. El rival está en una situación muy similar. Trayectoria con vaivenes, con un inicio trágico y una segunda fase de temporada espectacular para volver a encontrarse con un nuevo bache del que les está costando salir. La realidad dice que tiene el 'play off' a un punto, mientras que el Granada lo tiene a cinco. Este fin de semana puede ser la puntilla para los rojiblancos de cara sus opciones de ascenso a pesar de las ocho jornadas con sus 24 puntos que quedarían por delante aún. Una eternidad, casi dos meses de competición en los que un horizonte vacío a nivel competitivo no haría más que añadir leña al fuego en el día a día del club, algo que ya sucedió en las postrimerías del curso pasado.

A pesar de todo, el Granada está capacitado para ganar el derbi de esta semana, y, por qué no, conseguir el deseado encadenamiento de dos o tres victorias que le aúpe a la zona noble. La avería está fuera de casa. Así es imposible. Reflexionemos pues.