Todo el prestigio conquistado por el Granada en el partido contra el Racing de Santander fue tirado por el sumidero del estadio Carlos Tartiere. Y es que el equipo granadino pasa de la alegría a la tristeza en menos que canta un gallo. En lugar ... de ponerse a adornar el árbol de Navidad y montar el belén ante las inminentes y entrañables fiestas, el director deportivo debería preparar las maletas, pedirle prestada la llave de la caja fuerte a los mandatarios chinos y marcharse al mercado de invierno para reforzar a este Granada que va camino de la nada ante la nueva crecida de las dudas.
Publicidad
El próximo mes de enero, que es cuando se abren las puertas de los grandes almacenes del fútbol español, está obligado a comprar o a pedir prestado, pero podría vender también a alguna de las figuritas del belén que tiene en la plantilla para compensar gastos. Si los responsables del club dejan pasar este tiempo de rectificación eligiendo entre el turrón duro o el blando, el conjunto granadino se meterá a jugar en la boca del tiburón una temporada más. En el fútbol, una situación de tal rigidez se sostiene cuando el viento sopla a favor de los resultados y se hace insostenible cuando se empiezan a encajar derrotas como la de Oviedo. Entonces, los malos vientos airean los problemas escondidos.
Así está ahora mismo el Granada, con el equipo herido por los errores, con el rumbo extraviado y con la separación amenazando el matrimonio con el entrenador. Mezclar el agua con el aceite hirviendo siempre, siempre ha hecho saltar chispas. En Oviedo, como antes en Almería y en Zaragoza, se plasmó de nuevo que el Granada es un equipo que cae en la medianía en cuanto tiene un rival enfrente con algo de enjundia.
El Granada cayó en tierras asturianas como caen los cobardes. Con la rodilla hundida, el rostro envuelto en lágrimas e implorando clemencia. Ni siquiera fue capaz de morir matando y acorralar al rival. Fue una derrota deshonrosa que solo el amor propio de Sergio Rodelas y Loïc Williams decoró. El resto del encuentro fue basura. Hay motivos de sobra para volver a preocuparse. El técnico valenciano vio brotes en el encuentro ante el líder y mantuvo el mismo equipo titular, pero al conjunto rojiblanco le devoran sus propias inseguridades, su ausencia de soluciones tácticas y el pobre rendimiento de algunos de los componentes de la plantilla.
Publicidad
El Granada ha perdido la plaza de promoción de ascenso tras estrangularse en Oviedo con su propio o propios nudos. Con la derrota encajada aún muy fresca en la memoria, el equipo granadino recibe esta tarde al Cartagena, un enemigo de poca enjundia. Ahora, al equipo de Fran Escribá no le queda más remedio que levantarse y cerrar algunas de las heridas que se han abierto con la suma de los tres puntos. El partido, ante un enemigo de la zona baja, se presenta propicio para sumar una nueva victoria, pero haría bien el Granada en no fiarse. El futuro de los rojiblancos está en cuestión y en sus manos. Que lo resuelva. Pero no a puñetazos.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
El pueblo de Castilla y León que se congela a 7,1 grados bajo cero
El Norte de Castilla
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.