Efectividad al poder

El Granada es octavo de momento, a solo tres puntos de la sexta plaza, y ha recuperado con dos victorias seguidas la confianza de sus sufridos seguidores. Da toda la sensación de ser un bloque en crecimiento en sensaciones y en juego y que tiene el espíritu y el veneno arriba para pensar que el objetivo es alcanzable. Ha aumentado su esperanza en el descubrimiento de que posee algo diferente para desmarcarse de la vulgaridad, para parecer mejor de lo que es y para serlo, en definitiva. En un torneo chato y sembrado de complejos y miedos, cuenta con un racimo de talentos en su jardín. Brau es uno de ellos si no el más floreciente, un lateral izquierdo que incendia un partido. El murciano asume los partidos con todo tipo de galones en la pechera. En lugar de pesarle esa responsabilidad, va sumando medallas con un despliegue físico y una simetría de decisiones que hacen de la banda izquierda su finca particular.

En la lucha por el objetivo aún quedan muchas batallas por librar pero parece haber tomado la senda definitiva hacia la meta. Las victorias ante Sporting y Eldense lo ratifican. Un paso gigantesco a todos los niveles: en la moral, la tabla y las sensaciones. Que los motores de la aeronave no vuelvan a fallar para que puedan tomar tierra en el destino deseado.

El Granada extrema las precauciones ante la visita del Mirandés, un rival directo que está dando la sorpresa. A tiro de piedra de la zona VIP, el equipo se planta esta tarde en su estadio dispuesto a asestar un golpe de autoridad y a pregonar a los cuatro vientos que no está dispuesto a nadar tanto para ahogarse luego en la orilla. Por muchos tiburones que haya.