A frenar la caída

El caso de Paco López empieza a ser tan insólito que es casi imposible de explicar según los parámetros de la lógica moderna. Mantener en su cargo a un entrenador que tiene al Granada penúltimo, que está visiblemente superado, que ha demostrado una incapacidad total para encontrar soluciones y que se ha convertido en una parte muy importante del problema es algo inverosímil e incomprensible. Es otra de esas situaciones extrañas que habitualmente ocurren en el Granada de nuestros tiempos y que nadie cabal es capaz de entender. La nefasta racha de diez jornadas sin ganar, los síntomas de un equipo devorado, la falta de confianza y la constatación partido a partido de que el mensaje del entrenador no llega al vestuario, por mucho que el grupo se esfuerce en defender públicamente al técnico. Todas las pruebas señalan idéntico diagnóstico: buscar un revulsivo en forma de cambio en el banquillo, además de fichajes, claro. Por supuesto que Paco no es el único culpable, papel que corresponde a los mandatarios de la entidad, y no hay que olvidar que el técnico ha sido tragado por el caos de este club. Pero el Granada necesita intentar algo para frenar la caída. El crédito a Paco López se ha evaporado, necesita que el Granada muestre otra cara. En medio de la crisis, el equipo está claramente afectado por el desbarajuste del club y, además, tiene su particular penuria deportiva, una situación dantesca, de una gravedad terrible, que obliga a una reacción inmediata.

A la afición, acostumbrada a demasiadas cosas negativas desde la llegada de los empresarios chinos, le queda aún su orgullo, un escudo, una historia y agarrarse al amor por unos colores, los que le llevan a animar a su equipo, a no dejarlo solo en momentos de tanta precariedad. No lo abandonó nunca y tampoco lo hará esta noche en Vitoria. Otra cosa que le queda al granadinismo es expresarse, protestar, empujar para que el actual dueño escuche el sentir de una afición ya muy hastiada. En ese berenjenal aparecen hoy Paco y sus chicos en Mendizorroza.