Consolidarse en el banquillo del Granada es todo un desafío. La metáfora de la silla eléctrica volvió tras la marcha de Diego Martínez, el último entrenador en mantenerse durante un periodo holgado, que abarcó tres temporadas. Paco López busca echar raíces en el club rojiblanco ... y cuenta con dos avales importantes: el ascenso de categoría, que concede una aureola poderosa; y su llegada a la actual plantilla, que supo gestionar sin favoritismos marcados, repartiendo minutos, en aprovechamiento de los distintos momentos de forma de cada uno.
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El valenciano conectó con el vestuario, aunque lo normal es que a partir de julio se tope con varias caras nuevas y ciertas salidas. Su capacidad de adaptación a un grupo en cuyo diseño no participó quedó demostrada con la consecución del gran objetivo. Ahora empieza una etapa nueva, con el afán de lograr la permanencia en Primera, pero con voz y voto a la hora de la selección de futbolistas, en sintonía con la dirección de la entidad.
El líder de un salto a la élite adquiere legitimidad, pero no la garantía de un futuro halagüeño. Ahí quedó el ejemplo de Fabri González, míster de las escaladas de Segunda B a Primera sin solución de continuidad. Una vez en la cúspide, su equipo no terminó de arrancar, en una mezcla poco digerible entre los jugadores que había y los fichajes, lo que supuso su cese y sustitución con Abel Resino, quien sí celebró la permanencia.
Fabri estuvo 73 encuentros al mando de los rojiblancos, prácticamente doblado por el siguiente en devolver al Granada a la máxima categoría, Diego Martínez, con 145 partidos como mentor. Con el vigués sí se asentó algo tan importante o más que la escarpada en sí: un modelo de juego reconocible, con versatilidad, que se amoldó a circunstancias y llegó a la excelencia. Fabri pretendió que su filosofía de repliegue y contragolpe triunfara con los mejores, pero no arraigó como sí lo había hecho en las campañas precedentes.
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Paco López obviamente espera que su manera de ver el fútbol cale en Primera. A diferencia de Fabri y el 'chamán', el de Silla sí tiene experiencia en la división de oro al frente del Levante, en el que completó cuatro cursos y fue destituido en el quinto. Los granotas no levantaron cabeza sin él y acabaron descendiendo.
López se decanta por equipos «valientes», entendiendo este concepto bajo una óptica de presionar al contrario y exprimir las cualidades propias. En sus años en el Levante mostró que es capaz de aglutinar a muchos centrocampistas de buen toque y su preferencia por delanteros móviles, con velocidad, con mucha profundidad por los laterales. Sin embargo, en el Granada ha mostrado otras facetas. Matices en cuanto a dibujo y alteraciones en función de las características de sus jugadores. Es cierto que encontró en Myrto Uzuni a su José Luis Morales, pero en otras demarcaciones probó aspectos distintos, desde extremos naturales a mediapuntas escorados (algo que siempre le gustó) o construcciones con dos o tres pivotes. Su estructura básica ha sido el 4-4-2, pero en las últimas citas tendió al 4-3-3. También abundó en la defensa de tres centrales en algunas fases. Melendo ha actuado por fuera y por dentro. Callejón también ha sido ejemplo de polivalencia en el frente. Pocas combinaciones se dejó sin probar.
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A su llegada, aceptó el reto de llevar al Granada a la cima por la vía directa, a pesar de los avatares, pero sus preferencias no se recalcaron en el mercado de invierno, el único que ha atravesado dentro del club. La dirección detectó que faltaba munición a pesar de los goles de Uzuni ante la poca participación de Arezo y ciertas dudas entonces con Jorge Molina. Llegaron dos puntas, Weissman y Diédhiou, que continúan por sus cláusulas contractuales, pero que no han triunfado bajo el dictado de Paco López. Sí creció Pol Lozano, un mediocentro al que le ha sacado partido, aunque fuera el único sin requisitos para la retención, salvo que se negocie.
El valenciano quiere, como cualquiera, montar un Granada que no pase apuros pero que conjugue con sus propias ideas. Es un trabajo arduo, pero fundamental para pensar en un futuro a largo plazo como rojiblanco. De la historia reciente, está a tres partidos de igualar la marca de José Luis Oltra y a cuatro de la de José Ramón Sandoval, que encabalgó su etapa entre dos temporadas. Si lo logra, ya mirará a tres técnicos que aparecen en la puerta de los entrenadores de Los Cármenes: Fabri, Lucas y Diego, todos conocidos más por su nombre que por su apellido, como le sucede a él. En su pericia estará continuar la estirpe. La plantilla cree en él y sabe lo que les exige. Así es más fácil que se integren los que vengan.
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