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Roberto, Pablo y Alejandro, los tres rojiblancos más madrugadores, posan con sus pancartas en Los Cármenes.

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Roberto, Pablo y Alejandro, los tres rojiblancos más madrugadores, posan con sus pancartas en Los Cármenes. Ariel C. Rojas
Afición

Una pasión por el Granada que no entiende de madrugones

Alrededor de 3.000 aficionados desatan la 'granadamanía' durante el entrenamiento del equipo en Los Cármenes, en cuyas puertas 'acamparon' algunos desde primera hora en busca de las primeras filas

Jueves, 2 de enero 2025, 13:53

El Granada le quita el sueño a más de uno. Además, literal. El entrenamiento a puerta abierta del jueves en Los Cármenes, el último antes del cruce de dieciseisavos de los rojiblancos contra el Getafe, llenó la tribuna baja del estadio con alrededor de 3.000 personas, grada de animación incluida. Muchas de ellas, niños con infinitas ganas de ver, conocer o incluso tocar a sus ídolos rojiblancos. Un regalo inmejorable de Navidad que bien merecía levantarse pronto de la cama. Y con el cole cerrado hasta nueva orden -el día 7-.

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No eran ni las nueve de la mañana cuando Pablo, Alejandro y Roberto abrieron sus sillas de playa y se sentaron frente al rostro de Fabri. Por delante quedaban dos horas para el inicio del entrenamiento, pero su plan ya estaba completamente trazado. «Venimos con mi madre desde Huétor Vega porque queremos ver a Loïc Williams. Y a Lucas Boyé. Y a Reinier», espetó el primero, de 13 años, a IDEAL desde la puerta de los entrenadores de Los Cármenes. Tras ellos, una buena fila de granadinistas aguardaba su turno de pie. La primera fila no se la iba a discutir nadie.

«Queremos sentarnos junto al banquillo para ver bien a los jugadores, que salen por ahí. Hemos traído pancartas y ojalá nos puedan regalar las botas o la camiseta», afirmó su amigo Roberto, de idéntica edad. Tres años más pequeño era Alejandro, el hermano de Pablo, que custodiaba la entrada con decisión como Luca Zidane su portería hasta que tocó correr. El acceso al graderío se asemejó a una prueba más del celebérrimo Grand Prix, con las 'vaquillas' rojiblancas formando un auténtico encierro con algún que otro resbalón incluido.

Los futbolistas del Granada entrenan con el apoyo del público; Loïc Williams firma el cuaderno del pequeño Cayetano. Ariel C. Rojas
Imagen principal - Los futbolistas del Granada entrenan con el apoyo del público; Loïc Williams firma el cuaderno del pequeño Cayetano.
Imagen secundaria 1 - Los futbolistas del Granada entrenan con el apoyo del público; Loïc Williams firma el cuaderno del pequeño Cayetano.
Imagen secundaria 2 - Los futbolistas del Granada entrenan con el apoyo del público; Loïc Williams firma el cuaderno del pequeño Cayetano.

Los chicos sobrevivieron a la avalancha y lograron su objetivo, con sus pancartas preparadas encima de la valla para la aparición de los jugadores del Granada. El primero en salir fue el míster, que saludó a la grada verdaderamente agradecido y entre aplausos. No cabía un alfiler en los asientos de la grada baja, mientras que algunas cabezas asomaban también por la media. Mientras que Fran Escribá tocaba los balones, el equipo salió desde el vestuario con una nueva ovación. Y sin rastro alguno del frío matutino, pues el calor del granadinismo derritió hasta la escarcha que cubría el césped.

'Granadamanía'

Los Cármenes rió, chilló y hasta cantó los goles de sus jugadores, aunque los que cuentan habrá que marcarlos durante la tarde del viernes. En mitad de los ejercicios, el estadio coreó el nombre de su ídolo en cuanto puso un pie sobre el verde. Myrto Uzuni, con calzado de calle, asistió al entrenamiento tras realizar su trabajo específico en el interior del recinto. Fue uno de los hombres de Escribá más buscados por el público en cuanto se desató la 'Granadamanía'.

Con la finalización de la sesión, los futbolistas se acercaron a los aficionados. Saludaron, se hicieron fotografías y estamparon su firma en botas, camisetas, banderas... Hasta en el cuaderno de Cayetano, que cambió los problemas de matemáticas por los autógrafos de sus jugadores favoritos. «Me han firmado Brau, Corbeanu, Loïc Williams, Rubio, Weissman... El año pasado me firmó Callejón y estoy esperando a que pasen Uzuni y Boyé», reveló satisfecho el chico de 11 años con buena parte de sus hojas llenas de tinta nazarí. Una sonrisa que bien vale el madrugón un día de fiesta.

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