La trayectoria del nuevo entrenador del Granada CF, el sevillano Pedro Morilla, encierra un secreto ‘perverso’ para la afición rojiblanca. Un hecho que visto en perspectiva puede generar tanta curiosidad como desasosiego. Y que remite a esa etapa de jugador que protagonizó en los noventa principalmente y de la que comenzó a haber noticias a escala profesional cuando en la campaña 1994/95 debutó con el Écija Balompié en Segunda división B.
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El tema está en que cinco campañas después, en la 1999/00, el que ejercía como centrocampista recaló en el Real Murcia, el conjunto que empezó siendo entrenado por Gonzalo Hurtado y finalmente fue dirigido por el ex nazarí Rafael Alcaide ‘Crispi’. Una entidad que trae muy malos recuerdos a la parroquia granadinista por ser la que le arrebató el ascenso a Segunda A un 25 de junio de 2000 que aún es de infausto recuerdo por el 0-1 con el que finalizó la contienda en el Nuevo Los Cármenes.
Ahora bien, por aquellos entonces Morilla ya no pertenecía a la formación ‘pimentonera’, que es de la que se marchó en el mercado invernal tras la disputa de seis encuentros para acabar encontrando acomodo en el Real Burgos. En otro equipo que paradójicamente también tomó parte en aquella fatídica ‘liguilla’ y al que incluso representó en los dos partidos disputados ante el Granada CF (1-1 en El Plantío y 2-1 en el recinto del Zaidín).
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