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La visita a Los Cármenes del Oviedo, equipo que marca el corte con el 'play off' de ascenso a cinco puntos del Granada, ofrece a ... los rojiblancos una última bala en casa para salvar sus opciones de vuelta inmediata a Primera división a final de temporada. La derrota en Cádiz obliga al equipo que dirige Fran Escribá a ganar una jornada más, y ya van demasiadas. Todo lo que no sea sumar de tres pondría en peligro al propio entrenador, muy tocado por los dos últimos derbis tras la 'manita' en Córdoba pese al brindis al sol del triunfo sobre el hundido Racing de Ferrol dos semanas atrás en el Zaidín.
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Seguirán quedando jornadas por delante pase lo que pase, hasta diez, pero un nuevo tropiezo y en Los Cármenes además dejaría al Granada herido de muerte y a la deriva de un nuevo volantazo en su timón. Un escenario que ni quieren contemplar sus futbolistas, que ansían reencontrarse con su afición después de darle dos disgustos a domicilio. Pocos hinchas asistieron a la última victoria del equipo, con la entrada más baja desde mayo de 2018 entre el desánimo por los resultados, la lluvia y el frío. Que lo de esta noche sea en sábado y no en domingo invita a una afluencia superior, pero lo deportivo sigue igual y muy probablemente habrá reprimenda para recibir al grupo.
Sin los internacionales Giorgi Tsitaishvili ni Martin Hongla, Fran Escribá tendrá que recomponer su alineación con Sergio Ruiz de vuelta a la medular y la incógnita de la banda derecha. La solución más continuista apuntaría a la recuperación del canterano Sergio Rodelas de inicio por la izquierda para reubicar allí a Abde Rebbach. Sin embargo, todo apunta a que el Oviedo saltará con tres centrocampistas en el Zaidín y el entrenador también ha ensayado con Manu Trigueros como tercer centrocampista junto al cántabro y Gonzalo Villar.
Esta alternativa táctica obligaría a Stoichkov a volcarse al costado mal que le pese, irreconocible en Cádiz tras dos jornadas sancionado. No habrá cambios atrás aunque Loïc Williams pueda volver a la convocatoria, toda vez que sigue renqueante de sus molestias musculares en el muslo izquierdo. Tampoco bajo palos ni arriba, donde Lucas Boyé espera volver a marcar después de cuatro partidos seco.
Escribá volvió a verse obligado una semana más por enfatizar a sus futbolistas la importancia de no cometer errores no forzados después de la pifia de Hongla en Cádiz. Ya en Oviedo, de hecho, hubo una acción similar que no acabó en gol de milagro y fue un balón que dejó pasar Pablo Insua el que costó el penalti que decantó un partido muy igualado hasta entonces. Más advertencias no caben.
Viajó el Oviedo sin el mítico Santi Cazorla, debido a una sobrecarga en el aductor, aunque a Javier Calleja sí se le acumulan los centrocampistas a diferencia de su amigo Escribá. Los aficionados del Granada se reencontrarán bajo palos con un viejo conocido como Aarón Escandell, ese portero resignado a la suplencia temporada tras temporada como rojiblanco y que ahora disfruta de su condición de indispensable como carbayón. Siempre recordará con cariño aquella etapa nazarí, alcanzando incluso la Europa League; poco queda ya.
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