El Granada, de lo emocional a lo racional

Llegó Alexander Medina, un estímulo entre tanto abatimiento, con un mensaje de varias vertientes. Por un lado, el emocional, tratando de transmitir esa pasión que se le confiere a todos los uruguayos. Por otro, el gesto cariñoso con su predecesor y de compresión con su vestuario ante la marcha de alguien que se convirtió en un mentor.

Pero hubo otra parte del discurso que abordó lo que realmente le espera al nuevo preparador. El análisis de los males del equipo, con su diagnóstico sobre dónde están sus principales carencias. Se refirió al posicionamiento, clave para que el equipo no se parta en dos, situación que subrayó. También de intensidad, pero no solo como una actitud voluntariosa de entrega, sino aplicada en cada duelo sobre el campo. Para esto último, quizás varíe algunas de las elecciones previas de futbolistas y los reparta de otro modo, pero sobre ello tendrá que gravitar todo lo demás. Paco López, en un alarde de sinceridad, estaba resignado a aguantar hasta enero. Seguramente Medina llegará a ese mes, pero ha de hacerlo con más puntos que ahora o nadie querrá venir. Por tanto, le toca hacer reaccionar al equipo desde ya. En el Bernabéu y en todos los campos. Sobre todo, en Los Cármenes.