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Ricard Sánchez ha recibido un doble castigo por su roja directa en Huesca. Por un lado, la sanción que ha establecido el comité de Disciplina, ... dos partidos de suspensión por su rodillazo a Soko, justo cuando el árbitro había decretado el descanso –en concreto, «por producirse de manera violenta al margen del juego, no estando en posibilidad de disputar el balón o el juego detenido», detalla–. Se pierde el partido con el Zaragoza y la salida a Córdoba. Por otro, el escarnio digital, con las reprimendas, algunas muy duras e hirientes, por parte de aficionados del Granada en redes sociales y usuarios en general de estas plataformas, el soporte que el propio lateral eligió para lanzar una disculpa pública.
Esta es una 'moda' que parece haber venido para quedarse. El empleo, por parte de los futbolistas, de sus cuentas personales en redes sociales, preferentemente Instagram en lo que respecta a los rojiblancos, para excusarse por un comportamiento criticado, ocurrido generalmente sobre el terreno de juego. Empezó con ello el propio capitán del equipo, Carlos Neva, quien unos días después de mandar callar a parte del público tras marcar un gol al Málaga –en un partido en el que se lesionó después– envió un mensaje asumiendo su error, pidiendo perdón y subrayando su compromiso. Con su convalecencia, Neva no volvió a expresarse con un altavoz público. No pidió al Granada una rueda de prensa ni en los días posteriores ni tampoco tras su recuperación. Desde su regreso, no salió a zona mixta ante el Mirandés, en el encuentro en el que intervino por la lesión de Brau; ni tampoco atendió a los medios del club después de la cita en Huesca, en la que sufrió un esguince de rodilla.
La derrota con el Levante en el Ciutat de Valencia sugestionó las respuestas de dos jugadores. Uno fue Gonzalo Villar, minutos después de la derrota por 3-1, en una cita en la que los granotas marcaron el segundo de sus goles tras una pérdida del murciano, que encima no frenó el avance de Carlos Álvarez después, asistente de la diana. El otro que se sintió señalado, con doble motivo, fue Miguel Rubio. El central tuvo una mala actuación defensiva en el partido y esto le dio motivos para asumir responsabilidades en Instagram, pese a ser uno de los menos prolíficos de la plantilla en redes sociales. Además, el madrileño respondió a un bulo que circulaba por internet en relación a su salario. En aquellos días se dirimía aún el futuro de Myrto Uzuni y algunos portales sobre supuestos salarios, con fuentes erróneas a menudo, reflejaban que Rubio cobraba más que Uzuni, algo falso. El zaguero quiso salir al paso también de ello, aunque luego eliminó el mensaje.
Uzuni fue otro ejemplo de trasladar comunicados por la vía digital mientras se solucionaba su salida. Insinuó que se propagaban informaciones sesgadas o falsas, pero cuando finalmente se cerró su venta al Austin, ni volvió sobre ello ni apostó por hablar en público o en algún medio de comunicación, al menos de momento.
El problema de evitar las clásicas comparecencias estriba en la dificultad de valorar la 'naturalidad' del lenguaje del futbolista. La mayoría cuenta con asesores propios de comunicación que les ayudan en estas lides, aparte de la línea general que marca la propia entidad, principalmente porque las redes también se convierten en herramientas para que proyecten otros asuntos, algunos con beneficio económico. Además de cuestiones personales o íntimas, a veces son escaparates de marcas u otros negocios propios. Es otro motivo para fomentar su crecimiento en seguidores, aunque tengan el lado negativo de las crisis de reputación on line cuando vienen mal dadas.
Ricard está sufriendo una y se puede comprobar hasta en cualquiera de las noticias de IDEAL en estas plataformas desde la expulsión. Usuarios afines al Granada que, sarcásticamente, preferían una sanción mayor, hasta la exageración de que se perdiera la temporada. Ricard, que hace un tiempo se fue de la red ahora llamada 'X', sí es activo en Instagram, pero ha preferido evitar cualquier tipo de réplica ante lo que se ha montado por su error reconocido en el último encuentro. No deja de ser un joven de 24 años que perdió los papeles en un encuentro en el que había regresado al banquillo y tuvo que salir de improvisto.
Decía el exfutbolista Santiago Solari, en una columna en El País, que jugadores y periodistas deportivos eran como «enemigos íntimos» y que «no podrían existir los unos sin los otros». Sin embargo, las redes han supuesto que esta intermediación se omita a menudo, en paralelo a esa 'bunkerización' en la que caen muchos clubes, salvo cuando está el dinero de las televisiones de por medio, que entonces sí dan todo tipo de facilidades. Hay restricciones que tenían sentido durante la pandemia, pero no después, y se quedaron.
Al final, los protagonistas se aíslan, con imposición o sin ella, y se alejan también de sus aficionados, quienes pagan este 'circo'. Es algo que se extiende a los dirigentes, como en el caso del Granada, que sigue sin hacer un encuentro informativo tras el último mercado. Aquí solo habla, y por obligación de LaLiga, el entrenador antes y después de los partidos. Los demás, según el momento. Así no es fácil que el seguidor muestre empatía ante el fallo. De ahí tanta acritud que subliman las redes. Muchas cosas se arreglarían con la normalidad de salir a la palestra y responder preguntas. Quizás Neva se habría evitado tanto silbido. Ricard aún está a tiempo. Los que mandan, también.
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