Raúl Fernández y Adri Butzke regresan a Los Cármenes

Raúl, de 36 años, acabó contrato el pasado junio con el Granada, tras unos meses duros, entre el ostracismo y el fuerte desencuentro que tuvo con el entonces entrenador de porteros, José Sambade, quien meses después salió del club cuando cayó Guille Abascal. El origen de esta historia viene de la lesión de Raúl, ocurrida a los pocos minutos de un partido en el Bernabéu, en el debut de Alexander Medina. La convalecencia del cancerbero le llevó hasta enero. Entonces, se encontró con que la dirección deportiva quería que saliera en ese mercado, al igual que el otro arquero, André Ferreira. Raúl no estuvo por la labor. Quería recuperarse y pretendía competir la titularidad con el recién llegado Augusto Batalla. La tensión con Sambade, que fue el que recomendó el fichaje posterior de Marc Martínez, afloró hasta tal punto que este le agredió tras un encuentro en casa, en el pasillo del estadio. Fue la gota que colmó el vaso. A partir de ese momento, ya no entró en los planes del equipo y cerró su ciclo sin encontrar gestos de consideración pese a ser un héroe del ascenso, culmen de su segunda etapa en el club. La primera, hace años, también la cerró con un salto, de Segunda B a Segunda, aunque en aquella experiencia, muy joven, perdió protagonismo, que recayó en José Juan.

Butzke, de 25 años, volvió hace unas semanas al fútbol español desde el portugués. Como alevín, ingresó en las categorías inferiores del Granada. Evolucionó hasta llegar al filial, con una estancia en el Huétor Vega, equipo vinculado a los rojiblancos en aquellos años. Tuvo una cesión en el Haro para retornar ya al Recreativo Granada y empezar a despuntar. Tanto, que Robert Moreno, le hizo debutar en la Copa del Rey frente al modesto Laguna, anotando un 'hat trick'. También jugó en el siguiente cruce con el Mancha Real, en el que los rojiblancos fueron eliminados. Debutó en Liga en los últimos minutos de un triunfo ante el Mallorca, el 19 de diciembre de 2021.

Como parte de su formación, el club lo cedió unas semanas después al Paços de Ferreira. Tras el descenso tenía que volver, pero pidió a los dirigentes que le volvieran a dejar en préstamo en el mismo club. Un año después, el Granada volvió a Primera, pero decidió vender a Butzke al Vitoria de Guimares por 300.000 euros.

De momento, el punta ha ejercido el papel de revulsivo en el Mirandés. El sábado retorna a casa, un Granada que define como «el club de mis amores y de mi vida». Dos posibilidades de que se cumpla la 'maldición' del ex para los rojiblancos.