Martin Hongla regresa al club que le abrió las puertas en Europa con apenas 18 años en 2016, a través de la red de captación de Gino Pozzo. IDEAL pudo hablar ayer con Lucas Alcaraz, Pedro Morilla y Lluís Planagumà; tres de los cuatro entrenadores ... que tuvo durante su primera etapa en Granada, con la única excepción del inglés Tony Adams. El primero en coincidir con él fue Planagumà, aún en el Granada B. «Llegó con unas capacidades físicas extraordinarias, un buen nivel técnico y sobre todo mucha hambre por triunfar, y tuvo una adaptación rapidísima», cuenta. El técnico rememora que, al proceder de la cantera del Espanyol, en su día llamó a su compatriota Tommy N'Kono para preguntarle por él: «Me contó que en Camerún tenían expectativas muy altas con él por todo lo que había mostrado allí desde pequeño».
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Tanto convenció Martin Hongla a Lluís Planagumà que le convocó con el primer equipo para su partido como interino tras la destitución de Paco Jémez, contra el Leganés en Los Cármenes. «Le veía recorrido inmediato como para promocionar y además teníamos bajas en defensa», justifica. No se equivocó, y de hecho no tardó en contar también con él Lucas Alcaraz, quien se hiciera cargo del Granada pocos días después. «Era juvenil todavía pero un día, viéndole jugar con el filial, me gustó mucho y le subí a entrenar. Una vez le hice debutar, jugó precisamente durante la racha en la que mejor estuvo el equipo con las victorias ante Las Palmas, Betis y Alavés en casa», recuerda.
Alcaraz, no obstante, rescata que no todo el mundo compartió su decisión. «Se fue muy crítico con sus actuaciones, pero a mí me parecía un gran jugador fundamentalmente por su salida de balón. Era un chico tímido pero con muchísima personalidad con la pelota, capaz de alternar el puesto de central con el de mediocentro, en el que luego ha terminado asentándose. Tenía una clarividencia especial con el balón en los pies, con muy buena zancada y buen físico para cubrir mucho campo, aunque en aquella época le faltaba un poco de madurez competitiva todavía, evidentemente», desgrana el actual entrenador del Nassaji Mazandaran de Irán. «Era bastante claro ver que era un chico que iba a llegar a la élite con esa calidad y el tiempo me ha dado la razón», se congratula.
Tras el descenso a Segunda división, y mientras el club iba rompiendo lazos con Pozzo, Pedro Morilla pidió que Martin Hongla se quedara mientras asumía la dirección del Granada B para compaginarla con la función de secretario técnico que ya ejercía. «Pensaba que tenía bastante nivel, como a Luis Suárez, pero por él había que pagar mucho», rescata, bajo la broma de que aquel filial era «más costoso que el propio primer equipo». «Tenía un carácter competitivo que a veces le hacía perder el norte en los partidos, pero, y a pesar de cierta suficiencia, también unas condiciones brutales tanto para ser central como para ser pivote», indica. Sin embargo, y pese a que la división de plata parecía brindarle más oportunidades, José Luis Oltra no le dio apenas minutos y lo devolvió al filial.
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«Hongla se sentía futbolista del primer equipo y, como no estaba a gusto, se quiso ir. Yo estaba de acuerdo con él, pero hablamos varias veces para convencerle y hacerle ver que si jugaba con nosotros se le abrirían las puertas para irse a otro sitio y, como así fue, en invierno se fue cedido al Barça B», cuenta Pedro Morilla. La película se repitió al verano siguiente, cuando tampoco Diego Martínez le dio bola, y en enero volvió a salir prestado pero esta vez al Karpaty ucraniano.
«Tenía una injustificada fama de indisciplinado pero era todo lo contrario; lo que le pasaba es que era un chico muy joven en un cuerpo de un futbolista mayor. Ha ido trabajando aspectos sobre todo mentales porque lo futbolístico ya lo tenía», refleja Pedro Morilla. También Planagumà tuvo que hacer un esfuerzo para conseguir que jugase con el filial en su día: «Tenía un carácter fuerte en el sentido de que tenía las ideas muy claras. No veía justo que no jugase con el primer equipo, pero era más una cuestión de ambición que de pataleo».
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Planagumà ha seguido a Hongla en la distancia, como hace con todos los futbolistas que tiene bajo su mando. «Ahora es un futbolista más maduro pero mantiene las mismas cualidades y puede jugar tanto de central como de pivote defensivo, sin comerter ya errores tan graves como los que cometía antes y que le penalizaban mucho atrás. Como mediocentro le puede faltar algo de talento para organizar y calidad para asociarse, pero al Granada le urge un especialista en la contención como él ahí en la situación en la que está», razona. «Sigue siendo un jugador imponente en lo defensivo, con un importante porcentaje de duelos ganados, pero necesita estabilidad y en Granada puede tenerla al ser un sitio que ya conoce y en el que puede sentirse más cómodo. Necesita estabilidad para explotar del todo después de jugar en muchos países», apunta.
«Le puede venir muy bien al Granada con la experiencia que ha ganado», le sigue Pedro Morilla. «Hongla da mucha presencia física para jugar también de central y tiene criterio con balón, aunque en aquella etapa conmigo pecaba de unna suficiencia que le llevaba a cometer errores típicos de la edad. Aun así, es bastante solvente con balón, sin ser espectacular tampoco. Sabe lo que tiene que hacer en cada momento, encuentra líneas de pase y también las rompe en conducción», reseña. «Ha evolucionado bastante bien. Limó las deficiencias que tenía en cuanto a salirse de los partidos y ahora es otro jugador en esos aspectos. Ha jugado mucho en Italia y volvió a España con el Valladolid y estuvo bien en todos los partidos en los que le vi pese al descenso del equipo. Su rendimiento fue más que aceptable», añade Morilla.
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«Creo que será un gran fichaje por sus virtudes y por lo que el equipo necesita en esa posición», sentencia Lucas Alcaraz, quien le hizo debutar con el primer equipo en su anterior etapa. «Su buena salida de balón y velocidad le benefician para ser defensa central pero también le impide desarrollar toda su creatividad por ser un puesto de mayor responsabilidad. De lo que sí estoy convencido es de que ha madurado el liderazgo que ya tenía con 19 años con mayor experiencia y mejores decisiones», concluye el granadino.
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