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Fran Rodríguez
Granada
Viernes, 11 de febrero 2022, 00:25
Suele decirse a la ligera eso de renovarse o morir, sin saber la mayoría de las veces si la renovación es posible ni la muerte segura. Y algo así se ha debido pensar en la Ciudad Deportiva del Granada durante la primera mitad de la ... temporada. Tras disfrutar de los dos mejores cursos en la historia nonagenaria del club, el primer equipo vivía una época de cambios centrados en el banquillo, cuyo mando pasó de Diego Martínez a Robert Moreno. Y no ha quedado ahí el relevo. Principalmente las bajas en los mercados pero también las fatídicas lesiones han llevado al técnico catalán a tener que ir encontrando su propia guardia pretoriana. Por el camino, además, la ha rejuvenecido, regenerando por completo la columna vertebral de su Granada sin perder identidad.
El equipo de estos últimos cursos contaba con una línea central que viejos y jóvenes recitaban de carrerilla. De Rui Silva a Soldado, pasando por Germán y Duarte en la zaga y Montoro o Yangel en la medular. Jugadores que hicieron vivir al granadinismo sus mejores días pero que por un motivo u otro han dado un paso al lado.
La mayoría ya no están en la plantilla rojiblanca. Es el caso del portero Rui Silva. Guardián en estos últimos tres cursos, su marcha al Betis abría un agujero difícil, en caliente se llegó a pensar incluso imposible, de tapar. La dirección deportiva actuó con calma durante todo el verano, sabiendo que en Aarón había un portero más que digno para comenzar la temporada pero ojo avizor con varias opciones. Y entre ellas, Luís Maximiano. Por el meta se hizo una apuesta que se ha ganado indiscutiblemente. Los más de cuatro millones invertidos en el luso son pocos para el que es, unánimemente, uno de los tres mejores porteros de lo que va de Liga. Durará poco en la entidad nazarí si sigue a este nivel, despertando interés en grandes equipos y dejando en Granada un rédito económico. Pero eso forma parte del futuro. En el presente, Robert Moreno ha encontrado un guardameta en quien confiar sin debates externos.
Lo más complicado ha estado en el muro que debía custodiar a Maximiano. Y eso que ahí apenas hubo salidas. Los dos grandes valladares con los que contaba su predecesor siguen en la plantilla. Germán y Domingos Duarte son una pareja afianzada en Primera y respetada en el vestuario. Siempre de menos a más, al gaditano se le buscó competencia en el perfil zurdo con Abram, un fichaje que no salió como se esperaba. La compleja lesión nerviosa de Duarte en Vigo dejó a la zaga en cuadro.
Y ahí emergió Raúl Torrente. El defensa del filial ya había destacado en algún amistoso veraniego, pero no se le adivinaba el grado de confianza con el que debutó en Primera cuando el técnico así lo decidió. Tras algunos minutos sueltos, San Mamés fue una bonita y exigente plaza de estreno. Desde entonces, se ha convertido en un fijo. Con el portugués en busca de su mejor versión y Germán soportando a golpe de veteranía, el granadinismo respira tranquilo viendo en el murciano un ejemplo de crecimiento sin igual. Incluso estando Duarte y Germán en la convocatoria, el lugar de Torrente en el 'once' no ha peligrado. Sobrado de personalidad con balón y en la pugna –incluso la dialéctica– con los mejores delanteros de LaLiga, apunta a jefe de la zaga tantos años como quiera. De momento, le queda mucho que crecer.
Todo equipo cuenta con un jugador en el centro del campo que aglutina valores puramente futbolísticos –lectura, visión, calidad...– con otros como la identidad, el liderazgo y el sacrificio. El Granada del gallego Martínez tenía en Montoro y en Yangel Herrera estos referentes, bien apoyados en la veteranía de Gonalons. De todos ellos ha bebido más o menos tiempo el madrileño Luis Milla. Él es quien lleva ese brazalete imaginario, esos galones, que todo equipo necesita. Rápidamente adaptado al discurso de Robert Moreno y dejado atrás su calvario con las lesiones, el '5' ha sido uno de los más destacados en esta primera mitad de la temporada. Ha completado un total de 19 encuentros en Liga, erigiéndose clave en el presente y futuro del Granada. Elogiado públicamente por el técnico, que llegó a aventurar que jugando a ese nivel pronto le quitarían a Milla de las manos, no cabe duda de que el madrileño es parte importante en esta joven guardia.
En ataque es donde más se observa este rejuvenecimiento. Después de estrenarse en la élite de la mano de Diego Martínez, Luis Suárez ha tomado el rol protagónico con el actual preparador nazarí. Aunque la mayoría de ocasiones ha partido con Jorge Molina en un 4-4-2, cuando Moreno ha optado por un único punta, lo ha apostado todo al hambre del colombiano. Apostado en banda izquierda con el paso de los minutos o aguantando en el centro, Luis Suárez es el hombre de peso en la vanguardia rojiblanca, tomando poco a poco el relevo de manos de Jorge Molina y dejando en el pasado a Roberto Soldado, otro veterano que fue fundamental en la etapa reciente. Suárez remata una columna joven.
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