Adams se percató de que el equipo no podía continuar con un filial plagado de futbolistas que no pertenecían en lo económico a la entidad, sino al fondo de inversión que se vinculaba al antiguo propietario, Gino Pozzo. La decisión fue romper con esto. Wang fue el encargado de viajar a Italia, en la antesala de un partido del Udinese, para reunirse con Pozzo y comunicárselo.
El Granada se puso desde entonces a corregir esta situación, con el riesgo que suponía partir de cero. Se quería pasar de un 'B' exótico, con diamantes en bruto de medio mundo, a una versión más terrenal en la que dominaran los jugadores españoles, muchos de ellos rebotados de otras canteras. Los diferentes empleados ligados a la dirección deportiva y general se pusieron manos a la obra para arrancar el nuevo proyecto en una categoría tan competida como la Segunda B. El filial pasó el corte y fraguó la salvación. Pedro Morilla, que desde la secretaría técnica había participado en la confección de la plantilla que luego comandó como técnico, regresó este verano al banquillo tras su aciaga estancia en el primer equipo. En principio, con los mismos fundamentos que la campaña anterior. Con la salida, en paralelo, de los últimos supervivientes de la etapa del fondo.
Tras una más que aceptable primera vuelta, el que ahora es conocido como Recreativo Granada entró en una crisis profunda que ha obligado al relevo en el vestuario. Morilla ha dejado su sitio al que fue su ayudante, David Tenorio, quien ya ejerció de mano derecha de Joseba Aguado en el ciclo triunfal, de Quique Pina como presidente, que condujo a dos ascensos hasta alcanzar la división de bronce, en tiempos en los que jamás peligró la permanencia. Años más boyantes, con elementos carísimos, muy distintos a la modestia de ahora.
Tenorio conoce a gran parte de la plantilla porque convivió con la mayoría durante prácticamente todo el curso, antes de subir con los 'mayores' junto a Morilla y luego quedarse con Miguel Ángel Portugal. A algunos de los nuevos también los ha tratado pues es frecuente que muchos se ejerciten con los de Diego Martínez, al que Tenorio ha auxiliado en este ejercicio, a pesar de que no formaba parte del cuerpo técnico original con el que aterrizó. La dirección cree en él.
Hay quien pueda preocuparse por la alteración en la sinfonía del primer equipo, pero para el club es prioritario mantener al equipo en Segunda B, un nivel formativo importante para sus promesas. Ya no es un mero escaparate, sino un lugar para foguear a inversiones rojiblancas puras que tienen un desarrollo deportivo en el 'A'. Ahí está el caso de Adri Castellano.
Un desplome del Recre arrastraría al Huétor Vega –en Tercera– a División de Honor, debido al acuerdo entre entidades. Conservar esta escalera es fundamental para el futuro. Adams lo vio y Wang participó, aunque la levantaran los que se quedaron y los que vinieron después.
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