Los secretos de Darwin Machís
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El extremo vinotinto protagoniza un fantástico inicio de temporada, con cinco goles en trece partidos entre Liga previas europeas y fase de gruposJosé Ignacio Cejudo
Granada
Lunes, 16 de noviembre 2020, 00:25
A poco de reclamarle como refuerzo para el asalto a Primera, Diego Martínez hizo que Darwin Machís se preguntase por qué con sus condiciones había jugado tan poco en la máxima categoría. Apenas algunos partidos en el Leganés, aunque uno de ellos sirvió para mandar al Granada a Segunda con su primer y único gol hasta entonces en la élite. El venezolano, que había sido el máximo goleador rojiblanco con catorce muescas en el fracasado intento por recuperar su condición de Primera y venía de haberse deprimido en Udine primero y de haber liderado al Cádiz después, vivió un curso de transición que terminó con un grado más de madurez y como puntal de un Granada histórico que se clasificó para Europa. Una primera advertencia de lo que estaba por llegar.
A sus 27 años, Darwin Machís está viviendo su mejor inicio de temporada como profesional. Ha marcado cinco goles en trece partidos en lo que va de curso, dos de ellos en Liga (Alavés y Levante) y otros tres entre la previa para la Europa League (Locomotive y Malmö) y ya en plena fase de grupos, su obra maestra en Eindhoven. En aquella carrera ejecutó como nunca una jugada que ha patentado aunque ya se conociese en otros especialistas como Franck Ribéry o el propio Cristiano Ronaldo que hicieron de la pierna cambiada en banda un arma irrefrenable por más que conocida. El venezolano recuperó el balón en su propio campo, esquivó las embestidas de dos primeros adversarios y, respetado hasta la esquina del área, combó hacia la escuadra del segundo palo. Quitó las telarañas y Mvogo no pudo más que hacer la estatua.
Hay una evolución evidente entre la actual versión de Darwin Machís y aquella que marcó catorce goles en Segunda. En aquel arranque había firmado por esta fecha cinco goles, pero repartidos en doce jornadas y sobre todo en no más que dos partidos: un doblete al Córdoba y un 'hat-trick' al Lorca, en sendos duelos al calor de Los Cármenes. De hecho, va camino de mejorar más pronto que tarde los siete goles del curso pasado en Primera. No obstante, se aprecia un futbolista no sólo más maduro sino generoso, desprovisto de aquel egoísmo que en ocasiones se le reprochó en el pasado. Sigue haciendo 'su jugada', pero con menos frecuencia y cada vez en situaciones más oportunas. Además, ha mejorado en su toma de decisiones e incluso en la faceta como asistente, con un golpeo de balón cada vez más preciso a la hora de centrar a balón parado e incluso con la zurda.
Por el camino de la evolución personal de Darwin Machís le han padecido y disfrutado en igual medida varios excompañeros y rivales. IDEAL ha conversado con Servando Sánchez, excapitán del Cádiz y actual miembro de su estructura técnica; y Juanma Ortiz, exfutbolista del Granada y actualmente en el Intercity de Tercera división, apurando su carrera. Ambos compartieron vestuario con el venezolano, el cadista en la segunda mitad de la temporada 2018/19 de amarillos y el exrojiblanco en su primer curso en Europa, en la 2012/13, cuando este contaba apenas 19 años. Central uno y las veces lateral derecho el otro, tanto Servando como Juanma Ortiz tuvieron que medirse con la potencia de Machís. Los dos coinciden: «Ha crecido mucho en la toma de elecciones. Ya no pierde tantos balones».
Juanma Ortiz recuerda bien a aquel niño venezolano que descubrió Europa desde Granada. «Era muy joven pero ya se le veían cualidades, entre ellas esa potencia que junto a la velocidad le caracteriza. De aquel chaval han cambiado muchas cosas. Los jugadores jóvenes que tienen tantísimas ganas de triunfar en Europa llegan a una Liga competitiva y carecen de mucha disciplina táctica y de entrenamientos, necesitan aclimatarse para luego competir con una intensidad óptima. Tanto Anquela como Lucas Alcaraz le hicieron mucho hincapié en eso», comparte. Aquel jugador era distinto al futbolista actual: «Vino como delantero y la adaptación a la banda fue posterior, pero le viene bien por su potencia y su disparo. Le defendí en entrenamientos y ya era muy competitivo, pero ha crecido mucho en la toma de decisiones y aún tiene margen de mejora». «Posee cualidades y ambición y ahora está en el equipo perfecto», apunta.
«Sigo al Granada y Darwin está a un nivel buenísimo, está refrendando con goles su trabajo. A nadie le regalan jugar en Primera y para hacerlo como lo está haciendo se debe ser capaz de elegir muy bien y acertar cuándo pasar, cuándo correr y cuándo chutar. Es clave. Él mantiene la potencia y la agresividad en su juego desde siempre, pero ha progresado mucho en esa faceta», subraya Juanma Ortiz. «Va camino de convertirse en un gran futbolista», cerciora.
Pasaron seis años desde aquella época hasta que Darwin Machís coincidió con otro hombre de fútbol como Servando Sánchez, excapitán del Cádiz y además hermano del granadinista Germán. «Hicimos muy buenas migas, también fuera del terreno de juego. Quedábamos para tomar café. Es un chico introvertido y le gusta más demostrar que hablar; no es de palabras sino de hechos. El Cádiz apostó por él para conseguir el objetivo de ascender a Primera, que no pudo ser entonces, pero demostró su calidad y nos dio mucho, nos mantuvo vivos hasta el final. Viniendo de Italia, aquellos meses le dieron la vida», reconoce el actual miembro de la estructura técnica del Cádiz, tras su retirada por las lesiones.
«Aquí siempre se ha actuado desde el bloque, sin jugadores que sobresalgan, pero él sí que vino para marcar la diferencia y desequilibrar los partidos con goles, finiquitándolos. Cumplió a la perfección», reseña Servando, con sus ocho goles en aquella media temporada en la retina. No obstante, aprecia su evolución. «Creo que ahora sabe mucho mejor dónde se la tiene que jugar y cuándo dar continuidad a la jugada. En Segunda siempre quería hacer la suya desde cualquier parte, pero ya no pierde tantos balones como antes y arriesga donde tiene que hacerlo. Se adaptó a la perfección a Primera, ahora sabe leer los momentos del partido», observa quien fuese su capitán.
Defensor curtido, Servando reconoce la dificultad de frenar a Machís. «Es complicado porque sale por los dos perfiles. A ese tipo de jugadores se les defiende sin la pelota, intentando que no les llegue, porque cuando la cogen te la hacen», reseña. «Darwin tiende a meterse hacia dentro desde la izquierda, pero cuando realmente está bien se va hacia la izquierda en busca de la línea de fondo, además de su jugada clásica. Ahí es cuando ya no sabes qué hacer: si darle el centro o el disparo», esgrime. «Yo lo tendría muy claro: que no recibiera el balón. Hay que buscarse la vida para conseguir eso, o que lo reciba lejos de donde se sienta cómodo», insiste Servando. Más adelante puede ser demasiado tarde.
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