Un sistema con tres atrás que no es fácil de ajustar

Neva centró pegado a la línea de fondo y Mojica despejó. En el área, Uzuni y Collado, que no llegó a ese balón aéreo. Recibió Fidel. Quini fue a la presión pero se frenó, pudiendo hacer falta. El contrario tocó para Gumbau, al que trató de acosar Petrovic. El pase del visitante hacia Boyé superó el hostigamiento. Al delantero, de espaldas y aún en su campo, le encimó tarde Domingos. Boyé se la devolvió a Fidel, que arrancó el contragolpe mientras que Pere Milla, por el lado vulnerable de Neva, emprendía la carrera. Germán estaba aculado y Torrente había dejado hueco en la zurda para perseguir a Ponce en la derecha. Fidel vio a Pere Milla. Este, mientras Germán reculaba, aguardó a la llegada de su compañero para que finalizara.

Fue una jugada letal, pero no la única que demostró la descoordinación rojiblanca. Lo que ocurrió es que el Elche eligió mal otras veces en los metros finales. A los pivotes les costó arropar y a los laterales, ir y venir. Neva derramó muchos centros y Quini desbordó sin precisión.

El Granada erró ante la diana y Badia impidió el empate. Esa es la parte positiva; el equipo generó oportunidades. Necesita convertirlas y, sobre todo, ser más astuto al guarecerse. Apretar al contrario sirve si hay orden y centrales rápidos. De lo contrario, es algo suicida. También hubo una querencia por el juego largo que sin la boya de la plantilla, Jorge Molina, se complica. Son elementos que tendrá que estudiar Torrecilla. Insistir con su sistema preferido o adaptarse a lo que tiene.