Muchos soldados

Al equipo granadino ahora se le respeta bastante. Se ha incrustado en la clasificación entre los grandes y ha superado al actual campeón y a otros rivales que eran los favoritos en varios enfrentamientos. Esto hace que enemigos como el Leganés se atrevan menos, se atrincheren atrás. También que el entrenador sea capaz de jugar con cuatro delanteros cuando lleva ventaja de 1-0. Algo insólito. Vimos como sacó a Carlos Fernández con Puertas, Soldado y Machís en el campo. ¿Recuerdan a Caparrós? Aquello era otra historia. Los adversarios llegaban a Los Cármenes convencidos de llevar la batuta, hacerse con la posesión del balón y dominar para adelantarse en quince minutos. Ahora, al ver la valentía y desparpajo de Diego Martínez gracias a la confianza de la que dispone el grupo, da gusto. Y lo comparamos con el miedo a perder que mostraron Real Madrid y Atlético en el derbi del Metropolitano. Los blancos saben que el Granada le ha ganado al Barça y ello aumentará la dificultad. La clave es seguir con la misma humildad, pelear cada pelota como dice Neva y no mirar la clasificación como apunta Vadillo. Lo demás es luchar como gladiadores o soldados.

El ariete titular se ha recuperado a tiempo. Y se aprecia su batalla, abre espacios, arrastra a los defensas y deja a los compañeros en situaciones ventajosas, crea peligro, incordia a las zagas, se sacrifica y esfuerza, corre generoso y solidario para cortar contragoles del contrario aunque le cueste la amonestación... Su experiencia es de enorme ayuda. Adrián Ramos también es de ese perfil aunque quizá con menor físico, ardor o energía. En el actual Granada hay muchos soldados y eso se nota. El exvalencianista cautiva, privilegio y ejemplo.