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Solo dos minutos para el éxtasis en el BelmonteDos minutos de éxtasis arreglaron un partido horrible del Granada, que bailó en el alambre hasta que Pepe Sánchez, 'enemigo' íntimo, sensacional en la zaga ... local hasta ese momento, mandó a su meta un balón rebotado de Boyé en el área. Se destapó la caja de los truenos rojiblanca. Apenas se puso la pelota de nuevo en juego, el argentino se la arrebató al Albacete y le dio una asistencia a Martin Hongla que puso el Carlos Belmonte patas arriba y lo transformó en Los Cármenes. Muchas alegrías se acumulan en tierras manchegas de un tiempo a esta parte. Dos de ellas encaminaron ascensos. Veremos la tercera vez. En el encuentro más crudo se agarró a la lucha por la promoción de ascenso.
Escribá claudicó y dio por terminado el periodo de prueba de Stoichkov, más Juan que lo que recuerda su apodo, aunque interviniera en la fase de júbilo más tarde. El técnico se decantó por Tsitaishvili y Rebbach, soldados cumplidores a pie cambiado, y el trivote, que no 'trigote', porque se conformó con Hongla, Gonzalo Villar y Sergio Ruiz, la novedad en la alineación. No quedó ahí el remache táctico, porque el cántabro fue el eje del centro del campo y el camerunés se descolgó como interior, más libre para atacar, menos pendiente de las salidas, que a veces se le enredan.
Albacete Balompié
Lizoain; Agus Medina (Higinio, m. 86), Pepe Sánchez (Agus Medina, m. 86), Lalo, Jaume Costa (Juan María, m. 28); Pacheco, Riki, Fidel (Javi Rueda, m. 74), Morci; Martón y Kofane (Juanma, m. 74).
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Granada CF
Diego Mariño; Rubén Sánchez, Miguel Rubio, Loïc Williams, Carlos Neva (Ricard Sánchez, m. 86); Martin Hongla (Manu Lama, m. 88), Sergio Ruiz, Gonzalo Villar (Manu Trigueros, m. 64); Tsitaishvili, Rebbach (Stoichkov, m. 64) y Lucas Boyé (Borja Bastón, m. 88).
GOLES: 0-1, m. 76: Pepe Sánchez, en propia puerta; 0-2, m. 77: Martin Hongla.
ÁRBITRO: Ávalos Barrera (comité catalán). Amonestó al local Javi Rueda (m. 82); y a los visitantes Miguel Rubio (m. 16), Gonzalo Villar (m. 40) y Martin Hongla (m. 65).
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 35 de LaLiga Hypermotion, disputado en el estadio Carlos Belmonte ante 10.607 espectadores.
El caso es que en los primeros minutos parecía que la mezcla funcionaba y que, de alguna manera, pillaba despistado al Albacete. Progresaron los visitantes por banda, primero con Giorgi, que conectó con Boyé y este chutó cruzado, pero blando. Luego pudo asombrar Rebbach con un centro cuyo efecto cogió portería y casi pilla en un renuncio a Lizoain. Agus Medina se llevó por delante al argelino en una falta no amonestada y este dejó de percutir tanto por su costado.
El ritmo imperó en estos compases, aunque el Albacete encontró una rendija por las bandas. Martón casi llega a un remate en el área y se las tenían tiesas en cada parcela Kofane y Loïc Williams, atletas en estado puro.
El Granada buscó el sosiego con el balón, pero circuló en zonas de poca transcendencia. Los locales, sin embargo, arremetían sin preámbulos, lo que fue acorralando minuto a minuto a los rojiblancos. Desquiciaba entonces un poco el árbitro, tarjetero con los visitantes, algo más permisivo con los anfitriones.
Boyé tenía uno de esos arranque torpes, en los que regala más que pesca. Gonzalo Villar no terminaba de sentirse fino entre tanta hostilidad y de las llegadas del Alba no podía aventurarse nada bueno. Mariño tuvo que sacar una mano salvadora en un remate que le pudo costar caro al Granada. Justo antes del descanso, los nazaríes pisaron hierba ajena, pero fue con un par de saques de esquina. El mejor, uno con rechace hacia Rubén Sánchez que casi emboca el lateral.
Distaba de verse la mejor versión rojiblanca, con su hinchada viajera pidiendo mayor intensidad, aunque lo que el equipo necesitaba sobre todo era un aliño de ambición, más preocupados los jugadores por no errar que por producir acciones ofensivas de calidad.
El diván del entreacto tenía que devolver un Granada distinto si no quería precipitarse al abismo. Lo que llegó fue una internada de Riki junto a Villar en la que el local buscó el chapuzón en el área pero el árbitro no picó.
No cejaba en su empeño el Alba, con una nueva aproximación que desbarató Mariño, aunque replicada con un contragolpe de Rebbach que concluyó en la corona del área para que Sergio Ruiz se excediera con la potencia y no ajustara el tiro entre palos.
El portero rojiblanco parecía tener aspas ante una intentona de Morci, cada vez más vulnerable el Granada en los pulsos sobre el tapete. Una vez más, el gallego parecía de los pocos sin contagio del mal como forasteros, que genera jaquecas sin medicación aparente. Hongla lideró una tímida llegada por la banda, pero el bagaje seguía penoso. Rebbach mejoró la mirilla con la derecha, con Lizoain avispado con las manos.
Kofane continuó llevando por la calle de la amargura a Loïc, pero Rubio corrigió detrás lo que no resolvió el valenciano en su pulso individual. Harto de la inercia, Escribá giró la manivela con Manu Trigueros y Stoichkov. Villar no se cruzó con su hermano en el campo y Tsitaishvili se orilló hacia la izquierda para dejar paso al gaditano a pie bueno, quien al poco de salir tuvo una pelota en el área, aunque en fuera de juego.
Hongla opositó a la amarilla en muchos tramos hasta que la vio en un rifirrafe en el que encima se revolvió con otro rival, aunque el árbitro se lo dejó pasar y el VAR, también.
El Albacete se mostraba más entero y con hechuras arriba, pero su juego no obtenía premio. El Granada se agarraba a lo que fuera, como el balón parado, aunque continuaba sin darle para aspirar al premio. El Alba también le sacaba brillo a la pizarra, pero el marcador ni se inmutaba.
Stoichkov lo intentó de lejos, y tampoco. Alberto González retiró a la pesadilla Kofane, al parecer por molestias, aunque era para dejarlo con una pierna colgando. Nadie podía imaginar lo que iba a acontecer en pocos parpadeos de todas formas.
Flotó Stoichkov y envió un balón con sutileza por encima de la defensa. Boyé lo peleó y Pepe Sánchez acudió al corte, pero tuvo la mala suerte de despejar hacia su meta. Una fiesta en la curva rojiblanca del Belmonte.
Y de repente, la sentencia. El Alba se quedó noqueado tras tanto merecimiento y Juanma, en un pase atrás, dio una concesión infantil a Boyé, que interceptó el esférico y cabalgó como extremo para ver a Hongla en el área. Con aire gélido, controló y golpeó de interior a la red para dejar salir la euforia con su hinchada. El viaje, a la postre, les había merecido la pena.
El fútbol tiene estos vaivenes. Se pasa del hartazgo como seguidor al orgullo pleno. De pensar en el año tirado a la ilusión de que quizás, sí. El Granada se está levantando cuando muchos lo daban por muerto. Quién sabe el final de esto.
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