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Lauri se mide a una defensa pacense y ambas caen al suelo. RAMÓN L. PÉREZ
El travesaño niega el triunfo a un Granada que sigue creciendo
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El travesaño niega el triunfo a un Granada que sigue creciendo

Gran partido de las rojiblancas, dominadoras en la segunda mitad ante un muy buen rival que impresiona en el arranque y acaba dando gracias al larguero | Espectacular partido de Cristina Postigo

Fran Rodríguez

Granada

Domingo, 23 de enero 2022, 14:34

Granada y Santa Teresa han firmado un empate en la Ciudad Deportiva tras un duelo igualadísimo en su primer tiempo y de color rojiblanco en el segundo. Si las pacenses, una de las escuadras favoritas del grupo, llegaba a la ciudad para poner un duro examen a las de Roger Lamesa, la prueba ha sido superada más allá de un empate engañoso. Hubo mucho fútbol y pocos goles, en parte por el travesaño. El larguero negó por dos veces el tanto de la victoria a Laura Pérez, muy activa tanto en ataque como en defensa, aunque algo fundida en el ecuador del segundo acto. Lauri comandó a un Granada muy superior tras el descanso, pero la estrella del duelo fue Postigo. La defensa central, desplazada al lateral diestro, no concedió ni un balón al Santa Teresa.

GRANADA CF

Andrea, Postigo, Moreno (Alba Pérez, m. 87), Marta Carrasco, Urre, Alicia, Pamela, Noe (Mascaró, m. 72), Laura Pérez, Lauri y Raquel.

1

-

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SANTA TERESA

Murga, Akaba, Hitomi, Ari (Loba, m. 46), Jujuba, Aina (Esperanza, m. 46), Sarah (Adriana Ojeda, m. 46), Brenda, Laura, Marín (Ali Pérez, m. 68) y Mariajo (Raquel, m. 90).

  • GOLES 1-0, m. 45: Lauri; 1-1, m. 57: Mariajo.

  • ÁRBITRA Cristina Hidalgo Moraño. Amonestó por las locales a Postigo; y por las visitantes a Laura, Mariajo y Adriana Ojeda. Expulsó al técnico visitante, Manuel Fernández, por desconsideraciones al banquillo rojiblanco y al propio trío arbitral durante todo el choque.

  • INCIDENCIAS Partido correspondiente a la jornada 15 de la Liga Reto y disputado en la Ciudad Deportiva del Granada ante menos de 100 espectadores.

Y es que esa fue la gran duda de Lamesa antes del choque. Las bandas pasan por un mal momento por mor de las lesiones y el técnico ilerdense apostó con acierto por Postigo en la banda y Moreno compartiendo zaga con Marta Carrasco. Urre, que va recuperando su mejor versión, continuó en la zurda. No entró en la convocatoria la recién llegada de Eibar, Guereñu. Por delante hubo pocas dudas. 4-3-3 en ausencia de Mascaró, con Noe completando el centro junto a Alicia y Pamela -de menos a más la uruguaya-. Lauri ejerció de volátil referencia, haciendo daño cuando bajaba a crear pero con menos presencia en área que en otras ocasiones. Y eso que anotaría el gol local.

Los primeros diez minutos fueron de auténtico susto en la Ciudad Deportiva. Por suerte, no se penalizó una clarísima superioridad en intensidad de las visitantes. El Santa Teresa salió como pocos equipos lo podrían hacer en Granada. Presionando muy alto, asfixiando a las rojiblancas y apretando desde el primer momento. Fue una absoluta exhibición que, para bien de las locales, no soportó el físico de las pacenses. Cuando el Granada empezó a enlazar pases, fue replegando al Santa Teresa y el duelo empezó a ser el mano a mano que se preveía.

La primera media hora puso de relieve el partido de quilates ante el que se encontraba una grada, por desgracia, desierta ante la proximidad horaria con otros eventos de relumbrón en el Palacio de los Deportes y Los Cármenes. Se perdieron un pulso futbolístico de intensidad tremenda. Uno que solo iba a desequilibrarse por errores groseros, de esos no forzados. Buscaron las cosquillas a Andrea Romero, colosalmente segura durante todo el choque. Con el puño, la granadina despejó un córner que se prometía olímpico.

En el otro área, el Granada no encontraba con comodidad sus puñales. Raquel no exhibió el filo de otras mañanas y Laura Pérez se medía a defensoras veloces que estuvieron siempre atentas a ese balon filtrado que Lauri repite tantas veces hacia su tocaya. Una jugada que, a pesar de ser evidente, surte efecto. Lo demostró un disparo desviado de Laura que sirvió para avisar.

Lauri también se dio el lujo de avisar primero. Por que la capitana se plantó sola ante Murga tras un gran pase que superó a las desencajadas zagueras pacenses. En Badajoz se tapaban los ojos temiendo lo peor, pero la portera aguantó con la rodilla en el suelo y realizó una parada de nervios de acero. Le ganó el pulso a Lauri que supo en ese momento que si llegaba otra ocasión, iba a necesitar atemperar la sangre. No tardó en ponerlo en práctica.

Ya eran cubitos sus venas cuando Postigo, en su enésima recuperación en banda, la buscó en largo. Hitomi parecía con la posición ganada, pero se comió en un error absurdo el bote, dudó en tocar con la mano, pero decidió jugársela en la carrera. En apenas unos metros, sabía que había condenado a su equipo. Lauri ya encaraba con vengativo deseo a Murga, que volvió a aguantarle bien. Esta vez, la delantera amagó el golpeo al palo largo y se la puso firme pero pegada al cuerpo. Donde más duele. El 1-0 era más de medio partido si no se cometían fallos y llegaba, además, justo antes del pitido. Cuando más duele.

Si algo se ha achacado a las rojiblancas tras algunos descansos, ha sido cierta falta de intensidad. Pero, aprendida la lección, el Granada empujó al Santa Teresa ante la desesperación de su técnico, protagonista absoluto del segundo tiempo por su falta de deportivad y educación. Se le escuhó con claridad una decena de insultos distintos al 'staff' local, los árbitros y, en general, todo lo ajeno. Acabaría expulsado y demostrando no estar a la altura de su equipo, que en el campo es una auténtica delicia pero se ve empañado por estas actitudes injustificables.

El caso, volviendo al partido, es que las nazaríes dieron un paso adelante a pesar del 1-0 y merecieron el segundo. Se lo negó la madera. Laura Pérez recibió de Lauri y disparó desde muy lejos superando a Murga. Aliviada respiró cuando vio que el cuero se estrellaba en el larguero. Contra todo pronóstico, la mejor salida de vestuarios del Granada en esta campaña, acabó con el gol en contra.

Y es que, como ocurrió en el 1-0, solo un error propio podía devolver la igualdad al marcador. Y le tocó a Urre. La lateral quiso interceptar un balón en largo de la defensa pacense hacia Mariajo. La delantera casi había dado por perdido un balón que le pillaba mal perfilada, pero Urre, en su intento por cabecear el esférico, en lugar de alejarla la dejó muerta, botando en la esquina del área. No lo pensó Mariajo, que hizo bueno el regalo con un derechazo inapelable para Andrea Romero. Una pena.

Hay que destacar la reacción de las rojiblancas. Los cinco minutos después del gol fueron un asedio que apenas dio frutos con un disparo de Laura Pérez muy cruzado y uno de Lauri que atrapó segura Murga. Respondía también la portera del Granada en la única jugada de peligro de las pacenses en el segundo acto. Fue un córner que se cerró y tuvo que palmear la guardameta. El balón quedó suelto en el área pequeña y una visitante la empujó con poca fuerza, reincorporándose Andrea y recogiendo en balón en la misma línea.

No permitió más concesiones la zaga rojiblanca y el balón pasó a ser exclusivamente de las locales. El Santa Teresa se vio abocado a correr de espaldas cada poco e interrumpir el juego con una infinidad de faltas tácticas. No pudieron, a pesar del espíritu combativo con el que jugaron las pacenses, frenar la ofensiva de las de Lamesa. El técnico recuperó para la causa a Mascaró y el habitual 4-2-3-1 con la veterana punta en el área rival.

Lauri y Pamela crecieron con el cambio y siguieron generando escenarios favorables a Laura Pérez, la gran esperanza con su derecha de seda, convertida en cañón cada vez que al Granada se le acaba el tiempo. Su golpeo es un milagro al que no siempre puede encomendarse el equipo. Pero es tanta su calidad, que no resulta desesperado. Solo el larguero evitó que esta crónica fuera otra. De nuevo, la '7' la estampó en el larguero. Al Santa Teresa le echó un cable el resto del santoral al completo y concedieron un punto que contenta más a las visitantes pero debe servir a las rojiblancas para crecer y, ahora sí, pensar en la Copa.

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