Yangel Herrera dispara sobre la portería de De Gea. PEPE MARÍN
La temporada de...

El venezolano deja su huella para siempre

El mediocentro eligió seguir cedido en el club rojiblanco y ha ejercido un rol clave, siendo un llegador con un olfato poderoso y un pulmón en el centro

Lunes, 21 de junio 2021, 23:46

Yangel Herrera jugó el pasado curso donde quería jugar. Tras los cantos de sirena que llegaron desde Valencia, el mediocentro eligió seguir en un equipo donde era fundamental para su técnico, en el que tanto él como sus allegados habían caído de pie. Y la ... jugada no le pudo salir mejor. Mejoró su primer año y jugó en Europa.

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SUS CIFRAS

  • PARTIDOS JUGADOS: 46

  • TITULAR: 36

  • MINUTOS: 3.356

  • GOLES: 8

  • AMARILLAS: 11

  • EXPULSIONES: -

Ahora, una vez el venezolano se ha despedido formalmente del granadinismo, ya sí es posible hablar de lo que Yangel Herrera ha supuesto para el Granada. Pocas veces una relación tan corta –solo dos temporadas como nazarí– han ido de la mano de un desempeño tan incuestionable y, por tanto, han dejado una huella tan honda en el club rojiblanco.

En su caso, la apuesta inicial de Diego Martínez por el 4-3-3 fue una bendición. El pasado curso, el 4-2-3-1 había amarrado al de La Guaira al doble pivote, alejándole del área y reservando esa segunda línea de remate al falso mediapunta que era Carlos Fernández. Aún así, consiguió algunos tantos. Este curso, con un pivote fijo resguardando su espalda, Herrera dio un paso adelante y se convirtió en el llegador oficial del Granada y uno de los mejores argumentos ofensivos a balón parado del equipo.

A principio de temporada, en las previas de la UEL, de los nueve goles del equipo, tres fueron suyos. Un tercio. En Liga también exprimió su sorprendente faceta goleadora con tantos importantísimos ante el Athletic, el Sevilla o el Omonia en esos jueves europeos. Luego bajó su cuota goleadora, pero no su influencia en el equipo. Tan sólido como siempre y a salvo de lesiones importantes, dio continuidad al centro del campo, ejerció de líder natural por su agresividad bien entendida y su espíritu competitivo. Sin duda, una pieza clave del mejor Granada de siempre. Un jugador destinado a vivir grandes noches con clubes de la alta élite y su amada 'Vinotinto'.

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