John Jiang y Gino Pozzo sellaron la venta oficialmente el 14 de junio de 2016. R. I.
Historia del Granada CF

Una venta que se cuestionó hasta su final

La llegada en 2016 de la empresa china DDMC al Granada estuvo envuelta de secretismo al gestarse con el equipo luchando por objetivos deportivos

Rafael Lamelas

Granada

Lunes, 19 de junio 2023, 20:04

Parece complicado que en cualquier intentona de compra de un club de fútbol haya luz y taquígrafos; las que rondan el Granada no son distintas. En este tipo de gestiones siempre existen ruido y conjeturas. No todas las pretensiones que surgen evolucionan hacia el acuerdo. ... También ha sido así en el club rojiblanco históricamente. El secretismo y la confidencialidad se convierten en rasgos predominantes, incluso cuando alguna parte observa avances en la negociación. Ocurre sobre todo si el equipo de turno cuenta con objetivos deportivos en juego. No es el caso actual de los nazaríes, aunque sí lo fue cuando se vivió un proceso así con el desembarco chino, que se empezó a trabajar en el último trimestre de 2015 y culminó formalmente en junio del 16. Si algo similar ocurriera ahora, ya se iría tarde. La falta de celeridad posterior a aquel traspaso de poderes en la planificación deportiva lastró la siguiente temporada, concluida con el descenso.

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El Granada, bajo su cauce oficial, mantiene a día de hoy su mismo pronunciamiento. Se han reconocido conversaciones con posibles compradores durante estos meses («se atiende a todo el mundo, como es normal», se advirtió a IDEAL), pero jamás se ha confirmado progreso alguno por este conducto, al menos hasta la fecha. El hecho de disputar el ascenso a Primera también fue un argumento de fuerza para evitar cualquier especulación. Una vez conseguido, el asunto respecto a los pretendientes vuelve a estar en el ambiente con intensidad. Hay optimismo en el flanco de los que desean entrar, de ese consorcio que tiene mecenas mexicoestadounidenses cuyo representante es el argentino Andrés Fassi. En las oficinas rojiblancas se sigue cuestionando todo, aunque el partido probablemente se esté disputando en otro lugar. Hace siete años, tampoco hubo conocimiento pleno de los entonces gestores hasta que todo estuvo cocinado.

Hasta 2011, el Granada se rigió desde su nacimiento como club de fútbol en 1931 por distintas juntas directivas y gestoras. A partir de ese año 11, se constituyó como sociedad anónima deportiva tras su llegada al fútbol profesional y la empresa que adquirió la mayoría de su capital social se llamó Daxian, mercantil controlada por el italiano Gino Pozzo desde aquel momento, con Quique Pina de presidente de la entidad futbolística.

Desde otoño de 2015, se barruntaban movimientos de cambio en las altas esferas. Hubo una visita de una comitiva china, que también había tanteado el Málaga CF. Una excursión que tenía en la sombra a Pere Guardiola, entonces presidente de Media Base Sports, quien se convirtió en persona de confianza para la elaboración de la estructura local, con resultados irregulares.

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La corporación china DDMC compró Daxian a mediados de junio de 2016. El acto central se celebró el día 14, con la firma en una notaría de Barcelona. La foto icónica muestra a Pozzo estrechando la mano de John Jiang. Esa misma tarde, Jiang llegó a Granada, ofreció sus primeras declaraciones y al día siguiente visitó formalmente los despachos de Los Cármenes y atendió a los medios de comunicación en una multitudinaria rueda de prensa.

Varias fechas antes, el 22 de mayo de 2016, en Londres, cristalizó el entendimiento que venía ultimándose desde hacía meses, cuando ya se observó un principio de acuerdo que los allegados en España de la parte china deslizaron. No así la de Pozzo, quien negó todo hasta que se zanjó la negociación, y mucho menos la de Pina, que tenía la mosca detrás de la oreja pero al que el dueño siempre le cuestionó que fuera a aceptar la venta. Quería al murciano centrado en la salvación en Primera del equipo, como así fue. Esta afrenta provocó que ofreciera resistencia a dejar el cargo.

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En la nota difundida el 23 de mayo, DDMC asumía el poder a través de una filial, Link International Sports Limited, registrada en Hong Kong. Quedaba la 'due diligence' (la auditoría e investigación previa a una compra) y el permiso del Consejo Superior de Deportes, que se anunció el 7 de julio. Todo se puso en marcha, aunque hubo que esperar al 4 de agosto, en una junta extraordinaria de accionistas, para que John Jiang fuera nombrado presidente. Todos los que han tenido esta responsabilidad también fueron administradores únicos de Daxian.

Por el consejo de administración fueron visibles Kangning Wang, mano derecha de Jiang (sus 'ojos' en Granada) y el empresario granadino Ignacio Cuerva. A este último lo reemplazaría con el tiempo Pepe Macanás. A Wang, varios 'amigos' de Jiang que no pintaron nada hasta la configuración que ya formó Rentao Yi con Sophia Yang, con esta en solitario luego.

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Con Jiang se acometieron una serie de precipitadas decisiones deportivas que depararon un proyecto inconexo, tras lo cual hubo un resurgir impresionante, con entrada en Europa incluida, como él ensoñó en su presentación. Jiang fue relegado en aquella junta extraordinaria a pocos días de la disputa del último partido del equipo para meterse en la UEL frente al Malmö. Desde DDMC se demostró que este empresario no tenía ninguna acción.

Con Rentao Yi y Sophia Yang, los directores generales acabaron siendo consejeros. Ocurrió con Patricia Rodríguez y ahora con Alfredo García Amado. Xiaohua Li completa el actual órgano de gobierno, que sí participa de manera activa en cualquier deliberación y hace acto de presencia en Granada.

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En toda la posibilidad de una hipotética venta actual sigue habiendo tres asuntos espinosos: la deuda que estima Pozzo por impagos de aquel traspaso (doce millones); la cantidad reclamada por la Agencia Tributaria a la SAD por irregularidades en el impuesto de sociedades en los años previos del italiano (nueve millones, a lo que habría que añadir la posible penalización); y la posible derivada que arrastra una de las filiales de DDMC con LaLiga por no abonar los derechos de retransmisión del campeonato en China (45 millones, aunque Sophia Yang siempre dejó esto como un asunto al margen del club).

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