Víctor Díaz y Antonio Puertas; adiós a dos héroes del mejor Granada

Solo Puertas pudo despedirse con minutos, vitoreado antes incluso de entrar con el brazalete que le cedió su amigo Carlos Neva, forzando ya solo para el descuento por el dolor que aún siente en el costado tras reincidir en la molestia que ya sufrió la temporada pasada. No pudo ser más cruel el fútbol con él cuando le brindó un penalti que él mismo forzó y mandó su lanzamiento al larguero. Lo vio todo desde fuera Víctor Díaz, quien, honrado como nadie, ofreció al club su ficha en el mercado de invierno por la sinovitis ya crónica que sufre en su rodilla izquierda aunque la entidad no consiguiera firmar a ningún futbolista que la ocupara en sus últimas horas.

Tanto Víctor Díaz como Antonio Puertas fueron homenajeados antes de la salida de los equipos por requerimiento de LaLiga para no afectar al horario unificado con otros encuentros. Pepe Macanás, como representante institucional aunque jubilado mes y medio atrás, con un brazalete de capitán sobre el traje, les hizo entrega de un balón en una vitrina a cada uno y, como particularidades, de otro brazalete enmarcado a Víctor Díaz, de calle, y de un cuadro a Puertas. Salieron de la mano de sus hijos y luego se les unieron sus esposas.

Víctor Díaz y Antonio Puertas recibieron los aplausos del granadinismo bajo un ambiente desangelado por la situación deportiva tras el descenso. Durante el partido hubo cánticos para ambos en los minutos de sus dorsales desde la grada de animación, coreándose además de sus nombres son «de los nuestros». En los cinco minutos que discurrieron entre estos, volvió a cantarse «directiva, dimisión» con más apoyo popular.

Antonio Puertas proseguirá su carrera en otro equipo, seguramente en Segunda división a sus 32 años. Quizás, quién sabe, al también descendido Almería de su tierra al que siempre consideró volver algún día. Víctor Díaz, por su parte, medita qué hacer con su futuro al retirarse, pero seguirá ligado al fútbol y vivirá en Granada.