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Pasa el tiempo, pero Víctor Díaz se afianza como un recurso necesario para ciertas fases de la temporada. El capitán del Granada se dispone al enésimo acto de servicio con la camiseta rojiblanca, que ya ha defendido en 200 partidos. Llegó a esta cifra redonda ... en el Reale Arena, donde el sevillano lamentó una derrota severa por parte del conjunto local. En ese encuentro, Paco López le colocó como uno de los tres centrales de su alineación, aunque la zaga no tuvo la contención que se podía esperar. Las bajas probables de Miguel Rubio y Jesús Vallejo, unido a que Raúl Torrente acaba de salir un largo proceso de recuperación, invitan a pensar que el técnico apostará por Víctor Díaz e Ignasi Miquel en el centro de su retaguardia, con la opción de incluir un tercer elemento como el recreativista Miki Bosch si lo considera oportuno.
Acaba de iniciar su sexta temporada y al sevillano le ha dado para mucho. Lleva 77 enfrentamientos en Primera, 105 en Segunda, nueve en Copa del Rey y nueve en la Europa League, competición en la que el club alcanzó su techo futbolístico hasta ahora. Lateral derecho de origen, con la edad –ya tiene 35 años– ha sido adaptándose a la posición de central con cierta solvencia. La falta de rapidez en algunas ocasiones la compensa con colocación. Su buena salida de balón hizo que se ganara la confianza de varios técnicos cuando estos buscaron un modelo con iniciativa desde atrás.
Díaz se enfrenta a unas molestias de rodilla desde hace años, que siempre nota cuando arranca la pretemporada. Es por ello que le cuesta coger el ritmo de competición pese a cuidarse mucho. En las dos campañas previas, tardó en aparecer entre los elegidos. En la 21/22, con Robert Moreno, tuvo pocos minutos en la jornada uno y su primera titularidad fue en la tres, de lateral derecho, en aquella debacle con el Rayo Vallecano. El preparador catalán lo tuvo sin jugar hasta la jornada ocho, cuando le colocó como central y encauzó una de sus escasas rachas positivas al mando del Granada. Con Aitor Karanka encontró también el beneplácito, incluso por delante de Germán Sánchez, quien fue un valladar en la etapa de Diego Martínez. Los actuales gestores no renovaron al gaditano, pero Víctor Díaz sí tenía contrato. Una vez más, parecía que había varios futbolistas por delante de él en las preferencias del cuerpo técnico, pero Karanka le acabó extendiendo el crédito como central. Aunque la pareja más repetida tanto con el vasco como con Paco López fue la formada por Miguel Rubio e Ignasi Miquel, Víctor tuvo bastante recorrido y alcanzó la renovación por partidos disputados.
En este ejercicio, también parecía partir en desventaja. Además de Rubio y Miquel, la llegada de Vallejo y el restablecimiento de Torrente le abocaban al banquillo. Los problemas físicos de estos dos últimos, unido Rubio al parte médico ahora, le abren la ventana del once inicial frente al Girona. Como siempre, intentará dar su mejor versión, máxime en casa.
Víctor Díaz es uno de esos jugadores que planea quedarse a vivir en Granada cuando cuelgue las botas, como ha sucedido con Jorge Molina y es probable que pase con otros compañeros que ya no están en el proyecto, como Ángel Montoro. Todos compraron una casa. En el caso de Díaz, sus hijas ya se sienten más granadinas que de otro sitio. Este es un factor más de implicación para el del brazalete, cuyo futuro después de su ciclo en activo es posible que le conduzca al apartado técnico o a los despachos. Para esto, todavía tiene tiempo por delante.
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