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A Malata, el estadio que visitará el Granada este sábado, fue el último en el que Álvaro Vadillo jugó a fútbol hace ya medio año. El exrojiblanco, artífice del ascenso, la semifinal de la Copa del Rey y la clasificación para la previa de la Europa League en las dos temporadas entre 2018 y 2020, se encuentra actualmente en paro por voluntad propia al renunciar al año de contrato que le quedaba con el Racing de Ferrol para el presente curso. Vadillo no pudo terminar la pasada campaña por una nueva lesión de rodilla, en esta ocasión en la izquierda. «No he venido aquí a engañar al Racing ni a hacerme rico. Vine con la ilusión de aportar lo que pudiera. No quiero aprovecharme; mi rodilla no me da», citó como palabras del propio futbolista el presidente del club gallego, Carlos Mouriz, al agradecérselo.
El Racing de Ferrol fue el último equipo en la dura historia de Álvaro Vadillo, quien, contactado por IDEAL esta semana, declinó muy amablemente una solicitud de entrevista argumentando que deseaba permanecer «un poco desconectado de todo». El gaditano cumplirá 30 años el mes que viene y resulta una incógnita la forma en la que continuará su carrera profesional. Castigado por las lesiones desde que debutara con el Betis en Primera división a los 17 años con una rotura del ligamento cruzado de la rodilla derecha en el Santiago Bernabéu, Vadillo vivió sus mejores años de fútbol precisamente en el Granada, donde la manera en la que Diego Martínez solía dosificarle retirándole casi siempre a la hora de los partidos le permitió gozar de una regularidad inédita para él hasta entonces.
Álvaro Vadillo jugó con el Granada 66 partidos en dos temporadas, con más de 4.400 minutos entre ellos, siete goles y hasta doce asistencias, siendo una pieza clave en el equipo hasta la irrupción de la pandemia de coronavirus. Ya en Primera, y a escasos meses de concluir su contrato, declinó una renovación que parecía ya pactada con los rojiblancos para cerrar un preacuerdo con el Celta por tres campañas. Sin embargo, no llegaría a jugar ni una sola de celeste. Los vigueses lo mandaron cedido antes de que cerrase aquel mismo mercado al Espanyol en Segunda con una opción de compra obligatoria en caso de un ascenso que efectivamente se produjo. Tampoco como perico le fue mejor, y encadenó dos nuevos préstamos en el Málaga y en el Eibar.
Liberado por el Espanyol el verano pasado, Álvaro Vadillo firmó con el Racing de Ferrol en busca de su mejor versión. O, al menos, de la regularidad que tuvo en Granada. Únicamente pudo jugar un partido en todo el mes de septiembre y otro ya en octubre, con un gol de falta directa de los suyos que valió un punto en A Malata contra el Cartagena pese a ingresar en el último suspiro, y ya en noviembre se estrenó como titular. Solo podría disputar once encuentros, de inicio en siete de ellos, hasta reencontrarse con otra maldita lesión de rodilla. Corría el mes de febrero y desde entonces no ha vuelto a jugar.
Para el recuerdo de la afición del Granada quedarán varias tardes mágicas de Álvaro Vadillo en Los Cármenes, sobre todo en Segunda división, aunque en Primera también firmase el gol de la victoria contra el Betis en Los Cármenes que aupó a los rojiblancos a un liderato momentáneo. El gaditano hizo las delicias del estadio del Zaidín con sus regates y controles, además del buen golpeo de su pie derecho que le responsabilizó del balón parado como una de las principales de aquel equipo de Diego Martínez. Y la única vez que volvió como rival, con el Eibar hace dos temporadas, no salió del banquillo.
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