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No es primavera aún, diga lo que diga el famoso centro comercial, pero el Granada ya puede ir sacando las chanclas del armario porque ya ... huele a verano, limpia y pretemporada. Si no es así, protagonizará una de las reacciones más colosales que se recuerdan. Tras lo de Cádiz, parece algo descabellado siquiera mentar el ascenso. Zozobró en la bahía, víctima una vez más de sus propios errores, que le desfiguran. Esta vez, fue un regalo de Martin Hongla en el día de sus cumpleaños, en una cesión comprometida a Mariño con la que se frotó las manos Chris Ramos. La apatía se posó sobre las cabezas rojiblancas. Una dimisión en cadena para renegar de la nueva oportunidad de recortar diferencias con los privilegiados. Este equipo se inflige daño y se hace anticompetitivo en la adversidad hasta generar estupor.
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A Fran Escribá se le está poniendo cara de su paisano José Luis Oltra, aunque lo del actual inquilino es mucho peor, pues el actual técnico del Eldense cayó con el equipo en 'play off', por un afán desmedido de excelencia pretendiendo el salto directo a Primera. No hubo ni lo uno ni lo otro, algo que sí es análogo a lo de ahora, porque otra cosa sería un hiperoptimismo ciego. Es inimaginable un despertar como el que hubo con Paco López porque para ello, como poco, se necesita a tres futbolistas en estado de gracia, y no asoma ni un Raúl ni un Bryan ni un Uzuni. Nada de nada.
Cádiz CF
David Gil; Zaldua, Kovacevic, Víctor Chust, Climent; Diakité (Fede San Emeterio, m. 46), Rubén Alcaraz (Gonzalo Escalante, m. 89), Rubén Sobrino, Ontiveros (Álex Fernández, m. 80); Óscar Melendo (Matos, m. 66); y Chris Ramos (Carlos Fernandez, m. 80).
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Granada CF
Diego Mariño; Rubén Sánchez, Miguel Rubio, Manu Lama, Carlos Neva (Rodelas, m. 78); Martin Hongla, Gonzalo Villar (Manu Trigueros, m. 69), Tsitaishvili (Borja Bastón, m. 86), Rebbach (Reinier, m. 69); Stoichkov (Weissman, m. 78) y Lucas Boyé.
GOL: 1-0, m. 28: Chris Ramos.
ÁRBITRO: Mallo Fernández (comité castellanoleonés). Amonestó a los locales Diakité (m. 32) y San Emeterio (m. 76); y ninguna tarjeta a los visitantes.
INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 31 de LaLiga Hypermotion, disputado en el estadio Nuevo Mirandilla ante 14.140 espectadores.
Con Stoichkov y Gonzalo Villar, se presuponía que el Granada quería hipnotizar el balón por dentro para expandirse mejor. El Cádiz no discutía el esférico hasta el ecuador, a la espera de un despiste rojiblanco. En una secuencia de pases rápidos, Ontiveros asomó la pezuña. Chutó con ese efecto tan característico, pero sin fuerza, sencillo para Mariño.
Hongla protagonizó la primera acción de riesgo con un recorte en campo propio que le salió bien de chiripa y que impulsó un contragolpe en el que intervino Rubén Sánchez, que tenía pradera a la espalda de Ontiveros, más perezoso en las vigilancias. Boyé, que apenas intervino en el primer acto, estrelló el envío del lateral contra uno de los defensas.
Mucho mejor fue una intervención posterior de Rubén en la que enlazó con Tsitaishvili. Corrió el georgiano con el puño a todo gas, pero se encontró de nuevo con un poste, tras roce en David Gil, y no firmó su quinta muesca.
El partido, brioso en ese inicio, se encasquilló, que era algo conveniente para los locales. Se posicionaron con orden sobre el tablero y dejaron que el Granada se fuera hirviendo con pases fútiles, de esos que siempre dan la impresión de que alguien la fastidiará y vendrá el lamento.
Melendo chutó desde la frontal, con intensidad leve, y Ontiveros gozó de una llegada en la que Hongla apareció con el gancho para evitar males mayores. Antes, Chris Ramos ya había tenido un forcejeo con Lama muy protestado desde la grada, pero en el que ambos se estiraron la camiseta.
El Cádiz poco a poco mostraba más persistencia ofensiva ante la devaluación de los argumentos del Granada, demasiado prudente en sus evoluciones, con poco de sus solistas. En eso se estaba, cuando en una serie de pases en zona de inicio llegó la descomposición. Hongla le dio uno demasiado duro y forzoso a Mariño hacia su pierna mala, la izquierda, que pilló al portero a contrapié. Se tiró a rebañar el esférico, pero Chris Ramos merodeaba por allí y se zampó a la presa. Un gol absurdo hasta en un partido de infantiles, impropio de futbolistas de semejante experiencia.
Lo mejor es que no tuvieron los rojiblancos mucho más que lamentar hasta el descanso, aunque estuvieron sonados. Al Cádiz ya le convenía el escenario y aunque se volvió a asomar en campo contrario, lo hizo sin riesgos, sabedor de que el resultado ya era apetecible. Ontiveros cometió una entrada agresiva ante Tsitaishvili con los tacos por delante, pero ni vio amarilla, cuando bien pudo ser roja con otro rasero videoarbitral.
Salió San Emeterio en el bando amarillo por Diakité, pero el Cádiz no mudó de piel, pendiente de cualquier otra pifia para cerrar el chiringuito. Melendo, con viento a favor, suele desplegar sus velas y suministró material para sus compañeros. El Granada seguía tumbado en su diván, amargado. Solo Tsitaishvili parecía al margen de la depresión, pero sus lanzamientos no veían red.
El disloque se exageró en Mariño, que no tuvo otra ocurrencia que fintar ante una presión de Rubén Sobrino que casi le cuesta el segundo tanto al portero vigués. Garitano, en su área técnica, se mantenía sereno. Retiró a Melendo pasada la hora, como ocurría con el mediapunta catalán en Granada, y enseguida se encontró una llegada casi letal, en un embrollo de Gonzalo Villar que la defensa abortó con torpeza.
Sobrino tuvo en su testa la diana en la continuación de un córner y ya creyó Fran Escribá que tocaban modificaciones. Trigueros por Villar y Reinier por Rebbach, dos de esos jugadores a los que él guarda fe pese a lo poco ofrecido, privilegiados en detrimento del canterano Sergio Rodela,s que tuvo que esperar a la siguiente rueda, junto a Weissman. Salieron Neva y un fantasmal Stoichkov, que no es ni la sombra de lo que enseñó en su día en el Eibar.
El cachorro se quedó con el lateral, a poner centros como una dinamo. David Gil no tenía ni que exigir sus guantes ante un adversario tan inocuo. Un espanto a todos los niveles.
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