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Amanda Martínez
Martes, 20 de octubre 2015, 18:27
Una vez acabada la Guerra Civil y con Antonio Gallego Burín al frente de la alcaldía (ocupó el cargo entre el 3 de junio de 1938 y el 31 de agosto de 1951, salvo un breve paréntesis de gobernador civil durante los meses que van del 20 de octubre de 1940 al mismo día y mes de 1941), comenzaron a ejecutarse importantes proyectos de reforma urbana que cambiaron la imagen de la ciudad. En 1940 se iniciaron las obras para el aplanamiento del Embovedado en Puerta Real, las del derribo del barrio de la Manigua (que inauguró Franco en 1943) y el traslado de la fuente de los Tritones (o de los Gigantones) del Salón a Bibrambla para reemplazar el monumento de Fray Luis de Granada que, a su vez, se instalaría en el atrio de Santo Domingo. En 1942 se prolongó la avenida de la Constitución (entonces de Calvo Sotelo) desde el cruce de Andaluces hasta la Caleta y un año después se cambiaría el trazado de la plaza de Gran Capitán y la ordenación del Triunfo, así como la plaza de los Tiros, y se trasladó la verja que aislaba la Capilla Real, que pasaría a la entrada de la calle Oficios desde la Gran Vía. En 1946 se reformó la Plaza de las Pasiegas, la de San Isidro y se construyó la rotonda que separa los Paseos del Salón y de la Bomba... "Durmiendo o vigilando, no ha dejado de pensar un solo día en su ciudad, soñándola", decía Fernández Almagro sobre la actividad del primer edil, que en 1949 consiguió para el Ayuntamiento la Medalla de Oro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Entre las reformas emprendidas bajo el mandato de este hombre que solía decir que "regir una ciudad no es únicamente administrarla, es, también, algo más y más hondo. Es darle alma, darle tono, darle estilo" se cumple este mes de octubre el setenta y cinco aniversario de la de la castiza plaza de Santa Ana, una operación urbanística no muy complicada en su ejecución, pero que destacó por la sensibilidad con la que fue llevada a cabo.
Un poco de historia
En 1504, Alí de Mediana inició las primeras obras para el cubrimiento del río Darro. Ensanchó el puente de los Leñadores o de los Barberos que Manuel Gómez Moreno describiría en su "Guía de Granada" como "de lajas y piedra blanca, uniendo la plaza de Hatabín o de San Gil con la calle de los Cuchilleros". Mediana tardó nueve años en la construcción de este primer proyecto de embovedado del río que medía unos 72 metros desde el puente hasta la casa del conde de Ureña. La llamaron Plaza Nueva del Hatabin, o simplemente, Plaza Nueva. En 1515 se amplió la cubierta frente a la Chancillería, se construyeron viviendas y el Ayuntamiento instaló un pilar renacentista de mármol pardo que se destruyó en las inundaciones de 1835. En 1868 cayó la iglesia de San Gil, pero aquel puente de los Barberos subsistió hasta 1880, cuando se cubrió el Darro en este punto. La antigua mezquita Almanzora, o iglesia de Santa Ana, dio nombre a la plaza.
Se emplearon diez mil pesetas en la instalación del pretil del río en forma de banco, dividido en tres tramos por medio de pilares rematados en bolas. Se arregló la entrada a la iglesia y se plantaron árboles. En el centro de la plaza se construyó una acera y, para organizar el tráfico, una farola con cuatro brazos. El aspecto más importante de la reforma consistió en salvar el desnivel del acceso a la calle de Santa Ana para el que se construyó un muro y unas escalinatas hechas a base de bordillo calizo. En el centro de este muro se colocó el pilar del Toro.
Aparcamiento público
En 1970 se presentó un nuevo proyecto de reforma de la plaza para dar fluidez al tráfico que, poco a poco, la había transformado en un parking público. En los ochenta se habló de su conexión con la Cuesta de los Chinos por un camino que bordeara el Darro en su margen izquierda para que los transeúntes "no paseen agobiados por el tráfico de la Carrera y puedan disfrutar de las vistas de San Pedro".
Los aparcamientos no se eliminaron hasta 1993 fecha en la que una reforma restringió el tráfico y peatonalizó el entorno de Plaza Nueva que adquiriría su aspecto definitivo en 1998 cuando se instaló el sistema de acceso por pilonas al Albaicín.
El pilar del Toro
En octubre de 1940 terminaron las obras de remodelación de la plaza de Santa Ana. La intención del Ayuntamiento era devolver a la zona la personalidad que había perdido, "al quedarse ocultas las líneas de la torre de la iglesia por unas palmeras desmesuradas y ocupar parte de la plaza y unirse al templo un mezquino jardín cercado por unas verjas de hierro pobres y de mal gusto". La cerca que rodeaba al jardín se sustituyó por un pretil en cuyo centro se colocó el Pilar del Toro y los edificios en torno al templo se decoraron con pinturas de inspiración pompeyana. En enero de 1941, el Ayuntamiento aprobó un presupuesto de 5.462 pesetas para los gastos de traslado de la fuente desde su ubicación en la calle Elvira, que se realizó al finales de ese año. Allí servía de abrevadero y de suministro de agua a los vecinos del barrio y usuarios de la posada.
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