Trabajadores del Centro Artístico celebran el Gordo en 1942

Las Navidades de la suerte

Hace 160 años caía en Granada, por primera vez en la historia, el Gordo de la lotería

Amanda Martínez

Sábado, 19 de diciembre 2015, 01:43

El sonido de las bolas que repiquetean dentro del bombo acompañando el cantar de los niños de San Ildefonso es el primer villancico que escuchamos en Navidad. La ilusión de la mañana del 22 de diciembre sigue intacta, por muchos años que pasen. Ha cambiado, eso sí, la manera de seguir el sorteo. Ahora comprobamos los números en una ventana del buscador de internet; antes desayunábamos con la tele encendida mientras nuestra madre se afanaba en la cocina a la vez que lamentaba, cuando salía un premio, que no tenía la terminación. Un poco antes se vivían mañanas de orejas pegadas al transistor y mucho antes, solo estaban los periódicos para publicar las listas de los premios, con lo que ocurría que, en la mayoría de los pueblos, donde la prensa llegaba con varios días de retraso, no se enteraban de las veleidades de la Fortuna hasta que no había pasado la Navidad.

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En Granada, cuenta Juan Bustos en el artículo La Ilusión del sorteo de Navidad, al anochecer del 22 de diciembre, un gran gentío se congregaba en la calle Reyes Católicos delante del edificio de El Defensor de Granada, donde se colgaban monumentales pizarras con los números premiados. Eran tiempos en que podían comprarse, al precio de un real, participaciones de un décimo. Ideal tomó el testigo de esta costumbre a las puertas de la redacción de la Acera del Casino.

En España la lotería llegó en 1763, con Carlos III. Se le ocurrió a su avispado estadista, que era a la postre su secretario de Hacienda, Leopoldo de Gregorio, alias, marqués de Esquilache. No gozaba este político con el favor popular (ya teníamos los españoles ciertas manías con los responsables de las arcas públicas), y se le acusaba de manipulador de la voluntad del monarca. Hasta le cantaban aquella copla de:

«Yo, el gran Leopoldo primero

marqués de Esquilache augusto

rijo la España a mi gusto

y mando en Carlos III»

El primer Gordo de Navidad como tal se celebró el 18 de diciembre de 1812. Las Cortes de Cádiz aprobaron por ley la normativa de este juego de azar que entonces concedía 8.000 pesos fuertes o duros como primer premio para un billete que costaba 40 reales. El 03604 fue el primer número de la suerte. En tierras gaditanas siguieron celebrándose los sorteos hasta el 27 de enero de 1814 que se trasladaron a Madrid.

Así llegamos hasta 1855, día en que los granadinos probaron por primera vez las mieles de la fortuna. El 15406 repartió ochenta mil pesos fuertes, o lo que es lo mismo, un millón seiscientos mil reales de vellón. Volvió a tocar en 1869, en el número 18875.

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Ni en las circunstancias más adversas ha frenado al Gordo que siguió celebrándose incluso durante la Guerra Civil. Eso sí, sufrió la misma suerte que los españoles y se dividió en una lotería republicana y otra nacional.

El primer Gordo que celebró la portada de IDEAL fue el del 22 de diciembre de 1942.

Los Gordos granadinos

El 9029, dejó en la capital treinta millones de pesetas de la mano del Centro Artístico. El número lo eligió su secretario, Fernando Peramos que pidió en la administración número 5 números que sumaran veinte. Escogió entre todos el 28434 y, una vez en el centro, comprobó que no sumaba 20 sino 21. Entonces mandó a recoger el 9029 y el Centro repartió dos números diferentes por primera vez en su historia. A Torres Molina, el fotógrafo de IDEAL, le tocaron 75.000 pesetas. Un niño, con cinco hermanos y huérfano de padre, compró participaciones con tres pesetas que recibió de propina. A su madre, que unos días antes le había reñido por gastarse el dinero, le dio las 22.500 ptas. del premio. El gordo llegó a casa de un sastre de Gran Vía el día que enterraba a su hijo y Ruperto Martínez Rioboó posaba feliz en la foto con los boletos que le darían más de un millón y medio de pesetas de un número que muchos desecharon por feo.

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En el año 1961, el primer premio volvió a caer en Granada aunque de nuevo la suerte estuvo condicionada por la poca venta que se hizo del número 24.964. El Colegio Los Agustinos dio el premio -sólo 19 millones de pesetas- en dividido en participaciones de 4 pesetas, por lo que muchos resultaron agraciados con 30.000 pesetas.

Un pellizco de 650 millones repartidos entre los trabajadores de Telefónica del 21.515 hizo millonarias, en 1982, a varias familias de la capital y, en 1986 se confirmó la provincia como la tierra de la malafollá. «Granada devolvió a Hacienda 4.750 millones del Gordo de Navidad (el 3.772)», lucía en portada porque el número era «muy feo» y «bajito», explicaban las loteras. Solo se llegó a vender una serie lo que supuso 250 millones de pesetas y el nacimiento de diez nuevos millonarios en la ciudad. Sin embargo, las protagonistas del día fueron Genoveva y María del Carmen Martín Sánchez, las loteras, en vez de los agraciados. Las dos hermanas cerraron la víspera del sorteo la administración y se llevaron a su casa todos los décimos y las series, valorados en ocho millones de pesetas, para entregarlos al día siguiente en la delegación de Hacienda. «Por una noche y posiblemente por última vez en sus vidas -escribe el periodista Juan Jesús Hernández, que firma la crónica- pudieron dormir con lo que a las diez y un minuto se convirtió en 4.750 millones de pesetas, es decir, el valor de las 19 series del Gordo que nadie quiso por tratarse de un número tan bajo y tan feo (3.772) por los dos sietes que lleva juntos».

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El del visón

Aunque sin duda unas de las veces que la lotería más alegría trajo a más ciudadanos de Granada fue en el sorteo de 1993. No fue un primer premio pero sí un segundo: el 56.998. Una serie completa la compró Covirán e hizo participaciones de 200 pesetas. Miles de granadinos se vieron con, al menos 960.000 pesetas en el bolsillo. Aquella lotería se la llamó del visón porque muchas amas de casa consiguieron uno de los sueños de su vida: tener un visón.

1997 cayeron 38.000 millones de pesetas para rematar el año de la visita de «la puesta de sol más bella del mundo» de Bill Clinton y las Spice Girls. Granada estaba de moda.

Paco, el del puro, desde el kiosko de la Acera del Casino, vendió participaciones de 500 pesetas entre funcionarios y personal del ayuntamiento de Granada. Desde los trabajadores de la limpieza hasta el chófer del alcalde, pasando por los músicos de la banda municipal, pillaron cachitos del 43728. Enrique Requena, administrador de la lotería de la calle Príncipe, también vendió a tutiplén décimos del 43728 al que estaban abonados desde hacía 56 años. Otro tanto ocurrió en los Talleres El Ángel.

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En 2002 la fortuna volvió a sonreír ayer a Granada. El eurogordo se celebró en uno de los barrios más humildes de la capital, en Cartuja. Allí, la administración número 23, vendió una serie completa del número 08.103, por lo que repartió dos millones de euros. Podían haber sido más pero devolvieron vaias series de este número igualmente por feo.

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