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60 años del terremoto de Granada de 1956

60 años del terremoto de Granada de 1956

Doce personas fallecieron en la provincia en el seísmo de aquel 19 de abril de 1956, considerado uno de los más importantes del siglo XX en España y que sembró el pánico en toda la provincia

andrés cárdenas

Lunes, 25 de enero 2016, 11:51

PUBLICADO EN IDEAL EL 20/04/11

Mari Paz Moreno Ruiz tiene 62 años y un recuerdo imborrable en su memoria. Por muchos años que pasen, siempre recordará aquel día en que su hermano Pepe llegó corriendo y gritando al lugar en el que ella pasaba la noche: «¡El terremoto ha matado a Teresa!». A partir de ahí todo fue nerviosismo, mucho jaleo y lágrimas por doquier. Mari Paz tenía por entonces seis años y era la más pequeña de los ocho hermanos. Estaba con su hermana Angustias, que era la mayor y ya estaba casada. Teresa, la víctima, tenía nueve años y pasaba la noche con Emilia, otra hermana casada. Mari Paz está convencida de que el destino es muy caprichoso y que al final siempre se sale con la suya. «En la calle Real de Cartuja donde vivíamos había caído un alero en la primera sacudida del terremoto. Mi madre, temerosa de que pudiera pasar algo más grave, nos dijo a los pequeños que nos fuéramos a dormir con mis hermanas Angustias y Emilia, que ya estaban casadas y tenían casa propia. Nos repartimos así. Teresa se fue con Emilia y mi hermano Pepe y yo, con Angustias. Si hubiera sido al revés, los muertos hubiéramos sido mi hermano y yo. Pero fue Teresa», reflexiona Mari Paz, que aún tiene lágrimas para ella.

Mari Paz era demasiado pequeña para acordarse de todos los detalles de aquella tragedia, pero se lo oyó muchas veces a su madre. Encima de la habitación en la que dormía Teresa había una especie de carpintería con máquinas muy pesadas. Debido al temblor de tierra, el techo cedió y aplastó a la pequeña. «La cama en la que dormía mi hermana quedó cubierta por los escombros. Los bomberos estuvieron trabajando varias horas hasta que al fin mi hermano Pepe, que no paró ni un instante, dio con ella», explica Mari Paz.

La pequeña Teresa, que contaba entonces con nueve años, no fue la única víctima de aquel terremoto del 19 de abril de 1956, considerado uno de los más importantes del siglo XX en España y que sembró el pánico en toda la provincia. En Albolote, Atarfe y Maracena hubo siete muertos más. Dos días más tarde, como consecuencia de las grietas provocadas por el seísmo en las cuevas del Beiro, se hundió una y murieron un matrimonio y sus tres hijos.

Eran casi las ocho de la tarde cuando tembló el suelo de Granada. Muchos granadinos pueden acordarse de él porque hace 56 años. Antes las noticias no corrían con la velocidad de ahora y en un primer momento se creyó que el terremoto había destrozados casas pero sin que hubiera víctimas mortales. Fue aproximadamente a la una de la madrugada cuando llegó a la redacción de los dos periódicos que existían entonces, "Patria" e IDEAL, la luctuosa noticia de la muerte de una niña de nueve años en la calle Yeseros número 7. Era la primera de un rosario cuya última cuenta se paró en el doce.

Padres pobres

La niña se llamaba Teresa Moreno Ruiz y sus padres Antonio Moreno Navarro y Angustias Ruiz Hernández. El matrimonio había tenido 14 hijos, aunque la mortalidad infantil, tan alta en aquellos años, se había llevado a seis. La tragedia, como casi siempre, se ceba con los más pobres. «Mis padres no tenían apenas nada. La vivienda, después del terremoto, se quedó sin techo. Mis padres y hermanos tuvieron que dormir al raso y a mí me llevaron al albergue José Antonio Primo de Rivera, donde pasé unos días hasta que mis hermanos fueron a por mí», recuerda Mari Paz.

También rememora la hermana de Teresa que el jefe del Estado visitó Granada tras la tragedia y que fue a ver a su familia. «Salió una foto de Franco en los periódicos junto a la cama en la que murió mi hermana. Mi madre me contó que Franco le dijo al alcalde de Granada que hiciera lo posible para que no nos faltara nada. Incluso le dijo que nos proporcionara una vivienda nueva». Por lo visto aquella promesa se olvidó y la madre de la víctima tuvo que recurrir al rector de la Universidad para que se hiciera justicia. «Hasta hubo una concentración de estudiantes, nos contó nuestra madre. Al poco tiempo nos designaron una vivienda social en la calle Bailén, en el Zaidín», señala Mari Paz.

Aunque la mayor tragedia sucedió dos días más tarde. El seísmo había dejado varias e importantes grietas en las cuevas del río Beiro. En esos días hizo su aparición una persistente lluvia que permitió que una de las cuevas, la habitada por un matrimonio con sus tres hijos, se derrumbara y los aplastara a todos. No era la primera vez que sucedía en Granada. En 1945 otro derrumbamiento de una cueva había acabado con la vida de cuatro personas. Las víctimas del terremoto, pues así fueron contabilizadas, fueron el matrimonio formado por José Castillo Hurtado y Carmen Martín Fernández. También murieron sus hijos Aurora, de 12 años; Eduardo, de dos y medio; y Juan, que era un bebé de ocho meses. Se salvaron de la tragedia otros cuatro hermanos que no estaban en la cueva a la hora -las dos de la tarde- en que sucedió la tragedia.

«Los bomberos y el personal del Ejército tuvieron que trabajar hasta seis horas para quitar el barro. El hijo mayor, José, estaba como enloquecido llamando a sus padres con angustia y escarbando con las manos para sacar a su familia», reseñaron las crónicas periodísticas de aquel día. Fueron cinco mil metros cúbicos de tierra los que cayeron encima de la familia Castillo. Unos soldados pudieron excavar y hacer un túnel que los llevó al mismo estómago de la vivienda. Allí se encontraron con una escena que no olvidarían en sus vidas: el padre, encorvado, tenía entre su pecho a un niño, y la madre, de la misma manera, a otro. A la pequeña Aurora la encontraron en otra de las habitaciones de la cueva. El terremoto había cumplido así con su trágica misión en Granada.

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