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El día que los billetes volaron por la Gran Vía

El día que los billetes volaron por la Gran Vía

Un día tocó el gordo, y al día siguiente, aparece un montón de dinero la céntrica calle granadina... ¿qué pasó una mañana de junio de 1951 en la ciudad?

Amanda Martínez

Miércoles, 15 de junio 2016, 13:35

El día 15 de junio de 1951 el 'Gordo' de la lotería cayó en Granada. Un trabajador de la Sastrería Ruiz, de la calle Reyes Católicos, un vecino del Albaicín, mutilado de una pierna, o un vecino de Cartuja (también se comentaba que a un hermano del jugador del Granada Almagro le había tocado un pellizco), llevaban en sus bolsillo décimos del 14.504, número agraciado con un premio de cuatrocientas mil pesetas que compraron en la administración número seis de la calle Reyes Católicos, administración de lotería de doña Dolores Bañón.

Esta curiosa efeméride es más curiosa si cabe cuando el lector ojea el periódico del día siguiente a la feliz noticia. ¿Se había producido una auténtica 'lluvia de millones'? Podría ser, porque el titular de la portada del 17 de junio es contundente "Billetes al viento en la Gran Vía", ¡madre mía, qué alegría!

El día 16 de junio de 1951 había sido un sábado muy caluroso para ser todavía primavera. El termómetro del observatorio de Cartuja llegó a los 35 grados a las tres de la tarde. Pero, además del calor, y del Gordo, en los corrillos del domingo después de misa también se hablaba de los billetes que volaban por la Gran Vía. Los transeúntes que caminaban por la céntrica calle a las doce de la mañana, entre los Bancos de España y La Rural, no daban crédito a lo que veían sus ojos. El paso de los vehículos alzaba al aire un montón de billetes que caían en la calzada como confetis en una fiesta de cumpleaños. Los presentes se miraban con recelo dudando de si lo que en realidad estaban viendo no era más que una broma o quizás unas papeletas con anuncios lanzados desde algún vehículo.

Pero no, eran reales. Auténticos y legales billetes de banco volando por el cielo de la Gran Vía para desgracia del protagonista de esta historia, el industrial Óscar López Pérez, un empresario de la calle Elvira que acababa de sacar del banco cuatro mil pesetas. El desventurado se guardó el dinero en un bolsillo roto de su chaqueta y, sin advertirlo, los billetes poco a poco se le iban cayendo, colándose por el remiendo, dejando tras de sí toda una fortuna. Cuando uno de los viandantes descubrió el tesoro, no pudo ahogar un grito de emoción lo que provocó que en un momento se formara un alboroto de ciudadanos cazadores de los papeles de color. Afortunadamente, pasaban por allí Laura Benítez y Francisco Díaz, que recogieron hasta tres mil pesetas y las entregaron al Cuerpo de Guardia del Ayuntamiento. El señor López se tuvo que conformar con esa cantidad. Contó a IDEAL que le "habían volado" mil pesetas en billetes de cien, cincuenta y veinticinco.

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