Procesión de la Hermandad del Vía Crucis en una imagen de finales de los años cuarenta.

Una hermandad centenaria

El Viernes Santo de 1917 salió por primera vez en procesión el Vía Crucis una estación de penitencia que subía hasta San Miguel

Amanda Martínez

Martes, 11 de abril 2017, 04:21

La Semana Santa granadina renació un amanecer de hace cien años y tuvo como escenario las tortuosas calles del Albaicín. Renació porque la historia cuenta que ya en el siglo XVI realizaban estación de penitencia hasta diez cofradías, pero fue en 1917 cuando se fundó la que se considera decana de las hermandades de Granada, el Vía Crucis. Su primera procesión se celebró el Viernes Santo de hace un siglo. Por el empedrado del laberinto albaicinero y con el magnífico fondo de la Alhambra, una imagen del Nazareno de José de Mora desfilaba camino del Cerro del Aceituno.

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Cuenta la historia que hacía más de cincuenta años que en Granada se habían extinguido las hermandades de sangre. Por aquel entonces era arzobispo de Granada José Meseguer quien, preocupado por revitalizar la Semana Santa, reunió en el Palacio Arzobispal a todos los párrocos de la ciudad. Tras aquel primer contacto, el sacerdote Manuel Benítez, coadjutor de la iglesia del Salvador, reunió a su vez a un grupo de vecinos del Albaicín y con ellos fundó la hermandad del Vía Crucis.

El 6 de abril de 1917, aún sin estatutos (no los tendría hasta 1922), Jesús con la Cruz a cuestas salió de la parroquia del Salvador. Una dolorosa (la actual Virgen de las Lágrimas), acompañada por mujeres con cirios encendidos, comenzó su estación desde San Bartolomé y se unió al cortejo del Nazareno en Plaza Larga. Ambos desfilaron aún sin costaleros, sobre pequeña parihuelas, con muy poco espacio para velas, flores u otros enseres. Catorce estaciones de penitencia, catorce altares donde rezar y escuchar emocionadas saetas hasta llegar a San Miguel Alto cerca del mediodía. Allí les esperaba la imagen del Cristo de la Luz venerada en la cercana iglesia de San Luis.

Formaban la comitiva, cruz parroquial y ciriales, alumnos el colegio de la Victoria y del Seminario con velas, capilla de música y niños vestidos de nazarenos. Tras ellos, el clero parroquial y, revestido de capa, el párroco don José López Fernández, así la describe el Defensor de Granada del 8 de abril. Cuenta también el periódico que la animación en el «pintoresco barrio» duró toda la mañana y que fueron muchos los granadinos que subieron al Albaicín para acompañar a las imágenes en unos actos «que resultaron en verdad muy lucidos».

Desde entonces la Hermandad, hoy de Jesús de la Amargura, María Santísima de las Lágrimas y Nuestra Señora de los Reyes, arrastra una rica historia que pasa por el traslado de sedes canónicas y por el cambio de imágenes titulares.

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Historia cofrade

En año 1924 Alfonso XIII le concede el título de Real y desfiló por primera vez un nazareno obra del escultor granadino Manuel Roldán de la Plata. En 1925 trasladan la sede canónica a la iglesia de San Justo y Pastor y es la actual Virgen de la Soledad de San Jerónimo quien acompañó al cortejo del Vía Crucis.

Juan Bustos contó en un artículo publicado en este periódico que la subida al cerro del Aceituno era cada vez más concurrida. El silencio de los primeros años se fue transformando en fiesta, bares abiertos hasta altas horas de la madrugada, puestos de churros por las calles un ambiente que quedaba lejos del rigor que las autoridades religiosas exigían, por lo que el arzobispo decidió suprimir esta procesión. Por otro lado, en los acontecimientos revolucionarios de los años previos a la Guerra Civil, un incendio intencionado destrozó la parroquia del Salvador y desaparecieron las imágenes titulares. Tras los años de la República, en los que se interrumpieron las procesiones, en 1935 la Hermandad del Vía Crucis volvió a salir a la calle. Lo hizo el Martes Santo, a las ocho y media de la tarde desde la Catedral. Aquel día, también Nuestra Señora del Rosario salió a la calle, ella desde Santa Escolástica. La hermandad del Vía Crucis no volvería al Albaicín hasta el año 1950 cuando se recogió en la iglesia del Salvador, que había abierto sus puertas en octubre de 1949 tras ser restaurada, aunque lo haría por poco tiempo. En 1989 la hermandad instaló definitivamente su sede canónica en San Juan de los Reyes.

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Titulares y pasos

En 1940 se sustituye la titular por una imagen de Pablo de Rojas que un año después inició su estación de penitencia desde San Antón en una procesión jalonada por la parada y la oración en los altares levantados en el trayecto. Cuentan que en sus orígenes, aquellos altares se decoraban con imágenes de tamaño natural, cedidas por diferentes conventos , que representaban los misterios. Más tarde y ante la dificultad que suponía conseguir estas esculturas, se sustituyeron por cuadros y tapices encargados al pintor granadino Garríguez. Los Martes Santos, comerciantes y particulares rivalizaban por el altar más devoto.

En 1945 estrenan una nueva talla de Roldán que, en 1947 descansaba por primera vez en el paso de Nicolás Prados sobre el desfile marcial de costaleros enlutados. Nuestro Padre Jesús de la Amargura, de José de Mora, actual titular, se incorporó en los años cincuenta.

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Un apunte histórico antes de terminar la historia de los orígenes de esta hermandad. Cuentan que al ser nombrados hermanos mayores los ingenieros de la fábrica de pólvoras, patrocinaron y costearon el trono de la Virgen e hicieron los varales del palio con la fundición de casquillos de bala. En 1952 la Virgen de las Lágrimas, con el paso aún sin concluir con manto rojo y corona desfiló por vez primera. En 2000 fue sustituida por Nuestra Señora de los Reyes.

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