Acercar la Alhambra
Historias de @LaHemeroteca ·
La campaña electoral trae de nuevo a la actualidad el histórico debate sobre los accesos al monumentoSecciones
Servicios
Destacamos
Edición
Historias de @LaHemeroteca ·
La campaña electoral trae de nuevo a la actualidad el histórico debate sobre los accesos al monumentoAmanda Martínez
Lunes, 4 de marzo 2019, 01:04
El pasado sábado el candidato a la alcaldía de Granada por el PP, Sebastián Pérez, presentó su programa electoral de cara a los comicios del próximo mayo. Para hacer realidad su idea de 'la gran Granada', habló de «recuperar la Alhambra para los granadinos» y, ... para ello, acercar el monumento a la ciudad. Una nueva vuelta a un debate histórico.
Mientras el político hablaba de escaleras mecánicas para subir a la colina de la Sabika desde el Realejo o el arco de Elvira, o de excavar un túnel que evitará sufrir las congestiones de la circunvalación, en la Capilla del Palacio de Carlos V, los visitantes de la exposición 'Monumento y Modernidad (1868-1936)', podían conocer las primeras soluciones que se tomaron para salvar la distancia que separa a la ciudad del monumento nazarí.
A finales del siglo XIX, el incipiente turismo hizo insuficiente el servicio calesas que esperaban clientes en Puerta Real o Plaza Nueva. En 1901, costaba una peseta subir a la Alhambra en coche de caballos, dos, si era el motivo de la visita era disfrutar de alguno de los conciertos que se ofrecían en el Palacio de Carlos V en Corpus, algo inaccesible para la mayoría de los granadinos que aún entendía la Alhambra como un espacio ajeno, y su bosque, una frontera que podría salvarse con la instalación de un tranvía.
El primer proyecto data de 1897 y fue un funicular hidráulico que salvaría la pendiente entre el Paseo de la Bomba y el Carmen de los Mártires atravesando dos grandes túneles y un puente que cruzaría la calle Molinos. Lo cuentan Miguel Giménez Yanguas y Javier Píñar Samos, comisarios de la exposición y autores del artículo 'Los Accesos al monumento' del excelente catálogo de la muestra. Esta idea no llegó a materializarse. Tampoco el funicular del francés Claude Faye, propietario de la «Compañía General de Tranvías de Granada y Murcia». Su propuesta, que subía por la Cuesta de Gomérez hasta Plaza Nueva, fue descartada por peligrosa pero la idea siguió latente y, en 1904 Nicolás Escoriaza al frente de la 'Compañía de Tranvías Eléctricos de Granada' propuso subir a la Alhambra en un funicular que tendría su estación en el Maristán y llegaba hasta la plaza de los Aljibes.
En su edición del 29 de julio de 1904, El Defensor informa que Escoriaza ya disponía de los terrenos para llevarlo a cabo: «Nos alegramos que sea pronto un hecho este proyecto, dice el rotativo, que ha de facilitar la concurrencia a los deliciosos paseos de la Alhambra, desiertos hoy por falta de medios cómodos y económicos para subir a ellos». En poco menos de un mes, comenzaron los derribos de las casas de la Carrera del Darro, expropiadas para construir el funicular. También cayó la vivienda que se apoyaba en el puente del Cadí. Era una propuesta agresiva con el entorno y dio lugar a una polémica que obligó a TEGSA a plantear otra alternativa. Esta vez se haría real en forma de un tranvía cremallera que ascendía por la Cuesta del Caidero hasta las inmediaciones del lugar donde el Duque de San Pedro de Galatino construía su elegante hotel. «La mejor tecnología de la época estaba representada en esta apuesta de modernidad que abría una novedosa ruta de penetración en la Alhambra y convertía a Granada en la única ciudad española que contaba con un tranvía urbano de cremallera», explican Giménez Yaguas y Píñar Samos.
El tranvía cremallera funcionó de manera ininterrumpida desde 1907 hasta el 17 de junio de 1944, el día que hizo su último viaje cuando fue retirado de la circulación por falta de usuarios.
Tras su desaparición quedó un vacío que, de manera cíclica ha intentado resolverse de las formas más originales. En 1969, por ejemplo, un compañero de IDEAL pintó sobre una fotografía de Torres Molina, una gruesa línea por donde transcurría el proyecto de teleférico que salvaría la cuenca del Darro para comunicar el barrio del Sacromonte con la Silla del Moro, una idea de José Waldo Sánchez Yebra que no pasó del año 1970.
En 1995 inventaron una suerte de locomotora neumática que el gran Andrés Soria bautizó como el 'avecrem' y que, contaban, fue una idea que Mateo Revilla se trajo de Versalles. Salía de Plaza Nueva cada media hora y subía por una Cuesta de Gomérez recién cerrada al tráfico de coches particulares. Entonces fueron los taxistas quienes se quejaron. También los comerciantes de Gomérez, que afirmaban que sus ventas bajarían al pasar los viajeros en tren, en lugar de caminando.
Últimamente, la conexión del centro de la ciudad con la Alhambra a través de un nuevo artilugio, se repite cada vez que se acerca una campaña. En las municipales de 2011, el alcalde y candidato del PP innovó un poco. José Torres Hurtado planteó unos túneles desde los que partirían los ascensores para subir a la Alhambra, con dos posibles ubicaciones. Una boca iría aproximadamente junto al puente de las Chirimías, en las proximidades del hotel Reuma, para adentrarse unos 100 metros bajo tierra y salir a la plaza de los Aljibes. El plan alternativo fijaba la boca del túnel en el puente de Espinosa, en la Carrera del Darro, y desde ese punto subiría en vertical hasta la puerta de las Armas. El impacto visual quedaba reducido porque todo iba bajo tierra.
Hasta entonces, todos los proyectos habían sido desechados por invasivos y casi estrafalarios. Por ejemplo, el funicular por la Cuesta de los Chinos que desembocaba en las taquillas de la Alhambra o como la de, no uno, si no tres funiculares a la vez: desde Plaza Nueva a la Alhambra, desde el Paseo de los Tristes, también a la Alhambra y desde Gran Vía al Albaicín.
El Ayuntamiento convocó un concurso de ideas en los tiempos de Gabriel Díaz Berbel al que se presentaron veintiuna propuestas, entre ellas, la llamada 'alfombra voladora', un funicular transparente de dos pisos que sugería la conexión por la zona del Paseo de los Tristes.
Torres Hurtado también intentó implantar unas escaleras mecánicas por la cuesta de los Chinos y a finales de 2011, el rector, Francisco González Lodeiro, reclamó el montaje de una «cinta transportadora» para unir la ciudad y el monumento. A mitad de 2007 la Alhambra concluyó la redacción de su Plan Director que rechazó de plano la posibilidad de artilugios «Taxativamente, no», dijo Mar Villafranca.
En la exposición 'Monumento y Modernidad (1868-1936)', se expone un artículo de Miguel Utrillo publicado en la revista 'La Alhambra' el 15 de diciembre de 1904. «De Granada llega el rumor de un proyecto fatal para la belleza de su encantadora Alhambra; una compañía de transportes, se propone establecer un tranvía que suba a las apacibles alamedas ejércitos de perezosos indiferentes que destruyan el ambiente del alcázar árabe». Nunca llueva a gusto de todos.
Para saber más
«Monumento y Modernidad (1868 – 1936)». Capilla del Palacio de Carlos V, hasta el 24 de mayo de 2019
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
España vuelve a tener un Mundial de fútbol que será el torneo más global de la historia
Isaac Asenjo y Álex Sánchez
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.