La campana que avisaba a los granadinos de los bombardeos de la Guerra Civil
Historias de @LaHemeroteca ·
El Cuerpo de Bomberos de Granada es el más antiguo de España y cuida su tradición con un pequeño museo de objetos utilizados por sus efectivos a lo largo de estos años
Sábado, 23 de marzo 2019, 11:12
La campana que avisaba a los granadinos de los bombardeos de la Guerra Civil
A punto de cumplir su bicentenario, el Cuerpo de Bomberos de Granada tiene el honor de ser el más antiguo de España. Orgullosos de esta circunstancia cuidan con mimo un pequeño museo de objetos utilizados por los efectivos a lo largo de su historia ... que cualquiera puede visitar en las instalaciones del Parque Norte. Allí, entre extintores, vehículos, escaleras o mangueras hay una curiosa sirena que aseguran que estaba colocada en la Torre de la Vela y que su función era avisar a la ciudad de que se acercaba un bombardeo en los años de la Guerra Civil.
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Aún hay en Granada quien recuerda con angustia el sonido de aquella alarma. Y los que ya no están, se lo contaron a sus hijos y a sus nietos que hoy lo recuerdan por ellos. La que guardan los bomberos es redonda y en su interior tiene una especie de turbina. Funcionaba mediante dos motores eléctricos que hacían girar a gran velocidad los palets del aparato. La sirena aspiraba aire por uno de sus lados y lo expulsaba por el otro, produciendo un sonido grave que se escuchaba a kilómetros de distancia. José María Fernández y Juan Mallol son los responsables de este museo. Cuentan a Ideal que el aparato se guardaba en un almacén del antiguo parque y que el paso del tiempo había dañado esos motores. Para comprobar si continuaba funcionando, alguien pensó en instalarle el motor de una vieja motobomba, que aún conserva. Y vaya si funcionaba: «no daba las mismas revoluciones que el eléctrico y por tanto, el sonido no era tan fuerte como tuvo que ser el original, pero nos llamaron vecinos asustados preguntando qué había pasado», comenta Fernández.
Granada bombardeada
El 20 de julio de 1936 la guarnición de Granada se sublevó contra el gobierno. Granada era una isla y su «frontera» con la zona republicana, situada a pocos kilómetros de la capital, se mantuvo hasta casi el final del conflicto. La ciudad era una plaza importante. Un bando luchó para recuperarla, el otro, para defenderla.
Poco después de declararse el estado de Guerra comenzaron los bombardeos sobre la ciudad. Es cierto que la artillería no eran muy potente, que no causaron grandes daños y que casi tenían que caer encima de los objetivos para que fueran letales, pero también es verdad que provocaron víctimas mortales. José Luis Entrala, en el libro 'Granada sitiada 1936-1939' cuenta que en las veintitrés incursiones aéreas de la aviación republicana, que tuvieron lugar entre los días 29 de julio al 28 de agosto, se produjeron veintiséis muertos y más de noventa y siete heridos. Los aviones intentaban alcanzar objetivos militares, pero su carga mortífera también cayó sobre las calles, las casas y los ciudadanos de a pie.
Después del primer bombardeo, la Comandancia Militar comenzó a hacer recomendaciones para que los granadinos estuvieran a salvo. Aún no se había establecido un protocolo de actuación, ni siquiera había refugios establecidos y señalizados, así que se pedía a la población que, ante el aviso de la llegada de «aviones enemigos», quien estuviera en la calle se refugiase en las casas o edificios más próximos. Había que abandonar los pisos altos y esperar que terminara el ataque en las plantas bajas o sótanos si los hubiera, y a ser posible en habitaciones interiores «que no tengan comunicación con patio manteniéndose arrimados a los muros» y, por último, nadie debía de salir a la calle durante el tiempo que durara la amenaza.
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El 9 de mayo de 1937, Ideal publica el siguiente aviso: «Con objeto de intensificar y hacer más eficaces las señales de alarma ante un ataque aéreo, se avisa a toda la población que la campana de la Vela tocará seguidamente durante todo el tiempo que dure el ataque».
El día 12 de junio, Tomás Ruiz Jiménez, jefe del servicio «antiaeronáutico», informa en las páginas del diario que desde ese día, y de acuerdo con la autoridad eclesiástica, las campanas de las iglesias dejarían de repicar y los toques solo se utilizarían para dar la voz de alarma en caso de ataque aéreo. Las campanas que tocarían a rebato serían las de la torre de la Vela, la Catedral, la basílica de las Angustias, San Juan de Dios, La Magdalena, San Ildefonso y la sirena de la Diputación.
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En la hemeroteca de IDEAL no hay constancia de que se instalara una sirena en la torre de la fortaleza, como sí la hay de la alarma de la Diputación.
El Grupo Alhambra
El 6 de agosto del 36 tuvo lugar uno de los bombardeos más dañinos. La sirena sonó momentos después de escucharse la primera detonación. Continuaron varias explosiones en intervalos de medio minuto. Una de las bombas cayó en el patio del Centro de Fermentación de Tabacos instalado en el cuartel de Santo Domingo. Cuenta IDEAL que otras dos bombas cayeron en la Alhambra. La primera, que apenas causó daños materiales, en el carmen de la Justicia, entre las torres de la Justicia y el Vino. La segunda en el jardín del hotel Washington Irving, junto al que había un cuartel de milicias. La metralla causó varios heridos entre miembros del servicio y huéspedes. Un joven botones murió allí mismo y una joven en el hospital de San Juan de Dios donde fue trasladada malherida.
Por aquellos días se organizó lo que se llamó 'Defensa Armada de Granada'. Era una organización civil, sujeta al mando directo del comandante militar, que instaló su cuartel general en el Corral del Carbón. Sus miembros colgaban de su camiseta como distintivo un rectángulo de tela verde con una granada en el centro. El 19 de septiembre de 1936, como un subgrupo del DAG, se crea el 'Grupo Alhambra', encargado de custodiar el monumento. Lo dirigió el médico granadino Fidel Fernández Martínez y tenía a su cargo a ocho afiliados (APAG caja 002082/009) vecinos del recinto.
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En la correspondencia que custodia el Archivo del Patronato del monumento, Fernández Martínez responde a las indicaciones del Comité de Defensa Pasiva Antiárea de Granada con datos sobre la protección de la Alhambra ante los ataques aéreos: explica que el servicio de guardia nocturno, que realizaban funcionarios y empleados del monumento, fue suprimido tras establecer la Jefatura del Aire un servicio de vigilancia permanente en la torre del Homenaje (APAG caja 002080/009).
¿Podría tratarse de la sirena? Parece improbable teniendo en cuenta los anuncios del toque de la campana de la Vela. Pero lo que sí es lógico es que, desde el principio de la guerra, hubiese un servicio de vigilancia desde las torres de la Alcazaba.
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Los ataques disminuyeron a finales de agosto del 36, aunque aún se registrarían víctimas mortales. El 5 de abril de 1939 se dio la orden de que se cerraran todos los refugios.
Toque a rebato
En el estudio' Historia de la Campana de la Vela de la Alhambra: Fundiciones, toques y campaneros', la doctora en Historia del Arte Nieves Jiménez Díaz explica que los Reyes Católicos mandaron colocar la campana para avisar a la población en caso de peligro. Cuenta que una noche de 1568, durante la rebelión de los moriscos, un centinela, vio un movimiento de luces extraño cerca de la torre del Aceituno. Eran soldados que alumbraban con teas la oscuridad de la noche pero, creyendo ver moriscos que mandaban señales a la Vega, tocó a rebato.
La campana volvió a sonar en señal de alarma en 1843. Tras el funeral de Mariana Pineda, se produjo un alzamiento contra la regencia del duque de la Victoria, Baldomero Espartero. El gobierno de la Regencia envió tropas que sitiaron Granada. Una y otra vez repicaba la de la Vela anunciado la presencia de las tropas enemigas.
El 16 de julio de 1886, volvió a avisar del peligro de un gran incendio mientras se reunían los bomberos y se daba la señal de fuego con las campanas de la catedral.
Durante la Guerra de la Independencia, en 1808, sin embargo, la campana guardó silencio, incluso se quitó del badajo para evitar alarmar a la población.
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