Varias jóvenes con mascarilla participan en Los Ángeles en una protesta contra el genocidio armenio. EFE

Estados Unidos acaba con la tiranía de la mascarilla

Los que estén totalmente vacunados no tendrán que llevarla en el exterior salvo en eventos masivos

mercedes gallego

Corresponsal. Nueva York

Martes, 27 de abril 2021, 22:24

Era la pregunta que todo el mundo hacía: ¿Cuándo podremos librarnos de la mascarilla? La respuesta de las autoridades siempre era tener paciencia. Este martes la paciencia por fin dio sus frutos, gracias al éxito de la campaña de vacunación que tiene ya casi 100 ... millones de personas totalmente inoculada, o un 38% de la población adulta. Casi la mitad de los estadounidenses ha recibido al menos una dosis, aunque aún falta para alcanzar la inmunización global, estimada entre el 70% y el 90%.

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Desde martes, según las nuevas directrices del Centro de Control para la Prevención de Enfermedades Infecciosas (CDC), vacunados y no vacunados pueden caminar tranquilamente por las calles de Estados Unidos sin mascarilla, pero los primeros podrán hacerlo más a menudo «porque el CDC ha concluido con los datos en la mano que el riesgo es muy, muy bajo», dijo el presidente, Joe Biden, tras agradecer a los que se han vacunado por «cumplir con su deber patriótico». Se trata de incentivar a los que se resisten para que suban al barco y contribuyan a la inmunización global que permita dejar atrás la pandemia. «Si te vacunas podrás hacer más cosas y de forma más segura dentro y fuera. Así que hazlo ya, especialmente si eres joven y te crees que no lo necesitas», insistió el mandatario.

Los no vacunados pueden ya ir por la calle sin mascarilla junto a otras personas de su núcleo familiar, mientras que los que estén inoculados podrán hacerlo en todas las circunstancias siempre que no se trate de eventos masivos como conciertos o partidos de fútbol. Las estadísticas demuestran que en todas las circunstancias el riesgo de contagio en el exterior es de menos del 10%, mientras que en lugares cerrados es 18.7 veces más alto y en las aglomeraciones masivas sube todavía un 33% más qué en lugares cerrados.

El éxito de la campaña, con casi 100 millones de personas totalmente inoculadas, acerca la inmunización global

La noticia es, literalmente, un soplo de aire fresco para los estadounidenses ahora que llega el verano. Acompaña también a otro gran anuncio, el de que podrán viajar pronto a Europa, tras haber sido admitidos también en muchos países del Caribe. El estío pinta bien y recompensa la celeridad con la que se está llevando a cabo la campaña de vacunación en Estados Unidos.

Desde la semana pasada todos los mayores de 16 años son elegibles para la vacunación y pueden hacerlo sin necesidad de cita previa. El problema está ahora con los negacionistas o aquellos que desconfían de la vacuna. Por eso empieza la época de los incentivos. El Gobierno no se plantea hacerla obligatoria en un país de complicadas leyes federales, donde predomina la desconfianza hacia las autoridades. Sin embargo, se les puede obligar indirectamente de otras maneras.

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Nueva York es el primer Estado donde se ha implementado un pasaporte que permite a los vacunados acceder a eventos masivos sin necesidad de tener un PCR negativo, una vez que transcurren dos semanas de haber completado el proceso de vacunación. Las nuevas directrices del CDC deletrean un amplio abanico de actividades en el exterior y en el interior que ofrecen recomendaciones distintas para vacunados y no vacunados.

Cien días de Biden

Los vacunados podrán reunirse en grupo para cenar con sus familiares, incluso si éstos no hayan recibido su dosis, dado que su índice de transmisión es mínimo. Hacerlo en un restaurante con amigos de diferentes núcleos familiares es también uno de los privilegios que se les otorgan, aunque correr o montar en bicicleta no requiere mascarilla en ningún caso, dado que la cantidad de virus que un deportista puede exhalar en los pocos segundos por los que pasa al lado de otras personas es mínima.

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La noticia llega en el momento perfecto para Biden, que cumple este jueves sus primeros cien días de gobierno con un alto índice de aprobación, precisamente por haber cumplido y doblado con creces su ambiciosa promesa de cien millones de vacunas en los primeros cien días.

En una Administración altamente estructurada, que contrasta con la de su predecesor, la coreografía seguramente esté bien calculada pero no satisface a todo el mundo. Los más aprensivos temen que ahora ya no se pueda distinguir el peligro, porque nadie lleva tatuado en la cara el pasaporte de la vacuna y será imposible discernir si los rostros descubiertos con los que se comparte el espacio son inmunes o no.

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De todas formas, el sofocante pedazo de tela que ha tiranizado al mundo desde hace ya más de un año seguirá siendo imprescindible en transportes públicos, tiendas, cines, conciertos, iglesias y otros lugares concurridos. Paradójicamente, crecen las voces que recomiendan a los menores de 21 años sanos y que tengan un estilo de vida saludable evitar el «riesgo innecesario» de ponerse la vacuna, a la que se unió martes el presentador Joe Rogan, la voz más influyentes de los podcast. Con vacuna o sin vacuna, el virus sigue dividiendo al mundo.

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