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La mayoría de los 10.000 empleados de la Agencia de EE UU para el Desarrollo Internacional (USAID) en 120 países tienen treinta días para volver a casa, porque el Gobierno de Donald Trump ha cancelado sus contratos. Inicialmente la orden era absoluta, pero a ... lo largo de la noche del viernes 600 de ellos recibieron un correo electrónico indicándoles que se quedaran en sus puestos.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) February 7, 2025
La cifra es tan mínima que en todo el continente africano solo quedará una docena, apenas ocho para Asia y diez para Europa, incluyendo los que trabajaban en Ucrania para salvar el campo. Así, de golpe, la comida para los necesitados del mundo se ha quedado atrapada en los almacenes; los barcos cargados de grano, anclados en los puertos; los enfermos de cáncer, tuberculosis o sida, en cola a la espera de su medicación, que puede no llegar nunca. Y, de paso, los agricultores estadounidenses, muchos de ellos en Estados republicanos que votaron por Trump, han perdido los contratos con esta agencia del Gobierno que les pagaba 2.000 millones de dólares por suministrarle con el 41% de sus necesidades agrícolas.
«¡Cerradla! Está dirigida por locos de la izquierda radical», clamó el presidente el viernes en Truth Social. No ofreció ninguna prueba para justificar sus acusaciones de fraude y corrupción «a niveles nunca vistos», de acuerdo con la campaña de desinformación que en apenas dos semanas ha arruinado la credibilidad de la agencia independiente creada por John F. Kennedy para elevar la reputación de EE UU en el mundo e influir en la política mundial sin el uso de la fuerza. El llamado 'soft power' está siendo desmantelado a pasos agigantados y sustituido rápidamente por otros países como China, que ya ha anunciado una inversión de 4,4 millones de dólares en Camboya, para continuar los esfuerzos de desactivación de minas que financiaba la organización estadounidense en siete provincias.
Como parte de los esfuerzos de desinformación del Gobierno de Trump, la labor de USAID ha sido oscurecida también con el apagón de su página web, donde el viernes solo aparecía el aviso para que los trabajadores volvieran a Estados Unidos, un país en el que algunos de ellos ni siquiera tienen casa. Se considerarán algunas excepciones por motivos de salud, pero las indicaciones para solicitarlas ni siquiera se han establecido todavía.
Samantha Power
Exembajadora de Barack Obama ante la ONU
El secretario de Estado, Marco Rubio, que ha sido puesto al frente de la agencia para supervisar su desmantelamiento, culpó a los directivos de USAID y aseguró que esta era la única manera de obtener su cooperación.
«Estamos presenciando uno de los peores y más costosos errores de política exterior en la historia de Estados Unidos», escribió en las páginas del diario 'The New York Times' la exembajadora de Barack Obama ante la ONU, Samantha Power, que fue también administradora de la agencia. «Estoy conmocionada por el ataque lleno de júbilo que ha perpetrado nuestro propio Gobierno. El cierre de USAID es una victoria para los autócratas del mundo».
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