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«Hay que resistir al fascismo en este país. ¡A las barricadas!». Aún retumba en el Bundestag este grito al final de la intervención de Heidi Reichinnek tras dar un solemne rapapolvo verbal al líder de los conservadores alemanes, el cristianodemócrata Friedrich Merz, por sacar ... adelante una moción parlamentaria para endurecer la legislación sobre migración con el decisivo apoyo de la ultraderecha. Un llamamiento que ha llevado a la fama a la nueva copresidenta de 36 años del partido La Izquierda, la formación heredera del poscomunismo germano oriental a la que analistas, medios y rivales políticos daban por muerta y que ha resucitado de la mano de esta carismática mujer.
Más de 7 millones de visualizaciones contabiliza tan sólo en su canal de TikTok el vídeo de su discurso en la Cámara baja alemana en el que pasa factura a Merz y a los que secundaron su polémica iniciativa. En todas las plataformas de redes sociales superó en cinco días los 30 millones de visualizaciones. «No hablamos de mayorías casuales, usted ha buscado esas mayorías. Y ese es el maldito problema y usted parece no entenderlo», espeta en esas imágenes Reichinnek al candidato conservador a la cancillería federal, que no sabe si parapetarse en su escaño ante la salva de acusaciones y reproches de la encendida líder de La Izquierda.
Esta formación que representó en sus inicios los intereses de los germano-orientales llevaba meses agonizando en los sondeos demoscópicos para los comicios legislativos de este 23 de febrero. En ninguno superaba la decisiva barrera del 5% de votos para alcanzar representación parlamentaria y nadie daba un duro por su reingreso en el Bundestag. Todo ha cambiado desde que Reichinnek fuera elegida candidata oficial de su formación a la jefatura del Gobierno alemán el pasado noviembre, asumiera el protagonismo de la campaña electoral y, sobre todo, pusiera verde en el Parlamento al que probablemente será el próximo canciller federal.
„Ich hätte mir niemals vorstellen können, dass eine christlich-demokratische Partei diesen Dammbruch vollzieht und mit Rechtsextremen paktiert.“@HeidiReichinnek zerlegt mit einer der besten Reden aller Zeiten @_FriedrichMerz !🏆 pic.twitter.com/mW0k0e05tT
— Nurder Koch (@NurderK) January 29, 2025
Su intervención parlamentaria el miércoles de la semana pasada desató una oleada de simpatía hacia su persona y su partido. En las 24 horas siguientes a su discurso se registraron 1.151 solicitudes de afiliación a La Izquierda. En los días siguientes sumaban 5.900 más, según datos del partido. Esta semana la formación socialista contabilizaba cerca de 72.000 afiliados, tantos como hace 15 años. En su congreso federal celebrado el pasado 18 de enero eran solo 60.000. Actualmente La Izquierda suma 20.000 militantes más con carné que la ultraderechista Alternativa para Alemania, la número dos de los sondeos.
Con el aumento de seguidores y afiliados se ha producido una apreciable recuperación en la intención de voto de La Izquierda gracias también a Heidi Reichinnek. Los tres sondeos más recientes, todos publicados a lo largo de esta semana, sitúan a esa formación por encima de la barrera del 5% de votos y dan como sumamente probable que mantenga su representación en el Bundestag. No puede decirse lo mismo de la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), una escisión de La Izquierda creada hace un año por la política que le da nombre y que había contribuido decisivamente al declive de su partido madre.
Tras lograr escaños en el Parlamento Europeo y tres cámaras regionales germano orientales en 2024, la BSW se desinfla y, aunque hasta hace poco parecía que lograría también acceder al Bundestag en los comicios a finales de mes, todas las encuestas ven ahora fuera del Parlamento federal esa formación creada en torno a la esposa de Oskar Lafontaine, el que fuera presidente de la socialdemocracia alemana (SPD). Lafontaine fue también fundador de La Izquierda con la fusión en 2007 de su partido, WASG, una escisión a su vez del SPD, con el Partido del Socialismo Democrático (PDS) surgido de las cenizas del Partido Socialista Unificado (SED) que gobernó la extinta RDA.
Y mientras Sahra Wagenknecht parece por su aspecto la estricta y severa 'señorita Rottenmeier', Heidi Reichinnek, rubia de larga melena y con los brazos llenos de tatuajes, se ha convertido en la Taylor Swift de la política alemana, con sus muñecas llenas de cintas con cuentas que le regalan sus seguidoras y a la que es frecuente ver rodeada de 'grupis' jóvenes. La candidata de La Izquierda a la jefatura del Gobierno alemán es una 'influencer' roja, con millones de seguidores en las redes sociales y que arrastra simpatizantes desbordando las previsiones organizativas de su partido.
La formación había buscado esta semana en Erfurt una sala de 40 espectadores para un mitin discreto con Reichinnek que tuvo que cambiar horas antes por otra para 400 asistentes. También se quedó pequeña y tuvieron que colocar pantallas para la retransmisión en vivo del acto en un patio exterior fuera del local. Una situación que se repite allá donde se anuncia un acto electoral de la candidata que estudió Ciencias Políticas en la Universidad Martin Lutero de Halle y las universidades de Marburgo y El Cairo y que está especializada en islamismo, salafismo y la transformación de las sociedades árabes.
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