Madeleine McCann, las diez claves de la desaparición más mediática del mundo

Esta semana el caso ha vuelto a despertar con fuerza después de que una joven polaca de nombre Julia Faustyna asegurara en su perfil de Instagram que ella es Maddie aportando fotografías de su parecido físico y de rasgos faciales comunes. En unos días ha sumado 900.000 seguidores a su causa logrando que Kate y Gerry McCann, «mis verdaderos padres», como ella afirma, se sometan a una prueba de ADN para despejar dudas. La Policía desacredita su versión y sostiene que la niña está muerta, aunque su cuerpo sigue sin aparecer.

Madeleine McCann tenía 3 años cuando desapareció de su cama la noche del 3 de mayo de 2007 en el apartamento 5A del complejo turístico Ocean Club de Praia da Luz, en el Algarve portugués. La niña dormía junto a sus hermanos (Sean y Amelie, dos gemelos de dos años) mientras sus padres, ambos médicos de profesión, cenaban con unos amigos en un restaurante del mismo resort vacacional a no más de 100 metros del apartamento. Ninguno de los dos se despertó en toda la noche, lo que hizo preguntarse a la Policía portuguesa si los tres niños habían sido sedados, extremo que los padres de Madeleine han negado en repetidas ocasiones.

Portugal puso en marcha un operativo de búsqueda sin precedentes. Se movilizaron más de mil agentes a lo largo de 2007. Se vigilaron los aeropuertos y puertos de todo el país y las fronteras con España. El caso también fue investigado por Scotland Yard, pero entre las policías portuguesa e inglesa hubo más competición que cooperación. Ambas coinciden en que Maddie está muerta, pero el cuerpo sigue sin aparecer casi 16 años después.

El caso dio un giro inesperado dos meses después de la desaparición de Maddie, en julio de 2007, cuando perros especializados en la detección de restos de sangre llegados desde Reino Unido identificaron vestigios biológicos de la pequeña en el apartamento del Algarve y en el coche que la familia había alquilado.

El inspector portugués Gonçalo Amaral, primer encargado de la investigación, defendió que la niña murió de forma accidental a manos de sus padres y que estos simularon su desaparición, hipótesis que chocaba frontalmente con la del secuestro, sostenida por la familia y la policía inglesa. Amaral fue apartado del caso en octubre de 2007 y tras quedar fuera, escribió un libro, 'Maddie: la verdad de la mentira', implicando directamente a Kate y Gerry McCann en la muerte accidental de la niña. Los padres de Maddie trataron sin éxito de frenar su publicación en los tribunales.

En julio de 2008, la Fiscalía portuguesa decidió archivar el caso de la desaparición de Madeleine McCann y exonerar a sus padres de las sospechas de implicación por falta de pruebas. Pero en 2020 se vuelve a activar gracias a la pista alemana que apunta hacia un nuevo sospechoso: Christian Brueckner, un hombre de 45 años que en el momento del suceso tiene 29. El sospechoso alemán, que actualmente está encarcelado en Oldenburg por una agresión sexual cometida en la misma zona turística donde desapareció Maddie en 2007, estuvo cerca de Praia da Luz aquel 3 de mayo, según revela el posicionamiento de su móvil.

Tras años de pistas, teorías y sospechosos que no condujeron a nada, la hipótesis más sólida es la que defienden los investigadores alemanes, que creen que McCann fue asesinada por Brueckner, un depredador sexual sin escrúpulos con una larga lista de imputaciones por tráfico de drogas, pedofilia, y delitos sexuales cometidos entre 2000 y 2017 en Portugal. Es el primer y único imputado del caso. El pasado mes de noviembre Brückner escribió una carta desde su prisión alemana donde niega las acusaciones y señala que hay un plan para tenderle una trampa.

La de Maddie es la desaparición de un menor más mediática habida hasta la fecha. Los McCann llegaron a ser recibidos por el papa Benedicto XVI y contrataron un equipo de relaciones públicas para gestionar el trato con la prensa. Se han hecho películas, series de TV, documentales y libros sobre el caso. Los padres crearon una fundación para ayudar a la búsqueda de su hija con la que recaudaron más de 1,5 millones de euros, pero emplearon parte del dinero en pagar dos plazos de su hipoteca, lo que en su momento generó una nueva polémica sobre el uso que estaban haciendo del dinero donado. Casi quince años después el caso ha acumulado 12.000 páginas de información oficial, más de 2.000 diligencias policiales y una lista que supera los 600 sospechosos.

El caso se encuentra desde hace tiempo 'dormido' a la espera de que, como cada 3 de mayo, los medios recuerden el aniversario del suceso y se vuelva a hablar de Maddie y su extraña desaparición. Pero ha 'despertado' con la sorprendente irrupción de Julia Faustyna Wandelt, una joven de 21 años que vive en Polonia, es adoptada y que asegura ser Madeleine. Maddie es dos años menor, pero Julia sostiene que su edad podría estar equivocada.

Su cuenta en Instagram (iammadeleinemccan) donde aporta imágenes de los parecidos con Maddie y sus padres no deja de sumar seguidores. En apenas unos días ya roza los 900.000. El revuelo causado ha sido tal que ha conseguido que los padres de Maddie, Gerry y Kate McCann, «mis verdaderos padres», como ella afirma, se sometan a una prueba de ADN. La representante de la joven asegura que la madre adoptiva no quiere ayudar a su hija a descubrir su verdadera identidad.

La chica está convencida de ser Maddie y se basa en su parecido físico y en la presencia de rasgos excepcionales, como un pequeño lunar debajo del ojo izquierdo, una serie de pecas en las piernas e incluso una rara condición en el ojo, conocida como coloboma, una especie de ranura en la parte central de la pupila. También dice que comparten el hoyuelo y similitudes en la sonrisa y en otros gestos faciales. ¿Significa eso que, como ella afirma, es Madeleine McCann? La Policía cree que no.

Scotland Yard opina que estaríamos ante un nuevo falso testimonio. Para corroborar esta tesis, los expertos del cuerpo policial londinense han hecho uso del envejecimiento robot para comprobar si hay parecido. Y sostienen que no se parece en nada. Además, creen que Maddie lleva muerta desde poco después de su desaparición. A ello se añaden las declaraciones de este martes de Francisco Marco, exdirector de la agencia de detectives Método 3, que en su día investigó la desaparición de Madeleine.

En una entrevista en la emisora catalana RAC1, Marco ha avanzado que ha practicado una investigación biométrica (rasgos conductuales o físicos como huellas dactilares, los patrones faciales, la palma de la mano, retina, iris…) y ha comparado sus pruebas con otras fotografías de Julia Faustyna y no concuerdan con los rasgos de Madeleine, según su análisis. «Puedo pensar que es un fraude, pero no puedo decirlo sin pruebas», ha comentado en la radio.

Durante estos diez años Maddie ha sido 'vista' en Nueva Zelanda, Malta, Estados Unidos, Sudáfrica y varias ciudades de España... Una de las veces que más dio que hablar fue una fotografía tomada por unos turistas españoles en una aldea cercana a la ciudad de Tetuán, en Marruecos, en la que aparecía una niña similar a Maddie. Pero aquella niña rubia, de aspecto europeo, ojos azules y piel clara no era la niña más buscada del mundo. La familia McCann, que siempre ha defendido que su hija está viva, sigue buscando a la espera de la prueba del ADN y de sentir otra decepción o la mayor alegría de su vida. Maddie cumpliría 20 años este 12 de mayo.