La Policía turca detiene al alcalde de Estambul, el mayor rival del presidente Erdogan

Imamoglu, de 54 años, acusó a Erdogan de orquestar la detención y antes del arresto tuvo tiempo para grabar un vídeo de corte más que irónico en su vestidor, mientras se ajustaba la corbata, en el que denunció que el gobierno turco está «usurpando la voluntad del pueblo» y que «nos enfrentamos a una gran tiranía (…) Pero quiero que sepan que no me desanimaré». Esta detención se produjo apenas a cuatro días de que su partido celebrara las primarias en las que iba a ser elegido como candidato para las elecciones presidenciales de 2028.

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La operación contra Imamoglu fue una gran redada que acabó con más de un centenar de detenidos entre empresarios y colaboradores próximos al alcalde. Ante el temor a una fuerte oleada de protestas, la Policía se desplegó en las principales calles de la ciudad, se cerraron estaciones de metro en plazas emblemáticas como Taksim, se prohibieron las manifestaciones durante cuatro días y se restringió el acceso a redes sociales. Los estudiantes de la Universidad de Estambul se movilizaron para pedir la liberación del alcalde y se enfrentaron al fuerte dispositivo de las fuerzas de seguridad, pero en el resto de la ciudad, a excepción de concentraciones puntuales, el miedo se apoderó de unas calles que permanecieron semidesiertas.

La Fiscalía de Estambul informó de la doble acusación que pesa sobre Imamoglu. Por un lado, está abierta la investigación por corrupción, que se remonta a los tiempos en los que era alcalde del distrito de Beylikdüzü, que muestra la recaudación ilegal de fondos del político y varios empresarios.

«La evidencia apunta a ganancias ilícitas, lavado de dinero y canales ocultos de efectivo», recoge el texto. Por otro, llegó la acusación de «ayudar a una organización terrorista» por su coordinación con el partido político prokurdo durante las elecciones municipales de 2024.

El dirigente del CHP aún no ha sido acusado de cargos específicos relacionados con estas investigaciones, pero podría permanecer detenido mientras los fiscales continúan su investigación. Los medios turcos aseguraron que esta primera detención podría estirarse al menos durante cuatro días.

El presidente del partido socialdemócrata, Ozgur Ozel, calificó la detención de «golpe de Estado» y lamentó que «actualmente, existe un poder para impedir que la nación determine quién será el próximo presidente». Erdogan no realizó declaraciones, pero su ministro de Justicia, Yilmaz Tunç, dijo que «el Estado de derecho es esencial. Es sumamente peligroso y erróneo tergiversar las investigaciones realizadas por el poder judicial independiente e imparcial o describirlas con expresiones como golpe de Estado». Y añadió que «la desinformación es inaceptable».

El actual presidente de Turquía se encuentra en el segundo de los dos mandatos que le permite la Constitución. Hasta el momento no ha dado muestras de querer abandonar el poder y unas elecciones anticipadas le permitirían volver a presentarse de nuevo. La oposición, hasta ahora, no veía con malos ojos adelantar los comicios, previstos para 2028, ya que considera que la delicada situación económica del país podría restar apoyo a Erdogan, como ya ocurrió en las últimas municipales.

La enorme popularidad de Imamoglu y su objetivo de desafiar al actual mandatario, han supuesto toda una carrera de obstáculos para el alcalde. En los últimos años se ha ido enfrentando y superando numerosos casos judiciales y otras medidas procesales en su contra.

Este último caso de corrupción y apoyo a grupo terrorista llegó 24 horas después de que la universidad de Estambul invalidara el título de Imamoglu, lo que le descalificaba para la carrera a la presidencia. Según la legislación turca, tener un título universitario es un requisito para presentarse a las elecciones. La universidad alegó presuntas irregularidades en el traslado en 1990 del expediente de una universidad privada del norte de Chipre a su Facultad de Administración de Empresas. Imamoglu anunció su intención de apelar esta decisión.

El alcalde ganó por segunda vez las municipales de Estambul en abril con el 51% de los votos para romper de nuevo la imagen de imbatibles de Erdogan y su partido islamista. Su próximo objetivo era el salto a la presidencia, pero no lo tendrá nada sencillo porque tendrá que enfrentarse al sistema cada vez más autoritario que su rival ha construido durante su mandato.