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Siempre que se encuentran a una distancia lo suficientemente próxima como para afinar la puntería, los soldados de la brigada 'Shaman' disparan a los genitales de sus enemigos. De todo el blindaje que lleva un uniforme, se trata de la zona más débil. Y, además, ... asegura la muerte. Un balazo de un fusil arranca lo que encuentra a su paso, corta arterias y destroza la cadera, lo que implica que la víctima no pueda huir y queda a merced del tiro de gracia. Además, es imposible cauterizar la herida o vendar la zona: quien no muere del disparo, lo hace desangrado.
La guerra genera todo tipo de estrategias tan letales como crueles. Desde que Estados Unidos les suministra bombas de racimo, los artilleros de Kiev se han percatado de que lo más efectivo es disparar con obuses pesados contra las trincheras rusas de modo que, cuando cesan los tiros y los invasores empiezan a huir, arrojan las bombas de racimo y se garantizan que nadie sobreviva. Cazados como conejos en el campo. De la misma manera, las tropas de Moscú diseminan minas en abundancia para segar las piernas de los ucranianos y crear una república de lisiados. Y no sólo eso. El miedo a las trampas obliga a los militares locales a arrastrarse lentamente, lo que denota con frecuencia sus posiciones por el roce del equipo con el suelo, música para los oídos de los francotiradores enviados por el Kremlin.
De todos los soldados de élite que operan en el campo de batalla, la brigada 'Shaman' está considerada como la cúspide. Ahí sólo llegan los mejor preparados físicamente y «los más valientes», según la propaganda de Kiev. En realidad, se trata de un grupo de operaciones especiales que, antes de febrero de 2022, ya se había acostumbrado a convivir con el zumbido de las balas en el Donbás y en otros conflictos internacionales como voluntarios. También perpetró algunos ataques encubiertos en el largo conflicto fronterizo previo a la invasión.
El batallón se estrenó en Hostomel en los primeros compases de la guerra, cuando los paracaidistas rusos intentaron apoderarse del aeropuerto para fijar una ruta de abastecimiento a las tropas que cercaban Kiev. Año y medio después, aquel episodio ha quedado diluido en una sangría espesa, interminable, pero resultó una batalla cruenta que despertó a Occidente a una realidad dramática. «Tomamos posiciones en los hangares y los cuarteles, participando en un tiroteo de cuatro horas», recuerda un mando de 'Shaman' en declaraciones a 'The Times'. Aquella defensa numantina convirtió al equipo en el ejemplo del valor ucraniano. Cientos de reclutas se alistaron.
Como fuerzas especiales, sus militares tienen tres especializaciones: paracaidismo, montaña y buceo. El entrenamiento otorga una importancia fundamental a la resistencia en caminatas. Los soldados deben realizar a veces incursiones a quince o treinta kilómetros de la frontera, lo que supone una penosa travesía de ida y vuelta por territorio enemigo «en la que no puedes pararte a descansar». Por ese mismo motivo, el Estado Mayor aduce que la brigada 'Shaman' no hace prisioneros. «Nada que pueda ralentizarte».
Su mano está detrás supuestamente de algunos de los ataques contra la Flota del Mar Negro mediante el uso combinado de submarinistas y drones navales. También asaltaron la isla de las Serpientes y se encargaron de hacer huir a las tropas rusas que sitiaron Kiev al comienzo de la invasión a través de Chernóbil. En Bajmut se ocuparon de limpiar trincheras al amanecer. «Una de las labores más penosas. Debes pasar sobre cadáveres, trozos de cuerpos arrancados por la artillería y armas en medio del lodo».
Sin embargo, las «misiones más interesantes son aquellas en las que trabajas detrás de las líneas enemigas». Aunque el Gobierno de Kiev es remiso a asumir la autoría de ataques en territorio ruso, la huella de 'Shaman' ha quedado clara en la destrucción de infraestructuras de ese país, principalmente depósitos de combustible o aeródromos, además de incursiones en las ciudades fronterizas. La brigada se encuentra a las órdenes de la Inteligencia ucraniana y en la mayoría de los casos cuenta con la información de los sistemas de vigilancia de Estados Unidos.
Entre los ataques que se adjudican a esta brigada figuran los aeropuertos militares Engels-2 y Dyagilevo, que el Kremlin utiliza para estacionar los cazas y bombarderos que incursionan sobre Ucrania. El segundo de ellos está apenas a 200 kilómetros de Moscú, lo que ofrece una idea de lo que arriesgan los militares del batallón. Todavía se discute si fue el causante de la destrucción con explosivos de diez aviones militares en la base de Saki, en la península de Crimea, o, al menos, el que marcó los objetivos a los misiles ucranianos. Hubo sesenta muertos entre los pilotos y el personal de defensa de la infraestructura. Es el peor golpe registrado por las fuerzas aéreas rusas desde la Segunda Guerra Mundial.
El objetivo de esta brigada consiste en que Moscú se vea forzado a desviar recursos a la vigilancia de este tipo de instalaciones que en otro caso enviaría al frente, pero sobre todo sembrar el miedo y la disidencia entre los rusos. No obstante, en más de una ocasión los ucranianos han reconocido que sus pretensiones chocan con el temor o la disciplina patria de sus rivales. La disidencia es a día hoy escasa, al menos insuficiente para modificar la postura inmovilista del Kremlin.
Quizá por eso, la brigada 'Shaman' haya preferido especializarse en dar caza a líderes militares rusos. Moscú apenas reconoce la muerte de cinco mandos de alto rango en la guerra, pero Kiev, la OTAN y los analistas británicos coinciden en que se ha producido una considerable sangría. Occidente confirma que al menos quince generales han sido abatidos.
Uno de los más recientes es el del excomandante de submarinos Stanislav Rzhitsky, de 42 años y calificado por Kiev de criminal de guerra, que fue abatido por un tirador mientras hacía deporte en Krasnodar. Las fuerzas de seguridad de Moscú detuvieron posteriormente al presunto asesino, un individuo de 64 años con vínculos militares en Ucrania que dijo trabajar para la Inteligencia de este país. Precisamente, este departamento informó la semana pasada que los miembros de 'Shaman' se encuentran «avanzando profundamente» en los territorios ocupados por el Kremlin y habían acabado con la vida de una unidad de especialistas rusos.
El batallón 'Shaman' no es la única unidad de élite que Kiev ha puesto en marcha en los últimos seis meses, como parte de un plan de creación de brigadas de asalto destinadas a reforzar su ejército y debilitar la resistencia rusa de cara a la contraofensiva. La 'Bureyiv' es también conocida como la primera brigada presidencial. Aglutina a miembros de la Guardia Nacional, la Policía y las unidades de frontera. Goza de un enorme poder de seducción entre los ucranianos. A la primera convocatoria acudieron 23.000 voluntarios. No todos pasaron el exigente filtro. Y muchos han muerto en la defensa de Bajmut y Sieverodonetsk.
El germen de este grupo se remonta a 2014 cuando la revuelta del Maidán, pero su materialización efectiva data del pasado invierno, La Guardia Nacional lanzó una llamada a todos los potenciales combatientes del país para recuperar «lo que es nuestro» y plantar cara a los invasores en las zonas más calientes del frente. Por eso, a la 'Bureyiv' se la conoce también como la «exterminadora de soldados rusos» y la brigada de la tormenta, ya que su lema es precisamente 'Se avecina una tormenta'. Como tal, esta fuerza se ha encargado de hostigar a las tropas rusas ejerciendo de punta de lanza en la reconquista de ciudades ocupadas por Moscú en el sur y el este del Donbás, un toma y daca constante en que los analistas occidentales afirman que se han perdido miles de vidas desde la primavera. Entre sus miembros figura el histórico defensa del Dynamo Kyiv, Vladyslav Vashchuk.
Todas estas unidades especiales forman ahora mismo una parte esencial de la ofensiva ucraniana. Han sido entrenadas por monitores occidentales y cuentan con un armamento sofisticado. El comandante de la Guardia Nacional Ihor Obolenskyi, un legendario brigada de infantería ligera, se dedica a formar a la brigada 'Charter', un batallón surgido en la primavera de 2022 y absolutamente integrado por voluntarios en el que aplica los modelos tácticos de la OTAN. «Entonces eran entre sesenta y setenta personas que tenían un deseo fantástico de matar moscovitas y defender el Estado. Con él estaba un equipo de personas, muy profesionales, que empezaron a enseñar a otros cómo portar armas, realizar vigilancia, otras acciones. Se quería convertir a estos voluntarios, que no tenían experiencia militar antes, en una unidad de combate real». recuerda. Obolenskyi reconoce que la «motivación» de los reclutas ha sido clave para el desarrollo de 'Charter', que a las dos semanas de iniciar sus entrenamientos tuvo que entrar en combate.
El segundo secreto de su éxito militar radica en que cada voluntario realiza las funciones para las que se considera preparado. «Alguien puede acercarse a mí, entregarme la ametralladora y decirme: 'No es lo mío. Quiero ser útil, pero estar de servicio tan cerca del enemigo no es lo mío'. Vale, pues también necesitamos chóferes. La fórmula es no tener gente innecesaria: a cada soldado le dijimos que era indispensable y le encontramos un trabajo. Y eso les motivó», señala en 'Censor.Net'. Sobre el futuro, Obolenskyi mantiene un optimismo flexible y limitado. Cree que la guerra durará al menos tres años más y causará todavía mucho dolor. «El enemigo nos supera en número. Hay al menos cinco o seis veces más de ellos que nosotros», reconoce, pero «nuestra tarea es luchar inteligentemente».
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