José Cobo
Miércoles, 13 de enero 2016, 16:15
Pepe lleva muchos años corriendo la San Antón, siempre disfrazado y casi siempre corriendo por alguna causa. Aunque confiesa que hace años cambió la reivindicación por la diversión, de hecho el año pasado corrió disfrazado de Bob Esponja. Este año Pepe decidió tirar la casa por la ventana y embarcó a Alfonso, su amigo de toda la vida, en el que probablemente sea el mejor, más grande y aparatoso disfraz que se haya visto en San Antón: el tranvía de Jaén.
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Unos seis metros de cartón y madera, dirección asistida por un carrito de obra, tracción trasera -o como la llama Alfonso, tracción del achuchón- componen el armazón del tranvía. Bocina, catenaria, faros, matrícula y algunos detalles que no quieren confesar son el remate a un disfraz en el que un grupo de amigos han puesto gran parte de su tiempo libre y mucha ilusión.
La oferta de trabajo: Como no sólo de ilusión vive el tranvía, Pepe y Alfonso piden ayuda para que los jiennenses que van a correr la San Antón les acompañen y les echen una mano. Al menos dos horas de trabajo remuneradas con rosetas, vino y muchas risas. Esta es la oferta de empleo de estos dos amigos que el próximo sábado le darán un empujón al tranvía, desde su primera parada en la salida de la Carrera de San Antón, hasta el final del trayecto y punto final del sueño de estos amigos, la hoguera donde acabará este tranvía.
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