RAFAEL VALERA
Domingo, 28 de junio 2015, 00:28
Tocó el turno de rememorar la historia ferial de la Peña Flamenca de Jaén hablando de las grandes noches de la Caseta 'Tres Morillas' durante la década de los años setenta en la Feria de San Lucas. Efemérides donde triunfaron artistas de gran talla como la Familia Montoya, el patriarca Farruco con sus hijos, Rafael Romero 'El Gallina', Terremoto de Jerez y Manuel Moreno 'El Morao', Fernanda de Utrera, Rosario López, Beni de Cádiz, El Turronero, Carlos Cruz, Antonio Fernández Díaz 'Fosforito', Carmen Linares, Enrique Morente, Antonio Núñez Montoya 'Chocolate', La Paquera de Jerez, Pepe Polluelas, Juan Peña 'El Lebrijano', Manuel de los Santos 'Agujetas de Jerez', Juan Manuel Rodríguez Sarabia 'Chano Lobato', José Menese, Paco Toronjo, Juan el de la Malena, Niño Maeras, Joselín Aguilar, etc., en cuanto al cante; y guitarristas de fama como Pedro Bacán, Juan Carmona 'Habichuela', Perico el del Lunar hijo, Manolo Domínguez 'l Rubio', Paquito Cruz, Ricardo Miño, o Pepe Moreno Justicia 'Pepe Justicia', entre otros.
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El complemento cantaor lo expuso la roteña Manuela Cordero y su guitarrista oficial, el mairenero Antonio Carrión, ofertando al principio cantes mineros en los que la cantaora evidenció el conocimiento de la taranta linarense con algunos matices levantinos de La Unión y Cartagena, para seguidamente enlazar con la prestante taranta de 'El Tonto de Linares', de trayectoria flamenca en las voces de Manuel Vallejo, Rafael Romero o Antonio Mairena. En los posteriores tangos desarrolló ciertas veleidades cupleteras con inclinaciones hacia Enrique Morente con carencia de ecos flamencos, para recuperar lo jondo en sus recuerdos de los localismos sevillanos. En el cante por marianas estableció la impronta que Menese acrisoló de los matices de Bernardo el de los Lobitos, y centrándose en el personalismo del segundo para recuperar la cadencia melismática del prestante cantaor de Alcalá de Guadaíra.
Afianzada ya en el pellizco y el eco artístico, desarrolló soleares de Joaquín el de la Paula con marcada compás, derivar después al jerezano Curro Frijones, sustentar la enjundia de Fernanda de Utrera, subir a la Triana del Zurraque y rematar por el gaditano Paquirri el Guanté. Las cantiñas-alegrías las centró al comienzo en Cádiz con evocaciones de Pericón y Manolo Vargas, para seguidamente subir a Utrera con resonancias de 'El Pinini', rendir homenaje al desaparecido Curro de Utrera por las de Córdoba, y retornar finalmente a los aires gaditanos. Su prestancia cantaora la reitero una vez más por siguiriyas con pellizco, quejío y enjundia flamenca por la considerada de Antonio Mairena después de probarse el tono cantaor, ajustándose seguidamente en la del jerezano Tío José de Paula con influencias de 'La Piriñaca', abundar en la prestancia de Diego el Marrurro, y rematar con el cambio de Manuel Torre. Otro aire le imprimió a las bulerías con cuplés flamencos y ciertos sones utreranos comerciales con recuerdos de Bambino, cogiendo prestancia por Jerez, volver a la Utrera de 'El Turronero' con buen compás, para rematar con bolero por el estilo y reminiscencias de Chano Lobato.
Antonio Carrión renovó su prestante calidad en nuestra tierra, con un acompañamiento especialmente subordinado a las exigencias de la cantaora, especificando a la vez su gran profesionalidad, su autodidacta frescura, su virtuosa simpleza, la capacidad de improvisación con personales falsetas, y el acrisolado recuerdo de las escuelas más señeras para acompañar al cante.
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