Encierro en el extranjero con la mirada puesta en Jaén
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Decenas de alumnos de la Universidad de Jaén están pasando la cuarentena lejos de sus familias y sin saber cuándo podrán regresar a sus hogares tras esta experienciaJesús Mudarra
Jaén
Viernes, 24 de abril 2020, 01:09
La incertidumbre está siendo la nota común de una cuarentena que afecta todos pero esta se agrava cuando uno se encuentra a miles de kilómetros de su hogar y cursando un año de su carrera en otro idioma. Es lo que desprenden las decenas de alumnos jienenses a los que el Covid-19 les ha pillado haciendo un año de Erasmus en distintos países europeos y por unos motivos u otros regresaron a sus casas.
En el caso de Almudena Higueras, una chica de 21 años de Los Villares, no se vino porque no se imaginaba lo grave que iba a ser la situación y «ahora es muy difícil volver a España, solo se puede en un ferry que te deja en Barcelona y tiene un precio muy elevado». Añade a esto el temor de contraer el virus durante el viaje y contagiárselo a su familia al llegar a casa.
Ella estudia Relaciones Laborales y Recursos Humanos en Sassari (Cerdeña, Italia) y está matando el tiempo tirando de deporte, series, videollamadas y estudiando, aunque nada impide que esté llevado «regular» el no estar junto a su familia y amigos. «Los echo mucho de menos. Hablo casi todos los días por videollamada con ellos», afirma.
Cuenta que los medios de comunicación no hablan mucho de la situación en España aunque, según sus sensaciones, los habitantes de Cerdeña opinan que la situación en nuestro país es peor que la que viven en la isla. Por culpa del virus, tanto Almudena como la mayoría de los Erasmus se han perdido planes que tenían programados para este final de curso aunque, lo primero que hará ella cuando termine el confinamiento será «abrazar a la gente que quiero y no puedo ver».
Coincide en que lo primero que hará será ver a su «novio, abuelas y familia» Raquel Cruz Vázquez estudiante de Enfermería de Villanueva de la Reina, que comparte piso con Almudena en Sassari y, al igual que en ella, pensó en un principio que esta situación no llegaría tan lejos. Cuenta además que con el paso de los días el cine y el deporte han dejado de cumplir su función y el encierro se hace más duro.
«Al principio lo llevaba bien pero poco a poco se me hace más difícil el estar lejos de mi gente, tanto tiempo sin verlos y en esta situación... es complicado. Suelo hablar casi todos los días con ellos lo que me ayuda a llevarlo todo mejor. Están preocupados pero entienden que ha sido la mejor opción», explica.
Comparte la preocupación de sus padres a la inversa y asegura que se mantiene informada a través de las noticias que le llegan a través de Internet. «Creo que falta concienciación por parte de los españoles a la hora de cumplir con las medidas que el gobierno ha decidido adoptar. Aquí observo que la gente está más concienciada y que se lo toma más enserio. Cuando salgo a comprar todo el mundo va con mascarilla y guantes y respeta la distancia», argumenta Raquel sobre lo que está viviendo allí.
El virus le ha arrebatado viajes a media Europa y también la visita de su familia y su novio a su ciudad. Algo similar le ha ocurrido a David Redecillas que promete que cuando todo esto pase hará los viajes que no ha podido por el confinamiento. A sus 21 está haciendo un año de Ingeniería de Organización Industrial en Kortrijk (Bélgica) y no se volvió para no poner en riesgo a su familia, decisión que sus padres no comparten pero respetan.
Está pasando el confinamiento junto a sus 30 compañeros de residencia por lo que distracción no le falta aunque confiesa que está preocupado por la situación en Jaén. «Me resulta difícil por no saber ciertamente lo que esta pasado en mi ciudad, pero bueno aquí somos una familia y no nos esta resultando complicado llevar esta situación», adjunta. Bélgica está siendo uno de los países europeos más golpeados por el virus y David cuenta así la sensación que se vive allí: «La gente está un poco pesimista viendo que es el país con mas infectados por habitante, pero confían en que las medidas tomadas tengan efecto».
Apostilla también que habla a diario con su familia y que verlos será lo primero que haga en cuanto termine la cuarentena.
Miguel Gregorio Montávez (23 años y de Jódar) es otro ejemplo de las ganas de que acabe esta situación. Estudia Relaciones Laborales y Recursos Humanos en Bari (Italia), una ciudad en la que «hay pocos casos y la gente es optimista e implicada con el confinamiento». De hecho se quedó allí porque consideraba que la situación en España era peor, lo que también le preocupa, y por el alto coste de los vuelos y la poca seguridad que había en los mismos.
Un problema en común que se están encontrando todos ellos es que están viviendo la incertidumbre de no saber cuáles serán sus nuevos sistemas de evaluación pero además sufriendo falta de información tanto de las universidades como de la Universidad de Jaén. «Académicamente me está resultando un poco más difícil, en el tema de que los exámenes sean orales y por vía telemática. La Universidad de Jaén tampoco se ha preocupado por los estudiantes que decidimos quedarnos aquí, y los profesores tampoco no nos han ayudado mucho comprendiendo nuestra situación y no nos han dado ninguna facilidad para seguir cursando algunas asignaturas en nuestra universidad de origen, todo lo contrario», aclara Miguel.
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